Sucesos
CAPTADA POR UNA SECTA

Anna Marín, la joven captada por una secta: «Si no retiráis la denuncia, no podré encontrar trabajo»

«Si no quitáis la denuncia, tendré problemas para encontrar trabajo y alquilar una vivienda». Son los últimos mensajes que Anna Marín, la joven captada por una secta, ha enviado a su familia desde Perú. Sin ninguna empatía, con frialdad y con un lenguaje propio de las víctimas de las sectas, según su familia, la joven ha pedido perdón por huir a Perú sin comunicárselo a sus allegados y les ha instado a quitar la denuncia por desaparición.

«La denuncia que habéis puesto me acarrea problemas con las dos personas con las que vivo», ha insistido Anna en los menajes que ha intercambiado con su familia a través de la aplicación WhatsApp. La joven se refiere a la denuncia que interpuso su familia el pasado 5 de septiembre, después de que fuera captada por una secta.

«Ella también nos pide perdón y dice que siente haberse marchado de esta manera, pero son mensajes sin emociones, mantiene un tono muy frío con expresiones latinoamericanas que no ha podido adquirir en unos días, lleva tiempo en contacto con esta gente», puntualiza su hermano David con quien este diario ha podido conversar.

Con el término «esta gente», el hermano de Anna Marín se refiere a la presunta secta que ha captado supuestamente a su hermana y la ha convencido para que dejara todo para marcharse a Perú.

«Ella se expresa en los términos propios de los captados por las sectas y previamente ha recorrido el mismo camino que otras víctimas de esos grupos», añade Joaquín Amills de SOSDesaparecidos, la asociación que respalda con fuerza a la familia de Anna.

Fuentes del caso sostienen que Anna se encuentra en buen estado físico, pero temen que esté manipulada. Pese a que la Sección de Desparecidos de la Unidad de Delitos Violentos (UDEV) de la Policía Nacional, se ha ocupado de localizar en Perú y empujarla a comparecer ante el consulado de España en Lima, la familia de Anna continúa angustiada por su situación. Saben que comparte piso con otras dos personas en algún lugar de Lima o alrededores, al menos hasta hoy, y son conscientes de que esa situación puede cambiar en cualquier momento.

Se refieren a los antecedentes de la última joven española captada por una secta peruana, Patricia Aguilar. El camino que han seguido ambas es idéntico. Las dos se fueron separando de sus amistades y se aislaron de sus familias, huyendo a Perú. También las dos fueron localizadas en Lima y ambas comparecieron ante el mismo funcionario del consulado español manifestando que se encontraban en buen estado y residían en Perú por voluntad propia.

Patricia desapareció poco después y fue rescatada meses después por la Policía de Perú, en medio de la selva peruana viviendo en condiciones insalubres y con un bebé fruto de su relación con el líder de la secta. La familia de Anna Marín teme que su hija, igual que Patricia, termine cortando el contacto por mensajería y desaparezca sin dejar rastro.