Opinión

El PSOE en pleno al banquillo

Suele haber una diferencia sustancial entre las responsabilidades políticas y las judiciales. Nos habrán leído defender en OKDIARIO una y mil veces que el hecho de que algo sea legal no necesariamente lo convierte en moral. ¿Es jurídicamente válido amnistiar a delincuentes prófugos de la justicia a cambio de sus 7 votos? Según Pumpido sí, lo cual no lo convierte en absoluto ni en conveniente ni mucho menos en deseable.

Hay otras veces en los que hay jueces reconvertidos a activistas políticos que cuando el turno de reparto les regala una causa mediática lo aprovechan como el mejor momento de su vida: autos con declaraciones subjetivas que nada tienen que ver con la función jurisdiccional que se les encomienda, procesamientos a personas que saben que son inocentes con tal de hacerles pasar por la pena de banquillo, ilegalidades tan burdas que acaban con su expulsión de la carrera judicial, frases en sentencias que bien valen una moción de censura. En fin, nada que un Castro o Garzón no lleven décadas enseñándonos.

Pero hay días, como hoy, en los que los astros se alinean. Y lo que es repugnante desde el punto de vista social se convierte en reprobable desde la óptica penal. Y si encima afecta al hermano del Presidente del Gobierno en un caso, y a su Fiscal General en otro, para qué queremos más mafia cuando lo que está en juego es la democracia.

La juez Biedma ha dictado un auto elevando el caso del hermanísimo al TSJ no sin antes especificar, de forma clara, concisa y hasta subrayada en la propia resolución, que el aforado Gallardo lo es en fraude de ley. Es decir: que hay un auto en el que se especifica que el Secretario General del PSOE de Extremadura ha buscado eludir la acción de la justicia obligando a dimitir a cinco personas con tal de que le garanticen la protección de un órgano jurisdiccional distinto al que le correspondería. Así que, a la impecable lista de prevaricador y malversador, ya podemos añadirle un calificativo más con el que engordar su ya nutrida lista de «checks» en el Código Penal.

Este caso sería extremadamente grave (que lo es) y con la contundencia mediática suficiente como para copar las portadas de los periódicos durante 10 días seguidos si no fuera porque hoy, también, nada menos que el Tribunal Supremo ha mandado al banquillo al Fiscal General del Estado por aprovecharse de su condición para acosar a una rival política filtrando datos de su familia. Esto no es que valga la dimisión del interesado, que está más cerca de que le den la medalla de la Orden de Carlos III que de salir de su puesto, es que es razón suficiente para que el PSOE no pase de los 15 escaños a nivel nacional hasta dentro de tres generaciones.

La tetraimputada mujer del Presidente del Gobierno está también a punto de caramelo procesal, por no hablar de nuestro Ministro favorito y sus prostitutas colocadas en empresas públicas con nuestros impuestos. Todos estos casos, descubiertos por los que el gobierno llama «pseudomedios», confirman que La Moncloa es un reducto de presuntos corruptos atrincherados con el único fin de seguir delinquiendo a costa de una nación que ayer en Plaza de España dijo que o podía más.

Hoy, con la justicia poniendo los puntos sobre las íes, se ha demostrado que los que algunos llaman bruscos teníamos razón sobre los moderaditos: estos tipos son una banda, que tienen un plan y contra los que hay que luchar con todas las armas políticas a disposición.

La estrategia es sencilla: bloqueo institucional, ni un solo pacto en ni una sola institución y presión en las calles. España está esperando a su líder y el líder tiene una oportunidad única de encontrarse con España. ¿A la segunda será la vencida?