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¿Son beneficiosas para la salud las nuevas saunas de infrarrojos que se están imponiendo?

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Las modas van y vienen, pero lo cierto es que muchas de ellas, por no decir la mayoría, tienen tras de sí los movimientos de otras sociedades y que simplemente sofistican sus ya extendidos modelos. Este es el caso de las saunas que han emulado el concepto de salud que inspiró a la mayoría de las ciudades de la Antigua Roma, al albergar una o varias termas públicas, cuyo uso no era únicamente para la higiene, sino que también eran consideradas lugares de reunión y de actividades gimnásticas y lúdicas.

Más allá de inspiraciones históricas, han emergido con fuerza las nuevas y avanzadas saunas de infrarrojos que utilizan la luz para generar calor y con ello, la sudoración. En este caso, lo que se pretende es que las ondas de infrarrojos hagan el mismo efecto que el modelo convencional, que en su caso, utiliza calor para calentar el aire, y que a su vez calienta el cuerpo. Una sauna infrarroja calienta el cuerpo directamente sin calentar el aire a tu alrededor, como explican en clínicas Mayo.

Pero realmente, ¿son beneficiosas para la salud? En principio habría que hablar de las saunas convencionales de calor o incluso los baños turcos, donde la humedad también hace que sudemos. En estos casos, los estudios han evidenciado que son óptimas para la recuperación muscular, el alivio del dolor, la salud del corazón, el antienvejecimiento y la supuesta desintoxicación, al hacer de purgador de viejas células. No cabe duda que mejoran el flujo sanguíneo y son efectivas para la relajación, lo que tiene una gran cantidad de resultados positivos para la salud en sí mismo.

En cuanto a las nuevas saunas de infrarrojos, aún no existen muestras suficientes como para afirmar o negar su utilidad. En ningún caso se ha afirmado que sean perjudiciales, aún. En principio, y como asegura el Dr. Brent Bauer, no hay por qué dudar de su beneficio, como con el caso de las saunas de calor.

Si parece probado que activan el flujo sanguíneo al aumentar la frecuencia cardíaca y a la vez también nos llevan a un momento de relajación, pero que se consiga una efectiva desintoxicación para la eliminación de toxicidad de nuestro cuerpo con la sudoración, es bien distinto. Los procesos corporales resultan más complejos que todo ello, como para deshacerse de toxinas simplemente porque exista una sudoración por calor. Lo cierto es que este tipo de actividad puede resultar más económica y su implantación llevará a estudiar si tienen realmente los mismos efectos que las saunas convencionales.

¿Qué es el calor infrarrojo?

Desde un punto de vista físico, el calor infrarrojo es aquel que se transmite por la radiación de las ondas que están a la izquierda de la luz visible (Infrarrojos) en el espectro electromagnético (entre 800 nm y 1.000 µm). Por otra parte, la diferencia adicional más notoria entre las saunas de infrarrojos y las saunas de vapor es que las saunas de infrarrojos son algo más prácticas a la hora de adaptarse a un uso doméstico. El consumo energético de este tipo de sauna es muy bajo.

¿Cuántas veces se aconseja su uso?

En este caso, y una vez más no hay datos que puedan cercar con unanimidad el número de veces que se aconseja su uso. Los médicos, en general, no se ponen de acuerdo con este tipo de datos, aunque la media indica que no se debe sobrepasar los 15 minutos tres veces por semana. Así, al acelerar el metabolismo y quemar energía con su práctica, es recomendable el aporte de glucosa para evitar mareos y máxime si se ha efectuado previamente ejercicio físico. Una ducha de agua fría para cerrar los poros y beber agua, cerrará el ciclo utilizado con las saunas.