A Twitter se le ve el plumero: vía libre para que Echenique incite a la violencia

Alguien en la red social del pajarito azul -lo de azul sería para despistar, porque el plumaje ha tornado en rojo casi morado- debería explicar por qué es tan rauda en bloquear las cuentas de Vox y, sin embargo, muestra una condescendencia rayana en la connivencia con las cuentas de los dirigentes de Podemos. El último ejemplo, el de Pablo Echenique, que en unos pocos caracteres alentó la violencia desatada en las calles de Madrid y Barcelona por una legión de terroristas urbanos de extrema izquierda. ¿Dónde está el límite de lo tolerable para Twitter?

Que salga alguien a explicar cómo es posible que bloquee la cuenta de Donald Trump por mostrarse condescendiente en grado sumo con quienes asaltaron violentamente el Capitolio y permita que el portavoz de Podemos avale en su cuenta social a los violentos que desataron el caos y se enfrentaron a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

De un tiempo a esta parte, lo del pajarito azul es un cante. Su vara de medir se escora hacia la izquierda más extrema, como demuestra el hecho de que los dirigentes podemitas tengan vía libre para incitar al odio, la violencia y hasta para enaltecer el terrorismo callejero, mientras que quienes no le bailan el agua al populismo comunista son víctimas de la censura de Twitter, por motivos objetivamente menos graves que los contenidos en los mensajes de los dirigentes de la formación morada. Echenique tiene bula y se permite el lujo de incitar a la violencia contra la Policía con la anuencia de un red social a la que se le nota mucho de qué pie cojea.

A la espera de que Twitter tenga a bien dar una explicación sobre el criterio desigual a la hora de aplicar sus normas, la cuenta de Pablo Echenique sigue abierta. La red del pajarito no ha dicho aún ni pío, que es una manera de decir que avala que el portavoz podemita se convierta, también, en portavoz de la legión de violentos de extrema izquierda que se comportan como auténticos terroristas urbanos.