Opinión

Éxito histórico de OKDIARIO en el carnaval comunista de Rivas

La respuesta del Ayuntamiento comunista de Rivas a las noticias de OKDIARIO denunciando las irregularidades en el consistorio ha sido de las que llenan de orgullo a cualquier medio de comunicación. Podían haber optado por la indiferencia, pero no: les ha podido la rabia al verse retratados y han convertido los carnavales en una astracanada en la que la alcaldesa, Aída Castillejo, con una nariz roja de payasa -le quedaba divina-, lucía una falda con diferentes periódicos y una camiseta en la que se podía ver un cartel con el lema ‘fake news’ junto con el logo de OKDIARIO. Junto a ella, ataviados de la misma manera, otros miembros de la corporación municipal del Ayuntamiento gobernado por IU-Más Madrid-Verdes Equo y PSOE. La celebración tuvo lugar en el parking del polideportivo Cerro del Telégrafo y los asistentes posaron para los fotógrafos para inmortalizar su ridículo. La imagen retrata con toda nitidez la impúdica exhibición de abulia intelectual que caracteriza a las fuerzas progresistas, insuperables a la hora de hacer el ganso.

Cómo será la cosa que con dinero público la alcaldesa se ha gastado 20.000 euros en un festival celebrado bajo el nombre de Coñumor en el que se contó con la presencia de una presunta cómica que arremetió contra Ayuso y Almeida. La sedicente cómica se jacta de arremeter en las redes sociales contra la iglesia, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y contra el Partido Popular, además de hacer chistes de contenido homófobo y machista. Es el mismo Ayuntamiento que se ha gastado 8.425,79 euros en contratar a la revista satírica Mongolia, afín al consistorio, condenada además por el Tribunal Supremo por vulneración del derecho al honor y a la propia imagen del torero José Ortega Cano.

OKDIARIO viene denunciando como el Ayuntamiento comunista dilapida los recursos de los vecinos en beneficio propio, pero nunca nos imaginamos que seríamos protagonistas del cutre carnaval en el que la alcaldesa de la nariz roja de payasa -no hacían falta adornos, doña Aída-, además de hacer un ridículo espantoso, nos iba a hacer publicidad gratuita. Gracias, camarada.