Carmena renuncia al maná chino

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La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena (Foto: Getty)

Manuela Carmena se lo ha puesto tan difícil a Wanda que la empresa tiene un pie y medio fuera del Edificio España. Al final, pudieron más las trabas del ayuntamiento que los millones del grupo asiático que dejarán tras de sí una inversión interruptus de 265 kilos y la preocupación instalada en muchas familias. El final de este proyecto en el emblemático edificio de Plaza de España supone el despido casi inmediato de 30 trabajadores de la filial española así como 500 consultores. En total, se estima que, de haber llegado a buen fin, habría creado 6.200 puestos, entre directos e indirectos.

Las exigencias de Carmena han tocado lo imposible. Entre otros dislates, pretendía que el grupo chino arreglara miles de ladrillos, uno a uno, con personas encaramadas a un andamio de 107 metros de alto. Una maniobra que llevaba implícito un alto coste económico y, ante todo, un grave riesgo para las vidas de obreros y viandantes. Adiós por tanto a la rehabilitación de un inmueble que se cae a trozos y que, en un estado óptimo, hubiera revalorizado tanto el turismo como la proyección internacional de Madrid ya que la idea era albergar un hotel en su interior así como apartamentos de lujo y un centro comercial.

La reforma ha sido el asunto principal sobre el que ha girado el desacuerdo. El propietario puede demoler el interior de la estructura pero siempre que no toque la fachada principal y tampoco los laterales. El potente grupo asiático propuso tirar esas fachadas y volver a levantarlas pero con mejores materiales. La voluntad era rehacerlo para apuntalar la seguridad y, al tiempo que se renovaba, mejorarlo. No obstante, la idea no gustó a Carmena que no cedió ni un ápice perdiendo así una ocasión única para la capital de España tanto en trabajo e inversión tangibles como en imagen de marca de cara a potenciar la actividad turística, tan importante, a su vez, para seguir desarrollando la ciudad y la comunidad de Madrid.

A partir de ahora, la más absoluta incertidumbre se cierne sobre un edificio que se mantiene en condiciones muy precarias. La renuncia de Wanda tras todos los inconvenientes propuestos por Manuela Carmena no sólo es grave por el dinero que se esfuma o los puestos de trabajo que desaparecen. También está la viabilidad del edificio como tal. Como señaló Cristina Cifuentes el pasado mes de septiembre, sin esta obra que prometían los asiáticos, existe el riesgo de que la fachada acabe desprendiéndose con el evidente riesgo que supone para cualquiera que pase por la calle.

 

 

 

 

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