Opinión

Sánchez desprecia a la Corona al negarse a debatir con el candidato designado por el Rey

Lo ocurrido en el debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo con la negativa del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a responder a la intervención del candidato designado por el Rey representa un intolerable desprecio al papel institucional del Jefe del Estado, pues supone toda una impugnación, revestida de insoportable chulería, a la decisión de Felipe VI de encargar al vencedor de las elecciones que intentara lograr los apoyos suficientes para formar gobierno.

No es una cuestión menor, sino la prueba del nueve del empeño de Sánchez en demoler el régimen del 78  a través de un plan de voladura institucional que afecta también -y de qué manera- a la Corona. Que Sánchez recurriera a este ardid para no tener que retratarse por sus pasadas y, probablemente futuras, cesiones al separatismo es una demostración suprema de cobardía moral, porque lo hace, además, despreciando el papel de árbitro del Rey.

No es un problema de mala educación o de falta de cortesía, sino un gravísimo acto de desacato institucional aderezado, por si fuera poco, con la elección como portavoz socialista de Óscar Puente, cuya intervención fue la expresión misma de la degradación democrática que se ha alcanzado bajo el Gobierno socialcomunista.

El sentido de la responsabilidad institucional de Núñez Feijóo, que acertó a erigirse como dique de contención constitucional frente a la pérfida alianza que ultima Pedro Sánchez con los enemigos de España, contrasta con el chulesco desdén de un presidente del Gobierno en funciones que volvió a demostrar que es capaz de batir todos los récords de indecencia democrática.

En estas circunstancias, lo que cabe sacar como conclusión del debate de investidura es que el PSOE ha roto todos los puentes de consenso con la España constitucional y ha decidido unir su destino a los enemigos del régimen del 78 pasando, incluso, por encima del Rey.

Por decirlo de una manera más clara: esto es un golpe desde dentro, toda un proceso orientado a la implosión del vigente marco constitucional.