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Bisfenol A, el tóxico químico existente en un 60% de los productos para niños

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El director de Hogar si Tóxicos, Carlos de Prada, ha denunciado que el 60% de productos para niños podrían contener o liberar bisfenol tóxico, como se precisa en un informe de la Comunidad Europea. Así, ha esgrimido que la ciencia acaba demostrando que muchas sustancias causan efectos negativos. Por ello, razona De Prada, «que urge que las autoridades de la UE reformen la normativa para que se puedan prohibir de golpe grupos enteros de sustancias que se sabe que pueden entrañar riesgos, como sucede con muchos bisfenoles».

El bisfenol A es una sustancia química industrial que se encuentra en plásticos de policarbonato y resinas epoxídicas desde los años 50. Los plásticos de policarbonato se utilizan a menudo en recipientes que almacenan alimentos y bebidas, como botellas de agua. También es posible que se usen en otros bienes de consumo.

Algunas investigaciones han demostrado que esta sustancia puede filtrarse en los alimentos o las bebidas de los envases que se fabrican con este material. Para las autoridades sanitarias, esta exposición es una preocupación debido a los posibles efectos sobre la salud del cerebro y la próstata de fetos, bebés y niños.

Varias organizaciones de consumidores europeas indica que el 60% de los productos testados para niños podrían contener o liberar al menos un bisfenol, aunque también dos o más en algunos casos, incluidos bisfenol A (BPA), bisfenol F (BPF) y bisfenol S (BPS).

El informe se ha llevado a cabo en siete países de la UE, y sobre una muestra de 121 productos, e indica que estos productos podrían contener bisfenoles, que pueden causar alteraciones hormonales. Entre estos productos figuran textiles para bebés y zapatos de cuero, juguetes para la dentición, tazas para sorber, biberones, pantuflas para bebés, calcetines para niños, y mantas para bebés y gafas de sol infantiles.

Los investigadores indican que se trata de productos que entran en estrecho contacto con la piel de los niños y que suelen llevarse a la boca. En la mayoría de los productos, los bisfenoles contenidos o liberados por los mismos se consideran especialmente problemáticos para los niños.

Por este motivo, se ha solicitado al Ministerio de Consumo que se impulse la realización de análisis en una serie de productos infantiles para conocer el posible grado de exposición de los niños españoles a bisfenoles problemáticos, sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal de las personas, y en mayor medida de la población infantil.

Según el director de Hogar sin tóxicos, Carlos de Prada, «es lamentable que nos enteremos de estas cosas por lo que publican organizaciones de la sociedad civil y no a través de las autoridades, que son las que deberían vigilar, controlar e informar sobre este tipo de riesgos para la salud, tanto si se trata de sustancias reguladas como si no».

La organización reprocha que los controles oficiales actuales sean «pocos y enormemente insuficientes, ya que suelen ceñirse a un número limitado de productos y se buscan solo unas cuantas sustancias tóxicas concretas, básicamente aquellas sobre las que se han dictado algunas normas legales de prohibición o restricción, y no otras, cuando es sabido que un muy alto porcentaje de las sustancias que la comunidad científica ha identificado como peligrosas, y a las que se expone la población diariamente, siguen sin estar debidamente reguladas».

Carlos de Prada considera que «es un hecho objetivo que las normas nos desprotegen frente a una buena parte de la toxicidad química a la que nos exponemos, como aquella que tiene que ver con la alteración hormonal. Hay una infinidad de sustancias tóxicas que no han sido reguladas y que suponen un riesgo real para la población. Por ello, si se pretende realmente proteger la salud de los consumidores de forma eficaz, se debe ir más allá de meramente vigilar si se cumplen solo una serie de normas vigentes que son muy limitadas».

En este sentido, la Sociedad Europea de Endocrinología ha denunciado reiteradamente que existe una serie de sustancias químicas a las que se expone cotidianamente la población y que están «contribuyendo sustancialmente a las enfermedades y discapacidad que pueden padecer las personas a lo largo de su vida, con un coste de cientos de miles de millones de euros al año».

Esta entidad, integrada por 45 sociedades científicas de los distintos países europeos, entre ellas la SEEN española, ha pedido a las autoridades que adopten medidas para reducir la exposición humana a estos químicos tan perjudiciales, poniendo el foco en las deficiencias de los procedimientos por los que se evalúan y autorizan.