En la UE ya han calado a «don Antonio»
Monika Hohlmeier, presidenta de la Comisión de Control de los Fondos Europeos en el Europarlamento, lo ha dicho claramente, sin dar lugar a interpretaciones: «No tenemos ni idea en que se ha gastado el Gobierno español los 11.500 millones de euros que Europa ha remitido a Madrid… Ni idea…».
Advertencia teutona con bronca incluida a los comisarios de la UE comandados y presididos por Ursula von der Leyen. Lo decisivo para los españoles es que esa sensación acerca de que Pedro Sánchez está haciendo de su capa un sayo con esa morterada de dinero, ha cuajado por esos lares : un excelso manirroto, que, salvadas algunas distancias actúa en su país en plan Orban.
El Gobierno mandó a su casa hace unas semanas a la mujer, hasta ahora, responsable dentro del Gobierno del manejo y, sobre todo, control de esos fondos. La noticia pasó prácticamente desapercibida -todo lo que afecta en negativo a Sánchez pasa como de puntillas por los grandes medios de comunicación- y, en cualquier caso, nadie osó preguntarse el cómo y el por qué se le cesó.
¿La advertencia del Europarlamento hará cambiar en algo al insigne y mayestático jefe del gobierno español? No. ¿Se va a poner Sánchez nervioso porque una eurodiputada la saque los colores en instancia supranacional? En modo alguno. Yo diría, incluso, que hasta la desprecia. Primeros ministros encabezados por el holandés Marc Rutte hace tiempo que advirtieron acerca de los excesos bokassianos en el gasto del inquilino de La Moncloa. Sanna Marin, la socialdemócrata, entre ellos. Se fumó un puro de los grandes, don Pedro. Sabe que Von der Leyen aspira a un segundo mandato al frente del gobierno comunitario y en ese empeño necesita el voto y el apoyo de Madrid. Y, hoy por hoy, Sánchez tiene ese voto.
Lo esencial de este asunto es que el dinero no llega donde debe llegar. A las pequeñas y medianas empresas y a los sectores productivos en riesgo. Existe una queja generalizada al respecto, pero lo mismo da que da lo mismo. Sánchez considera ese dinero de su propiedad. Y así se conduce.
Yo les aconsejaría a los que optan pasar por el despacho de José /Pepiño/ Blanco que tiene mano entre sus ex socios y conmilitones ahora instalados en La Moncloa. Aunque también pueden pasarse por el despacho de referencia de Iván Redondo y su entusiasta amigo José Antonio Llorente, que este también sabe un rato.
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