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Cuidados del bebé

¿Cuáles son las causas de los ataques de nervios mientras duerme un recién nacido?

Qué son las contracciones mioclónicas del bebé mientras duerme

Pequeños espasmos que tienen causas específicas pero que según la ciencia, son benignas

Sueño ligero del recién nacido: ¿por qué se despierta tan fácilmente?

¿Cuáles son las causas de los ataques de nervios mientras duerme un recién nacido?. El sueño de un recién nacido es un enigma que desconcierta a muchos padres. No sólo  por los múltiples despertares y la irregularidad en la duración del sueño, sino también por las reacciones del bebé mientras duerme. En algunas ocasiones, los padres pueden notar movimientos repentinos, como sacudidas nerviosas, que pueden causar preocupación. Estos espasmos, aunque inesperados, son un fenómeno conocido que ha despertado el interés de la ciencia. Este tipo de movimientos, catalogados como contracciones mioclónicas, han sido ampliamente estudiados y se consideran parte del desarrollo natural del bebé durante sus primeras etapas de vida.

El mioclono se refiere a movimientos rápidos, involuntarios y repetidos de los músculos que pueden presentarse en dos formas: mioclono positivo y mioclono negativo. El primero se caracteriza por una contracción súbita, mientras que el segundo ocurre debido a la relajación de los músculos. En los recién nacidos, estos espasmos pueden afectar diversas partes del cuerpo, como brazos, piernas y torso, manifestándose de manera sincrónica o asincrónica. A pesar de su aspecto alarmante, los estudios confirman que estas sacudidas son benignas y forman parte del mioclono del sueño neonatal, un fenómeno que tiende a desaparecer a medida que el niño crece, particularmente en el primer año de vida. Sin embargo, los padres suelen preguntarse ssi estas sacudidas están relacionadas con los sueños del bebé, pero la realidad parece ser diferente. Los estudios indican que estos movimientos nerviosos son el resultado del desarrollo del sistema motor del recién nacido. Es decir, el cuerpo del bebé está aprendiendo a coordinar sus músculos y movimientos mientras duerme. Este proceso forma parte del crecimiento y la maduración neurológica del niño, lo cual explica por qué las sacudidas tienden a disminuir con el tiempo, conforme el pequeño va adquiriendo nuevas habilidades motoras.

Ataques de nervios mientras duerme un recién nacido

Los ataques de nervios que se observan mientras el recién nacido duerme están estrechamente ligados a su desarrollo neurológico. Durante los primeros meses de vida, el sistema sensoriomotor del bebé se encuentra en pleno desarrollo, lo que provoca que los músculos y el sistema nervioso interactúen constantemente. Esta interacción es esencial para el aprendizaje y la coordinación de los movimientos que el bebé comenzará a realizar de forma consciente al estar despierto. Por ejemplo, se ha observado una relación entre las sacudidas del cuello durante el sueño y la capacidad del bebé para mantener la cabeza erguida cuando está despierto. Así, las contracciones que ocurren durante el sueño podrían estar preparando el cuerpo del recién nacido para nuevas habilidades motoras.

En este contexto, es importante que los padres reconozcan estos movimientos como parte del proceso natural de crecimiento. Las sacudidas, aunque bruscas, forman parte de la sincronización de las estructuras motoras del organismo y del fortalecimiento de las conexiones neuronales. Por tanto, no deben interpretarse como signos de una anomalía neurológica. Estos espasmos contribuyen a la formación de los circuitos neurológicos que el bebé necesitará para moverse y realizar acciones básicas como agarrar objetos o mantener el equilibrio.

Diferencias entre mioclonías benignas y trastornos neurológicos

Es esencial que los padres aprendan a diferenciar las sacudidas benignas del sueño de los recién nacidos de otras afecciones más graves que podrían requerir atención médica. En las mioclonías benignas del sueño neonatal, los movimientos ocurren exclusivamente durante el sueño y desaparecen por completo cuando el bebé está despierto. Además, estos episodios no afectan negativamente el desarrollo del niño ni provocan irritabilidad durante el día. No obstante, si los padres notan que las sacudidas ocurren también mientras el bebé está despierto, o si los movimientos son más intensos o irregulares, podría tratarse de otra afección más seria, como espasmos infantiles o epilepsia.

Espasmos infantiles del bebé

Los espasmos infantiles, por ejemplo, son una condición que puede aparecer en bebés y están relacionados con una alteración del sistema nervioso. A diferencia de las mioclonías benignas, estos espasmos ocurren principalmente durante el día y pueden ir acompañados de otros síntomas, como cambios en la respiración, ritmo cardíaco, o incluso alteraciones en el color de la piel del bebé. Si bien estas condiciones son mucho menos frecuentes que las mioclonías benignas, es fundamental que los padres estén atentos a cualquier señal que pudiera sugerir la presencia de un problema mayor y, en ese caso, consulten con un médico.

¿Qué hacer ante el sueño inquieto de un recién nacido?

Para muchos padres, el sueño inquieto de un recién nacido puede ser motivo de angustia, pero la realidad es que la mayoría de estos episodios son completamente normales y no requieren tratamiento médico. De hecho, la mejor recomendación es observar al bebé y asegurarse de que el ambiente donde duerme sea seguro. Por ejemplo, es aconsejable garantizar que la cuna o el lugar de descanso esté libre de objetos que puedan representar un peligro si el bebé se mueve repentinamente. También es importante evitar que las sacudidas interfieran con el descanso del pequeño.

En cualquier caso, si los padres tienen dudas o inquietudes sobre el comportamiento de su bebé durante el sueño, siempre es recomendable consultar con un pediatra. Un especialista podrá ofrecer una valoración adecuada y, si es necesario, realizar las pruebas correspondientes para descartar otras condiciones. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, las mioclonías del sueño son transitorias y no afectan el desarrollo del niño, por lo que no debe ser motivo de preocupación.