Corea del Norte, nación nuclear
Según oficiales de Estados Unidos se espera que Corea del Norte pruebe otro misil balístico intercontinental la noche del 26 de julio. La respuesta internacional es predecible. La prueba se condenará y se hablará de nuevas sanciones. Puede que Trump hasta suelte alguna amenaza. No obstante, sólo una guerra impedirá que Corea del Norte se convierta en una potencia nuclear en el medio plazo. Desde una visión de teoría de juego, las motivaciones de Kim Jong Un, el joven dictador norcoreano, son comprensibles. Sin fuerza nuclear son un país a merced de una invasión y un cambio de régimen. Si consiguieran poder formar parte de la Destrucción Mutua Asegurada eso cambiaría radicalmente —la DMA es la disuasión de ataque entre naciones nucleares por el hecho de que en un ataque nuclear se destruirían mutuamente—. En este caso, Kim podría disfrutando de sus privilegios como “líder supremo” y hasta dictar los términos en los que las otras naciones deben tratarle.
Además, Corea del Norte no es Irán, un país que con la motivación económica adecuada detuvo su desarrollo nuclear. Es un juego al que occidente ha jugado muchas veces. En 2005, ofrecieron detener su investigación nuclear a cambio de ayuda económica. Fue un engaño ya que a pesar de destruir una de sus torres de enfriamiento en Yongbyon, el occidente nunca acabó de fiarse y no se llegó a ningún acuerdo definitivo. En 2012, anunciaron que detendrían su programa nuclear a cambio de alimentos. No pudieron contenerse y, en abril, intentaron lanzar un misil. En 2016, los misiles empezaron a mejorar. El último voló 47 minutos y podría tener un alcance de 9.000 kilómetros con lo que podría llegar seguro a Alaska. Analistas del Pentágono han explicado que el misil seguramente explotó antes de tener contacto con el suelo, pero que en tres intentos más podrían atacar la costa oeste de Estados Unidos con cierta precisión.
Hasta ahora, la comunidad internacional, sobre todo Estados Unidos, han buscado la solución en China. China ha condenado los lanzamientos pero no parece haber conseguido mucho. Probablemente, uno por su cercanía —comparten frontera— y por otras razones que no conocemos, no quieren tenerles de enemigos. La única opción que queda es un ataque «quirúrgico» como ha dicho Corea del Sur. Estados Unidos también está preparando las armas. En la madrugada del 1 de agosto probaron un misil balístico intercontinental de la Base Aérea de Vandenberg, California. El senador estadounidense Lindsey Graham dijo el mismo día que la prueba que su país está preparado para el ataque y que este ataque sería inevitable si Corea del Norte no cambia su proceder inmediatamente.
Las consecuencias podrían ser catastróficas si un ataque no tuviera un éxito completo, lo cual es complicado por la montañosa geografía del país asiático y que muchas de sus plantas son subterráneas. Es complicado predecir si habrá un ataque a Corea del Norte o no. Lo que está claro es que los norcoreanos no van a parar ahora cuando están tan cerca de ser una superpotencia nuclear. El resultado final va a tener que ser o una terrible guerra o dejar a que Kim Jong sea un dictador “intocable”.
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