Don Juan Carlos ha dejado escritas sus Memorias
Y están prácticamente terminadas. A falta de alguna que otra matización, de pequeñas, muy limitadas, ampliaciones, de ciertas, también mínimas correcciones, y de un capítulo final que está por redactar y que corresponde precisamente a su inopinada salida de España que, desde luego, él nunca contempló, las Memorias, según fuentes de todo crédito, están perfiladas y tienen vocación de ser publicadas pero, tras los últimos acontecimientos, a saber cuándo Aparte de las concreciones señaladas, sí queda por pergeñar esta información sobre su salida de España, que corroborará un texto que, en principio acababa con los pormenores de su abdicación. En este momento, este cronista no tienen noticias de que el abandono de La Zarzuela postergue la publicación de las Memorias. Es más: incluso puede adelantar el conocimiento público de unas confesiones que sin duda alguna serán en su momento un “best seller” de alcance mundial.
El Rey se ha marchado llevando en su mochila este trascendental documento, y ha abandonado España, según aseguran fuentes cercanísimas a la Casa del Rey, del Rey Don Felipe VI naturalmente, por propia voluntad, sin que nadie le haya obligado a ello. Los comunicantes de este cronista coinciden en esto: “Pero, ¿alguien cree que, siendo como es Don Juan Carlos, pudiera haber conseguido doblegarla para tomar una decisión ajena a sus propósitos?”. Esto es es lo que afirman estas fuentes, sin embargo otras, próximas al propio Rey Emérito (hay que denominarle así mientras no le despojen del titulo que se le atribuyó con ocasión de la abdicación en favor, ¡vaya favor!, de su hijo) relatan exactamente la contrario y lo manifiestan textualmente así: “El no se quería marchar de ninguna manera; es más, no hace siquiera diez días le dijo esto a un interlocutor: “Me quieren echar de la que ha sido mi casa y yo no me quiero ir”.
Curiosamente por otra parte, en La Zarzuela no se ofician detalles sobre el lugar elegido para el que llaman su “exilio”, término del que abominan en la Casa. “¿Hubiera sido también un “exilio”, sugieren, si se hubiera quedado en el domicilio de su hermana Doña Margarita o en la finca manchega de un amigo suyo donde, según se ha publicado, se iba a acoger?” No; al final se ha marchado de España, dolido pero muy sereno, y no ha volado, tampoco esto es cierto, en avión oficial alguno, lo cierto es que ha viajado en transporte privado y no precisamente pagado con los Presupuestos de la Casa Real, Presupuestos que desde marzo no encierran gasto alguno perteneciente al padre del actual Rey. En los aledaños de éste afirman no tener conocimiento del lugar escogido para la permanencia de Don Juan Carlos, pero sí insisten, con toda crudeza, en que no emprendió viaje el pasado sábado sino concretamente el lunes de esta semana y recalcan así mismo que el comunicado de respuesta de Don Felipe VI a la carta de su progenitor, se escribió ese mismo día.
Finalmente, lo que se entrevé de todas las informaciones antedichas, es que, ni muchísimo menos, hay que dar esta salida de España de Don Juan Carlos como permanente y definitiva. De ahí, la insistencia en que la carta Rey Emérito introduce la cautela de “en estos momentos”, términos refrendados también por el abogado del Rey, Javier Sánchez Junco, antiguo, recuérdese el dato, fiscal Anticorrupción”. Y una coda: según información de fuentes directas a Don Felipe VI, “se encuentra muy afectado”.
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