La Lawfare de prebachiller
Ha llegado hasta mis ojos el artículo de un famoso periodista con apellido de prebachiller y fisonomía de belcebú amargado en que establece que la justicia española que persigue los delitos de poderosos políticos golpistas es, ni más ni menos que el “Lawfare”, la guerra jurídica en pro de la violación de los derechos humanos de éstos. La última vez que le escuché el término a alguien fue a Cristinita Kirchner para atacar a los jueces porteños Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi que habían condenado a la viuda negra montonera por “cobrar sobornos con su organización criminal”: “…los jueces querían convenseeerrr que los que les dábamos subsidios a las tarifas eramos todos unos chorrossss. Y noooo…Lawfare judisiaaalllll”
No creo que Prebachiller haya hecho alguna vez nada excepto ventilar el rencor social copiando e importando los métodos de subversión del Foro de Sao Paulo y la jerga de la ingeniería social de los dictadores latinoamericanos que van de antiesclavistas de aborígenes y priores del cambio climático para esconderse los dólares del Chapo con la otra mano, pero, por ello, hay que reconocer que el director del pasquín en cuestión ha recibido un montón de galardones y diplomas de la asociación de editores que su papá preside. Como si fuera una hazaña colgarse las estrenas de tu padre en el despacho…
Entre los hitos profesionales de Prebachiller para salvar el honor de la profesión, están relacionar el terremoto de Albacete de 2015 con la idoneidad de los pozos de fracking y el almacenamiento de la energía nuclear, titular el asesinato de tres chicos israelís en 2014 con la cabecera “Israel bombardea objetivos islamistas en Gaza”, humanizar en una entrevista al etarra Josean Fernández que, como si hubiera pasado por un club de animadoras, “recordaba su paso por ETA como una experiencia más”, tratar los saltos de las vallas en Ceuta como conatos de asesinatos neoliberales y lo de Venezuela como accidentes, asegurar que los derechones tenemos algo personal contra la estranguladora del niño Gabriel por ser negra, o escudriñar hasta los análisis de orina de Esperanza Aguirre e Isabel Díaz Ayuso.
El problema es que Prebachiller, que conoce perfectamente cómo se ha de poner en marcha la lawfare moderna sin fuerzas militares bolivarianas, ya ha hecho muchos méritos con los que dentro de cinco días, y si nadie lo remedia, van a cogobernar España con Pedro Sánchez con un punto en el acuerdo destinado a dirigir políticamente a los medios de comunicación que, de querer sobrevivir, deberán guiarse por la autocensura. En concreto, el apartado 5.9 de la página 31 “Desde el respeto escrupuloso a la libertad de expresión e información, impulsaremos una estrategia nacional para la lucha contra la desinformación, que incluirá la elaboración de guías, mejores prácticas y cursos para combatir la desinformación en internet y redes sociales»
De forma que esperamos que los Prebachilleres que han recibido la venia del PSOE y de Podemos para manipular las divisiones internas de la sociedad, cerrar perfiles de las redes sociales y de los medios de comunicación no afines que destrocen el poco prestigio que les queda, nos perdonen la vida con la misma piedad que demuestran con los sediciosos, los malversadores, y los artífices de la destrucción de la unidad nacional que, con su ayuda, se ha puesto en marcha ya por una nómina de cuatro cerazos ultracapitalistas.
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