El fin de la pandemia está cerca
¿Cuándo nos abandonará definitivamente? Pues esta es la respuesta de los expertos, epidemiólogos, virólogos y patólogos: “Si hacemos las cosas bien, si la entrada en los colegios no modifica la tendencia a la baja, si las medidas de apertura no son negativas, y si la llegada del otoño-invierno no agranda la letalidad del virus, puede preverse que en un par de meses la incidencia acumulada, es decir el número de casos nuevos por cien mil habitantes, se sitúe, aproximadamente en cincuenta. La pregunta es: ¿ello significará el fin de la pandemia? Contestación: “Vamos bien, el Covid tendría entonces trazas de convertirse en una enfermedad estacional”.
Aunque la preocupación por la morbilidad, el número de personas que puede enfermar, está situándose ya por detrás del paro y desde luego del precio de la luz, las cifras actuales hay que tomarlas con enorme prudencia. Fíjense en que la incidencia acumulada aún bordea los cien puntos, que el jueves mismo se registraron en España 4.075 casos y que todavía murieron a causa del maldito virus 100 personas, datos positivos con respecto, sin ir más lejos, a los que padecíamos a principios del verano. Datos, sin embargo, -nos advierten- que, no obstante pueden ensombrecer por tres circunstancias próximas: la vuelta al colegio (cómo se está comportando el virus entre nuestros escolares) la llegada de un otoño que los meteorólogos predicen como más frío que otros años, y la relajación de las restricciones ya en casi todas las comunidades. La mejor noticia, a día de hoy, es la que transmiten los responsables de las Unidades de Cuidados Intensivos de toda España. Hace cuarenta y ocho horas, la presión en estos servicios hospitalarios había descendido hasta el 11,62 %, y la ocupación total de camas por el Covid hasta 3.947 pacientes, cifras todas muy esperanzadoras. Por lo demás, el 75,2 % de la población ya está vacunada con la doble pauta.
¿Hay posibilidades de otros rebrotes? Pues los expertos no los descartan, pero nunca -esto lo subrayan- con la virulencia que ha existido en otras oleadas. Los epidemiólogos lamentan que aún no exista un estudio razonablemente científico sobre las infecciones de repetición que se han producido por ejemplo en las residencias. Esto impide por ahora que la polémica sobre la conveniencia de una tercera dosis se resuelva definitivamente en uno u otro sentido. “Tampoco -aseguran estos científicos consultados- podemos meter más anticuerpos en personas que no los precisan, eso podría llevar a medio plazo a que nuestros cuerpos literalmente reventaran”.
Las preguntas y las estimaciones menudean en una población general que ya está vacunada en un 80% con las dos pautas. El problema no radica en España, sino en las infecciones que nos pueden exportar otros países. Sin embargo, curiosamente, y a pesar de que África, marcha muy rezagada en la inmunización, los números más recientes son medianamente favorables: la incidencia acumulada ha bajado globalmente en un 22 por ciento. Cosa parecida, también genéricamente, en Asia, donde el jueves se registró un descenso de un 12 por ciento. Por eso y, en todo caso, ahora, por primera vez, podemos mostrarnos optimistas, aunque desde ahora mismo el ritmo en el descenso de la ya famosa incidencia acumulada será mucho más lento que en los pasados quince días. O sea, que la llegada a los “felices 50” no se va a producir rápidamente. ¿Ese instante será el apropiado para despedir a la pandemia? Pues también para el caso, la opinión de los expertos es muy juiciosa: “No lo sabemos a ciencia cierta, téngase en cuenta que el virus nos sorprende todos los días, y que no se puede descartar que nos vuelva a hacer una nueva faena”. “Pero esta vez sí -se reafirman- parece que marchamos por el buen camino”.
Pero tras este buen pronóstico, se esconde una nueva cautela: parece seguro que con la llegada del otoño, y más aún del invierno, pueden aumentar, de hecho aumentarán, los casos de infección, nunca en las proporciones de las anteriores oleadas, pero, con toda certeza de forma estimable. Este dato no aligera el volumen de todas las buenas noticias anteriores. Los técnicos, la verdad es esa, presumen de que, a pesar de la enorme tragedia que ha supuesto en todo el mundo la pérdida por fallecimiento de más de cuatro millones y medio de personas a causa del Covid, la ciencia se ha comportano extraordinariamente bien. El virus nos atacó sin conocer la farmacopea adecuada para combatirlo, naturalmente sin vacunas, y con una capacidad de agresión más fuerte que incluso el SIDA de los ochenta. Ahora parece estar, como estamos escribiendo, en fase de regresión, pero, como pregonan nuestros expertos, el proceso sólo será feliz si las normas de protección se cumplen a rajatabla. Los más optimistas entre nuestros patólogos consultados piensan, como se afirma en el título de esta crónica, que realmente, si todo se cumple adecuadamente, antes de fin de este año el Covid será un recuerdo, un mal recuerdo, pero afortunadamente un asesino al que estamos a punto de derrotar. Su fin está quizá muy cerca. Depende de nosotros mismos.
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