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La UIB critica la LOMLOE y teme que los nuevos universitarios no tengan el nivel suficiente

El decano de la Facultad de Ciencias y la directiva de la Escuela Politécnica Superior envían una carta a Martí March expresando su preocupación

Advierten de que la nueva modalidad de bachillerato planteada por la Ley Celaá carece de contenidos para abordar los grados científicos y tecnológicos

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En una carta remitida en febrero de este mismo año a la Conselleria de Educación de Martí March, el decano de la Facultad de Ciencias y la directiva de la Escuela Politécnica Superior expresan su preocupación por los efectos que la LOMLOE pueda tener en la adquisición por parte de los alumnos de los «saberes, capacidades y competencias básicas» propios de las asignaturas del ámbito STEM, término anglófono que agrupa a científicos, tecnólogos, ingenieros y matemáticos.

El escrito empieza recordando que la universidad es el último escalón del sistema educativo de un país y que, por lo tanto, el sistema educativo en su conjunto tiene que diseñarse para facilitar la transición entre la educación secundaria y la educación superior. Desde su punto de vista, la conocida como Ley Celaá debería haber contado con una mayor participación de la universidad puesto que un sistema educativo es un engranaje entre todos los niveles que lo forman (primaria, ESO, bachillerato, ciclos formativos y educación superior).

Acto seguido, la carta pasa a enumerar seis críticas de calado tanto al planteamiento de la LOMLOE como al modo en que se ha aplicado en Baleares. Cabe recordar que el todavía conseller de Educación, Martí March, siempre se ha mostrado como un firme defensor de la LOMLOE pese a la lluvia de críticas recibidas por el modo en que se ha implantado en las Islas, sobre todo en lo concerniente a la instauración de un sistema de evaluación que, además de su difícil comprensión para las familias, engorda sobremanera la burocracia a la que tiene que hacer frente el profesorado.

La primera crítica apunta a dos de las nuevas filosofías pedagógicas subyacentes en la Ley Celaá como son la adquisición de competencias y el aprendizaje a través de las llamadas situaciones de aprendizaje. Para los científicos y tecnólogos de la UIB, se trata de objetivos ambiciosos que requieren de una mayor dedicación por parte de maestros y estudiantes y de un tipo de aprendizaje mucho más longevo, así como de un dominio profundo de los contenidos que hay que usar, algo que, a su juicio, hace que la aplicación práctica de estas pedagogías sea prácticamente imposible a la vista de la reducción de las horas de las disciplinas STEM en la educación secundaria y bachillerato. Para la UIB, «la consecuencia inevitable es una reducción de contenidos y saberes que puede ser muy significativa en los estudios de bachillerato, con las consecuencias que se derivarán de ello cuando los alumnos accedan al primer curso de grado».

La segunda crítica apunta a la inadecuación de la enseñanza basada en situaciones de aprendizaje para la adquisición de los saberes básicos de disciplinas instrumentales como las Matemáticas, la Física y la Química, cuyos saberes «requieren, por su dificultad intrínseca, un entrenamiento intensivo». «Sin el dominio de estos saberes básicos resulta incoherente que el alumnado los use satisfactoriamente para resolver diferentes situaciones de aprendizaje y, en cualquier caso, dificulta su transición a los estudios universitarios de grado».

Por si fuera poco, en el caso particular de las Matemáticas, continúan las directivas de la Facultad de Ciencias y de la Escuela Politécnica Superior en su misiva, sus conocimientos son imprescindibles e instrumentales para otras ciencias, las tecnologías y las ingenierías que los utilizan para crear contenidos derivados. Los contenidos básicos en Matemáticas «no pueden ser adquiridos exclusivamente en una situación de aprendizaje específica sino que requieren otros mecanismos de aprendizaje», concluyen.

Una metodología que no es útil en bachilletato

En tercer lugar, la UIB critica abiertamente y sin contemplaciones el sistema de evaluación de la LOMLOE basado en criterios y no en las tradicionales notas. Las pruebas escritas (los exámenes) «permiten objetivar e individualizar las calificaciones, establecer una temporalización clara de los contenidos de las materias y constituyen un entrenamiento para situaciones que el estudiante se encontrará tanto en la vida universitaria como profesional», apuntan desde la UIB.

«El nuevo sistema de evaluación basado en criterios resulta de difícil aplicación y justificación por parte del profesorado y de difícil comprensión por parte de las familias. Esta metodología puede ser útil en primaria, incluso en secundaria obligatoria, pero se generan dudas razonables sobre su eficiencia en un bachillerato, nivel que no es obligatorio y que tiene unos objetivos completamente distintos de las etapas educativas previas», aseguran las directivas de la EPS y la facultad de Ciencias en su carta dirigida a Martí March.

En cuarto lugar, la UIB cree que reformas tan profundas como las que plantea la LOMLOE precisan de medios materiales y humanos suficientes para alcanzar el éxito. Y avisa de que si no se inyectan los medios necesarios, «el riesgo que corremos es que el profesorado de secundaria y bachillerato se vea abocado a una situación que puede llegar a ser insostenible, con consecuencias negativas para el sistema educativo y su calida».

En su quinta crítica, la UIB reconoce que filosofías pedagógicas como el aprendizaje por competencias y las situaciones de aprendizaje encajarían en principio con la importancia que tienen las actividades experimentales y de laboratorio para las materias STEM. Sin embargo, «la situación real y actual es que muchos centros educativos han reconvertido los laboratorios en espacios docentes dedicados a otras actividades y aquellos centros que han podido mantenerlos tienen unos equipos muy pobres. La planificación de actividades de laboratorio implica también una modificación en la gestión de los equipos directivos», aseguran desde la UIB.

«Además, prosiguen, la planificación de actividades de laboratorio implica también modificar la gestión de los equipos directivos. Si la situación es complicada en ESO y bachillerato, en el caso de primaria es completamente inalcanzable. No se dispone de espacios para actividades relacionadas con el ámbito STEM y es necesaria una formación específica para el profesorado de primaria». Hay que añadir, además, las enormes dificultades de la Conselleria de educación para encontrar profesores con un perfil STEM, como son matemáticos, físicos, químicos o ingenieros.

Critican las pruebas de selectividad

En sexto lugar, critican abiertamente las pruebas de selectividad que organiza la propia UIB, que permiten que un estudiante pueda sacar un 10 en la prueba de Matemáticas habiendo asimilado solo la mitad de las competencias que en principio ha adquirido en Bachillerato. «Las pruebas de acceso a la Universidad deben diseñarse de modo que, como marca la ley, sean adecuadas a las competencias del bachillerato y permitan una evaluación justa de todas estas competencias», concluyen. Los científicos y tecnólogos advierten de la trampa de orientar el segundo curso de bachillerato a sólo superar la selectividad.

Y vuelven a la carga contra la LOMLOE, señalando que «los borradores sobre las nuevas pruebas de acceso a la Universidad no incitan a pensar en una mejora» y avisan de que la nueva modalidad de bachillerato planteada por la nueva ley, el llamado bachillerato general y desde el que se podrá tener acceso a grados universitarios como Física, Matemática y diversos grados de Ingeniería, carece de contenidos STEM suficientes para cursar estos grados con provecho.

Por consiguiente, los científicos e ingenieros de la UIB alertan de que «la situación puede ser peor que la actual y podrán acceder a los estudios del ámbito STEM estudiantes con buenas notas de bachillerato y de las pruebas de acceso, pero que no hayan cursado asignaturas que después serán de vital importancia para los grados, con el lógico incremento de las tasas de abandono en primer curso de estos grados».

Por último, el descarnado diagnóstico de la UIB sobre la aplicación de la LOMLOE por parte de Martí March recuerda que dicha aplicación ha supuesto una importante reducción de horas de presencialidad dedicadas a las asignaturas del ámbito STEM: Matemáticas, Física, Química, Biología, Dibujo Técnico y Tecnología. «Creemos que esta reducción de presencialidad implicará también una reducción de los conocimientos y las competencias adquiridas», aseguran en la carta.

«De hecho, desde el curso 2020, este tipo de carencias ya han sido detectadas por el profesorado de los primeros cursos de los estudios de grado de la Facultad de Ciencias y de la Escuela Politécnica Superior. El sistema diseñado para estas pruebas durante la pandemia de COVID-19 permite que estudiantes que no han adquirido los saberes básicos de las materias STEM obtengan calificaciones elevadas y accedan a nuestros grados con carencias graves», concluye la carta conjunta de las directivas de la EPS y la Facultad de Ciencias.

Ya por último la carta sugiere una serie de propuestas para arreglar el desaguisado. En primer lugar, crear de manera urgente los mecanismos necesarios para coordinar, entre las enseñanzas secundaria y universitaria, los saberes básicos que tienen que garantizarse en secundaria y bachillerato para facilitar el acceso del alumnado a las carreras de ciencias y tecnología. En segundo lugar, tener en cuenta la opinión de las universidades en el diseño de las pruebas de acceso a la Universidad, tanto por parte del Ministerio como de las comunidades autónomas. Y en tercer lugar, revisar las decisiones autonómicas que tienen que ver con la aplicación de la LOMLOE en lo que hace referencia a los recursos disponibles y al número de horas de clase de las asignaturas STEM.