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La curiosa razón por la que los elefantes tienen las orejas tan grandes

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El elefante es uno de los animales más conocidos y queridos de todo el mundo. Es un mamífero herbívoro muy fácil de reconocer por su larga trompa. En la edad adulta puede alcanzar los cuatro metros de largo y las seis toneladas de peso. Si hay algo que realmente llama la atención de las elefantes son sus orejas, hasta el punto de que es el animal con las orejas más grandes que existe en el planeta Tierra.

Las orejas del elefante africano mide unos 183 centímetros de largo por 114 centímetros de ancho. Las del elefante asiático son mucho más pequeñas: 60 centímetros de largo por 30 centímetros de ancho.

Funciones de las orejas de los elefantes

Los elefantes son animales de sangre caliente. No sudan y, además, al ser tan grandes, su metabolismo trabaja mucho y produce una gran cantidad de calor. Lo que hacen es utilizar las orejas para refrescarse y regular su temperatura corporal.

En líneas generales, la sangre caliente en las arterias se enfría gracias a los tejidos que hay en las orejas. Luego, la sangre pasa a través de los capilares y regresa al cuerpo fría.

Gracias a las orejas es posible saber cuándo un elefante se encuentra en señal de alerta. En cuanto percibe algún peligro, abre las orejas a todo lo ancho.

Otro dato curioso de las orejas de los elefantes es la capacidad de infrasonido, lo que les permite comunicarse con los ejemplares de su manada a larga distancia. Esto es algo fundamental para la supervivencia de las manadas, ya que al mando suele estar una matriarca de avanzada edad.

Las mejores frases de elefantes

Por último, merece la pena conocer algunas frases de personajes célebres que hacen referencia a los elefantes:

Dicen que en algún lugar de Africa los elefantes tienen una tumba secreta donde van a acostarse, a desahogar sus cuerpos grises arrugados, y se elevan, espíritus ligeros al final. Robert McCammon.

Los elefantes, resulta, son sorprendentemente sigilosos. Thomas French.

Cuando tienes un elefante por la pata trasera, y él está tratando de huir, es mejor dejarlo correr. Abraham Lincoln.

El elefante nunca es ganado por la ira; ni debe ese hombre que recuperaría un león lo toma por los dientes. John Dryden.

Los elefantes operan bajo un principio firme de que todas las demás formas de vida deben ceder a ellos. Lawrence Anthony.