El Hat Bar será la tumba política de Armengol
Altiva como un gallo, Armengol demostró al día siguiente de aparecer la noticia de que la habían pillado a altas horas de la madrugada en el Hat Bar que cree que está por encima de la ley. Cuando le preguntaron por lo que había pasado miró desafiante a la periodista que se había atrevido a romper el guión y sonrió socarronamente: «venga, venga, que aquí hemos venido a trabajar».
También Maria Antònia Munar se creía por encima de la ley y, aunque el socialismo trabaja a marchas forzadas para subyugar el poder judicial, todavía no lo ha conseguido y en España continúa habiendo división de poderes. Armengol puede hacer con su incidente en el Hat Bar lo mismo que está haciendo con los casos de corrupción de menores, levantar la alfombra y ocultarlos debajo, pero al final acabará pagando el precio correspondiente. El Hat Bar será su tumba política.
El 7 de octubre de 2020, en uno de los periodos más crudos de la pandemia, la presidenta del Govern Balear, la persona que debe dar ejemplo por encima de cualquier otra, se pasó por el forro las restricciones que ella misma imponía al resto de la población y se fue de copas con miembros de su equipo a un bar del casco antiguo. Denunciado el establecimiento por la policía, el dueño del bar, Alex Rodríguez, no quiso aceptar la sanción porque adujo que si no había cerrado a la hora establecida era porque dentro del local estaba la presidenta Francina Armengol. Por cierto, no olvidemos la hora en la que sucedió todo: pasadas las dos de la madrugada.
No ha habido en ningún país del mundo, ni siquiera en la república bananera más recóndita que se pueda imaginar, un escándalo de semejantes proporciones. Armengol tendría que haber salido al día siguiente de rodillas a pedir perdón al pueblo balear y a continuación presentar su dimisión. Sin embargo un buen socialista no entiende el significado de la palabra dignidad y no sólo no pidió perdón -lo haría días más tarde, con media mueca y obligada por sus asesores- sino que mostró una altanería y una arrogancia insultantes.
OKBALEARES ha tenido acceso al expediente del Hat Bar. Se sanciona al establecimiento, pero no se ha cobrado la multa porque dicen que no localizan al dueño. Surrealista, como todo lo que rodea a este Pacte de Progrés. Sin embargo el tiempo es ese juez que al final siempre imparte justicia y Armengol pagará seguro por este episodio. Por éste, por el de las menores tuteladas prostituidas y por todas las líneas rojas que ha cruzado este Govern en su única intención de perpetuarse en el sillón al precio que sea.
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