El único reto con el que no se atreve Rafa Nadal
Diez años de noviazgo, tantos como Roland Garros ganados, son un tiempo más que suficiente para consolidar una relación de pareja. Y la suya lo está, qué duda cabe. El noviazgo de Rafa Nadal y Xisca Perelló ha superado una década de viajes, entrenamientos infinitos, torneos que enlazan unos con otros, éxitos, lesiones, aplausos, premios, lágrimas… pero ni aún así sus protagonistas consideran que haya llegado el momento de formalizarlo. Pese a que la novia del tenista es una más en la familia Nadal, y que trabaja incluso en la fundación que lleva su nombre, Rafa no ha encontrado el momento de plantearse el matrimonio con ella.
[LA GALERÍA DE LA HISTORIA DE AMOR DE NADAL EN IMÁGENES]
Su concentración con el deporte al que todo le debe, y al que todo le da, es tal que no ha contemplado decisión personal alguna que lo despiste. El poco tiempo libre que tiene, lo disfruta en su Mallorca natal junto a ella, su novia desde el 2005, pero también junto a su familia y sus amigos, practicando golf o navegando en su recién estrenado barco de nombre Beethoven, el único gran capricho que se ha dado en todos estos años. No tiene tiempo de mucho más, ni probablemente María Francisca Perelló, la joven manacorí de la que se enamoró hace una década, le haya mostrado prisa por hacerlo.
Ella es la discreción y la prudencia personificada. Dos años menor que Rafa, quien el pasado día 3 cumplió 31, Mary, como la llama el tenista en la intimidad, entiende como nadie la presión bajo la que vive su novio. Le apoya, le comprende y le anima silenciosa desde la grada en los grandes torneos, a los que siempre acude acompañando a la familia de Rafa. La madre y la hermana del tenista son sus mejores aliadas para escapar de una expectación que le espeluzna.
Perelló coordina los proyectos deportivos y contacta con los patrocinadores
Rafael Nadal acaba de cumplir 31 años / Gtres
Jamás ha dado una entrevista ni posado para un reportaje fotográfico. Xisca no quiere fama y lo demuestra no solo con su comportamiento, también con su indumentaria, siempre discreta y sin estridencias. Sombrero, gafas que oculten las lágrimas de emoción y ropa neutra son sus aliadas para no despistar la atención de lo que es verdaderamente importante: el juego de Rafa en la pista.
Directora de Integración de la Fundación Rafa Nadal de Mallorca, Perelló coordina los proyectos deportivos y contacta con los patrocinadores y organizaciones vinculadas a los mismos. Después de estudiar Administración y Dirección de Empresas en Palma, trabajó durante unos meses en Londres especializándose en patrocinio y esponsorización deportiva, una formación que desarrolla en la fundación de su chico junto a su suegra, Ana María, presidenta de la misma.
Su relación con Nadal no puede ser más estrecha ni sólida, pero por ahora se queda en eso. En un largo noviazgo que sortea con idéntico éxito los premios que los baches, pues de eso también hay en la vida del ídolo mallorquín. Superarlos como lo ha hecho es lo que le ha convertido en el héroe que es. No hay reto que se le resista a Rafa Nadal. O tal vez sí. El matrimonio es, por el momento, su único torneo pendiente.