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¿Qué santos se celebran hoy, miércoles 18 de junio de 2025?

Marcos y Marceliano destacan entre los santos que hoy se celebran

¿Qué santos se celebran hoy, miércoles 18 de junio de 2025? Cada día del calendario de la Iglesia Católica se recuerda a varios santos y este no es una excepción. En esta ocasión destaca la figura de obispos que reformaron la Iglesia desde dentro y de místicas que, en la soledad de los conventos, dijeron haber dialogado con lo divino. Santos que han dejado huella en la espiritualidad de Europa y cuya memoria aún hoy resuena entre creyentes y estudiosos.

Entre los santos que hoy se celebran, tenemos que mencionar a San Marcos y Marceliano, mártires que dieron su vida en los primeros siglos del cristianismo. También se recuerda a Gregorio Barbarigo, cardenal veneciano que reformó la enseñanza religiosa y dedicó su vida a la caridad. Y entre los muros de un antiguo monasterio alemán se venera la figura de Isabel de Schönau, una mística cuya vida fue tan intensa como enigmática. De ellos te explicamos ahora su vida al detalle, además de enumeraros al resto de santos que se celebran en este día.

Santos Marcos y Marceliano

Los hermanos Marcos y Marceliano, también conocidos como Marcus et Marcellianus, son dos mártires del siglo III cuya historia ha sobrevivido gracias a la tradición oral, los antiguos martirologios y los relatos legendarios que acompañaron sus vidas. Aunque la información oficial sobre ellos es escasa (sabemos con certeza que fueron enterrados el 18 de junio en las catacumbas de la Vía Ardeatina), la devoción popular los ha convertido en figuras de la resistencia cristiana durante las persecuciones del emperador Diocleciano.

Según la leyenda, eran gemelos, miembros de una familia romana noble, y sirvieron como diáconos en la Iglesia primitiva. Al negarse a renunciar a su fe y a sacrificar a los dioses del imperio, fueron arrestados. La presión familiar no fue poca: sus propios padres intentaron convencerlos de abandonar el cristianismo. Sin embargo, fue san Sebastián quien los animó a mantenerse firmes. La historia se enriquece aún más cuando se cuenta cómo Sebastián también convirtió a Tranquilino y Marcia (los padres), a otros funcionarios romanos, e incluso a la esposa de uno de ellos, Zoé, que según la tradición recobró el habla tras seis años de silencio como señal de su conversión.

Los dos hermanos fueron escondidos por el cristiano Cástulo, pero traicionados por un tal Torcuato. Finalmente, fueron martirizados de forma cruel: atados boca abajo a pilares, con los pies clavados, y atravesados por lanzas tras un día entero de tortura. Sus restos descansaron durante siglos en las catacumbas, y en el siglo IX fueron trasladados a la iglesia de Santi Cosma e Damiano, donde aún se veneran. En la ciudad española de Badajoz, son recordados con especial fervor: tras un milagroso suceso en el que se evitó la explosión de un almacén de pólvora, se les reconoció como intercesores celestiales, ganándose el nombre de Santos del Almacén y el título de patronos secundarios de la archidiócesis de Mérida-Badajoz.

Gregorio Barbarigo

San Gregorio Barbarigo, nacido en Venecia en 1625, fue mucho más que un alto prelado de la Iglesia católica: fue un reformador incansable, un promotor de la educación, y un ejemplo de humildad y servicio pastoral. Procedente de una noble familia veneciana, su vida dio un giro cuando acompañó al embajador de Venecia al Congreso de Münster, donde conoció al futuro papa Alejandro VII. Aquel encuentro sería decisivo: Gregorio abandonó la carrera diplomática para consagrarse al sacerdocio, convencido de que la reforma de la Iglesia debía empezar por el interior.

Ordenado en 1655, pronto fue nombrado obispo de Bérgamo y, posteriormente, de Padua. Como obispo, renunció a los lujos, vivió con sobriedad y priorizó la cercanía con su pueblo. Rechazó los fastos de su recepción episcopal y dedicó esos fondos a los más pobres. Visitaba parroquias, dormía en casas humildes y cenaba con sus feligreses. Se volcó especialmente en la formación de sacerdotes, reforzando los seminarios y promoviendo el estudio de las lenguas orientales para preparar misioneros y fortalecer la unidad con la Iglesia griega.

Barbarigo también fue un gran mecenas del conocimiento. En Padua fundó una biblioteca, una escuela políglota y numerosas escuelas populares que elevaron el nivel educativo del clero y del pueblo. Durante una terrible peste en Roma, se implicó personalmente en la atención a los enfermos. No solo organizó la ayuda, sino que estuvo en primera línea, ayudando a miles de personas.

Murió en 1697 y fue canonizado en 1960. Hoy su cuerpo reposa en la catedral de Padua, donde aún se honra su memoria como la de un hombre sabio, humilde y profundamente comprometido con el Evangelio. Su vida sigue inspirando a quienes creen que la Iglesia debe estar al servicio de todos, especialmente de los más necesitados.

Isabel de Schönau

Aunque Isabel de Schönau no fue formalmente canonizada, su nombre figura en el Martirologio romano desde 1584 y su vida ha dejado una huella profunda en la espiritualidad medieval. Nacida en torno a 1129 en una familia noble de la región del Rin, ingresó muy joven al monasterio benedictino de Schönau, donde pasó la mayor parte de su vida. Desde niña mostró una inclinación mística, pero también un carácter fuerte y una profunda entrega al ideal monástico.

Entre 1147 y 1152 sufrió intensas dolencias físicas y mentales, agravadas por su estricto ascetismo. Estas experiencias marcaron el inicio de una serie de visiones extáticas, en las que Isabel afirmaba ver a Cristo, a la Virgen y a diversos santos, quienes le transmitían mensajes para la Iglesia y el mundo. Acontecían durante la misa o los oficios, y ella las describía con un lenguaje vívido, que plasmó inicialmente en tablillas de cera. Su hermano Egberto, sacerdote y más tarde monje del mismo monasterio, fue quien recopiló y editó sus experiencias en tres Libros de Visiones.

Isabel falleció el 18 de junio de 1164. Aunque su tumba fue profanada durante las guerras del siglo XVII, su cráneo se conserva hoy en un relicario en la iglesia de St. Florin, donde se le sigue venerando. Su figura es un referente dentro del movimiento de mujeres visionarias que floreció en la Edad Media y que también incluye a figuras como Hildegarda de Bingen, con quien mantuvo correspondencia. Isabel ayudó a afianzar el papel de la mujer en la vida espiritual del cristianismo medieval, no desde el púlpito, sino desde la celda del convento y el poder de la palabra mística.

Otros santos que se celebran el 18 de junio

Junto a los mencionados, en este día se celebra también a estos otros santos: