Primer lince leucístico

El fantasma blanco del Mediterráneo: fotografiado el primer lince ibérico leucístico de la península

Un joven fotógrafo naturalista documenta un ejemplar único con pelaje blanco en Andalucía

El hallazgo supone un hito científico para la conservación del felino más amenazado del mundo

  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Un joven fotógrafo naturalista ha capturado con su cámara la imagen de su vida al documentar el primer lince ibérico leucístico jamás registrado en la Península Ibérica.

El descubrimiento, realizado por Ángel Hidalgo Garrido, representa un acontecimiento sin precedentes en la historia de la conservación de esta especie emblemática, un lince que el fotógrafo ha bautizado como «el fantasma blanco del bosque mediterráneo».

Las imágenes, captadas en un enclave no revelado de Andalucía, muestran a un ejemplar con un pelaje extraordinariamente pálido que contrasta con los patrones habituales de la especie. La localización del ejemplar queda en secreto para no atraer visitas indeseadas que trunquen sus desplazamientos y molesten su actividad en el medio.

¿Qué es el leucismo?

El leucismo es una particularidad genética que provoca una pérdida parcial de pigmentación en el pelaje de los animales, diferenciándose del albinismo en que los ojos mantienen su coloración normal.

En el caso de este lince ibérico leucístico, el felino presenta un manto blanquecino casi fantasmal que le otorga una apariencia única, mientras sus ojos conservan el característico tono ambarino de la especie.

Esta condición, extremadamente rara en grandes felinos, nunca antes había sido documentada en el lince ibérico, el felino más amenazado del planeta, ni tampoco había sido detectado en la Península Ibérica.

El testimonio del joven fotógrafo

«Al observar por primera vez un lince ibérico leucístico con su pelaje de invierno blanco como la nieve y esos ojos penetrantes, me quedé paralizado», cuenta Ángel en sus redes sociales.

El protagonista del descubrimiento relata que todo comenzó hace unos meses cuando, revisando una de sus cámaras de fototrampeo en una zona donde había comenzado a rastrear recientemente, observó algo extraordinario.

«No podía creer lo que estaba viendo», confiesa el fotógrafo, quien a partir de ese momento dedicó todo su tiempo disponible a intentar observar directamente a este ejemplar único. La perseverancia se convirtió en premio durante largas jornadas de espera que parecían no tener recompensa.