DERECHO A LA INTIMIDAD

Diez meses de cárcel para dos parazzis por las fotos en ‘topless’ de Mariló Montero

Mariló Montero
Mariló Montero a su salida del juzgado en Barcelona (Foto: Europa Press).

La Audiencia de Barcelona ha condenado este jueves a los paparazzi Diego Arrabal y Gustavo González a diez meses de cárcel y 1.400 euros de multa por intentar lucrarse con las fotos que sacaron a la periodista y presentadora Mariló Montero en topless en un espacio privado en hotel durante sus vacaciones en 2015 en Bora Bora, una isla del Pacífico sur en la Polinesia Francesa. En la sentencia también se ha condenado a los dos paparazzi a diez meses de suspensión para el ejercicio de su actividad relacionada con la prensa, y ha dejado en manos de la vía civil una posible indemnización a la querellante.

La Audiencia ha subrayado que Mariló Montero -que pedía para ambos seis años de cárcel y una indemnización de 265.000 euros- organizó en ese momento sus vacaciones de Semana Santa de 2015 con el deseo «casi obsesivo» de buscar un destino turístico. Mariló Montero quería disfrutar de unos días de descanso en situación de «verdadera intimidad», tras el «seguimiento y acoso» que había sufrido en un viaje entonces reciente a las islas Maldivas.

Por este motivo, la periodista y presentadora entonces recurrió a una agencia de viajes, que le ayudara a elegir un destino alejado de los periodistas y fotógrafos. Por ello, Mariló Montero pensó en Bora Bora como destino adecuado, alejado de cualquier acoso periodístico. Para esto, decidió mantener su destino en secreto. Ni siquiera se lo comunicó a su familia. Tampoco a sus amigos. Sólo se le dijo a su acompañante cuando ya estaban en el aeropuerto.

La sección tercera de la Audiencia de Barcelona ha destacado en la sentencia que condena a Diego Arrabal y Gustavo González, que intentaron distribuir las imágenes sabiendo que vulneraban la intimidad de Mariló Montero. En este sentido, se les ha condenado por un delito de revelación de secretos al intentar vender unas fotografías de la periodista en topless -que no se llegaron a publicar-, cuando se encontraba en un espacio privado en su hotel durante sus vacaciones en la isla del Pacífico sur, anteriormente citada.

Montero y su amiga se alojaron el 29 de marzo de 2015 en un bungaló de un hotel. Tenían acceso a una playa privada para los huéspedes de este hotel. Estuvieron en la terraza frente al mar, convencidas de que se encontraban en un ámbito de intimidad propia del lugar, que en aquel momento era su domicilio temporal. Por ello, estaban en pijama, bikini y la periodista también en topless para tomar el sol.

La Audiencia ha reconocido que no se ha podido concretar cómo se obtuvieron las imágenes, aunque por el ángulo de visión y nitidez supone que se tuvieron que sacar con un teleobjetivo desde una embarcación o desde uno de los bungalós del mismo complejo hotelero, semisumergido en el mar frente a la playa.

Pese a que el tribunal ha destacado tener «fundadas sospechas» de que los acusados pudieron ser quienes encargaron la obtención de las fotografías -sin poderlo acreditar-, ha dado por hecho que sí intentaron venderlas, ya que ellos mismos lo han reconocido.

En este sentido, la sala ha apuntado que «no puede negarse» que ambos eran conscientes de la ilicitud de la obtención de las fotografías y que suponían una «clara vulneración» del derecho de la intimidad, ya que cualquier persona que las vea puede deducir que fueron obtenidas de forma subrepticia y afectando a la intimidad de ambas.

Con mayor razón deben ser conscientes de ello los acusados, razona la sentencia, ya que ambos son profesionales que se dedican a captar y comercializar imágenes «y que conocen por ello los límites legales de su actuación», pese a que en el juicio alegaron que creyeron que las imágenes no atentaban contra la intimidad porque fueron captadas en lo que consideraron que era un «lugar público» y se trataba de un «personaje público».

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