Melancólicas e inútiles entrevistas entre Feijóo y Sánchez
«Para usted la perra gorda…», le espetó un despreciativo Sánchez a un Feijóo cada día más cargado de razones para romper todo tipo de relaciones políticas con un adversario con modos de cuatrero.
Tras las últimas fechorías (intervención en el Parlamento Europeo, entrega de Pamplona a Bildu, excarcelación de etarras con muchos años de condena, posición genuflexa y permanente ante los Puigdemont, Junqueras y Otegi) resulta lógico que multitud de votantes del centro derecha no vean con buenos ojos dar cuartelillo al mentiroso. Hasta pudiera entender esta posición. Sin embargo, un jefe de la oposición responsable no puede confundir lo que le pide el cuerpo con sus obligaciones institucionales, entre otras razones, para dejar claro que todos no son iguales.
Después de cinco largos años de poder, todo el mundo sabe lo que vale la palabra de Pedro Sánchez. En este singular personaje al que la historia pondrá sin duda en su lugar, lo importante no es lo que dice, no. La importante es lo que hace, es decir, justamente lo contrario de lo que afirma… hasta veinte veces.
Su matraca constante es la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y ello ya prejuzga lo que busca. Lo que persigue es el asalto final al gobierno de los jueces apoyado en su variopinta mayoría parlamentaria, que la tiene, para finalmente colocar a sus secuaces y maniatar en su totalidad un poder básico del Estado. Con ello se completaría su «círculo chavista…». Dice que el cambio de cooptación de esos jueces se realizaría una vez que él controlase el CGPJ, algo que, evidentemente, no tiene ninguna intención de cumplir. Y esto último es lo que le exige la Unión Europea y lo que le ha propuesto Feijóo. Ya le engañó la anterior vez a propósito de los nuevos nombres del Tribunal Constitucional presidido por un escudero vestido con toga.
El hombre ufano que decretó en su investidura que levantaría un «muro» entre españoles se presenta ahora como el paladín del pacto y la moderación cuando en realidad es un auténtico «ultra» como el amado Patxi y el melifluo Bolaños.
Afortunadamente para la España constitucionalista, Feijóo hace tiempo que le ha tomado la medida a su adversario y no se dejará llevar al huerto. Por lo pronto, tiene detrás al Partido Popular Europeo que tengo para mí le hará a partir de ahora la vida imposible al más taimado primer ministro de toda Europa.
¡Ya iba siendo hora!
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