El Rey Carlos ante su primer gran reto: las claves de un mensaje para la Historia
Carlos de Inglaterra afronta esta Navidad una de sus primeras veces con mayor trascendencia. El pasado 8 de septiembre, tras la muerte de su madre, la Reina Isabel, y después de más de cinco décadas a la espera de la oportunidad de su vida, el ‘eterno’ príncipe de Gales se convirtió en jefe del Estado, en uno de los momentos más complicados para la institución, no solo a nivel oficial, sino también oficioso. El legado de Isabel II pesa mucho en la espalda de su hijo mayor, no solo porque fue una reina que se ha mantenido a través de las diferentes generaciones, sino porque su cautela y su prudencia le han hecho ganarse el cariño de los británicos y hasta del mundo entero.
Para Carlos, la muerte de su madre supuso un duro golpe a nivel personal, pero también es una oportunidad para demostrar su potencial y el cambio en una institución que, para muchos, resulta anacrónica. La monarquía, sobre todo con los rígidos protocolos que caracterizan a los Windsor, la pompa y el boato, es algo que no todo el mundo comprende y, por eso, una de las máximas preocupaciones del nuevo Rey es que sea una institución útil, al servicio de los ciudadanos. A este respecto, se ha hablado mucho de los cambios que Carlos III tenía en mente para la Corona, entre los que se encuentra una reducción de los miembros activos de ‘La Firma’, para evitar que pueda pensarse que los Windsor ‘sobran’. Una reforma a la que no ha contribuido la polémica de los duques de Sussex ni tampoco el escándalo del príncipe Andrés.
Camila Parker y el Rey Carlos en una cena de Estado.
Pero, más allá de cuestiones de organización o posibles reformas, lo cierto es que el Rey está a punto de hacer Historia. Ya su primer discurso como monarca fue algo que ha quedado grabado en la memoria colectiva, pero su primer mensaje de Navidad es algo histórico por diversas razones.
A la espera de que el Palacio de Buckingham pueda revelar algunos detalles antes del gran día -algo poco probable-, la realidad es que hay que tener en cuenta que este mensaje de Navidad marcará un antes y un después por motivos que van más allá de las circunstancias particulares de Carlos III.
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Y es que se trata del primer mensaje de Navidad que pronunciará un Rey -hombre- en los últimos setenta años, tiempo en el que ha sido Isabel II la jefa del Estado. Más aún, es la primera vez que un Rey -también hombre- da un discurso de Navidad televisado, dado que los de su abuelo, Jorge VI, fueron por radio.
A pesar de que no se conocen detalles de cómo será este mensaje, algunas fuentes cercanas al Palacio de Buckingham han revelado que el monarca se va a tomar muy en serio este discurso. Por este motivo, cabe esperar que haya referencias a su difunta madre y menciones a su legado, aunque no por eso vayan a faltar algunos apuntes sobre la monarquía del futuro. La gran duda es si mencionará a los duques de Sussex o si preferirá omitir cualquier tipo de comentario sobre Enrique y Meghan, sobre todo, ante los últimos acontecimientos.
Una importante tradición
Aunque a día de hoy el mensaje de Navidad del Rey -hasta ahora, de la Reina- es algo tradicional en el Reino Unido, lo cierto es que el primer discurso de estas características se remonta al año 1932. La primera transmisión navideña fue realizada por Jorge V y, desde entonces, se ha convertido en una parte importante de las celebraciones del día de Navidad para muchos en Gran Bretaña y en todo el mundo. De hecho, el mensaje de Navidad es una parte intrínseca de las festividades del día de Navidad para muchas personas en toda la Commonwealth.
Tal como recalcan desde la web de la Casa Real Británica, el mensaje de Navidad refleja cuidadosamente los problemas y preocupaciones actuales, y comparte las reflexiones del monarca sobre lo que significa la Navidad él y los que les escuchan. A lo largo de los años ha supuesto una especie de crónica de eventos globales, nacionales y personales que han afectado al jefe del Estado y a su audiencia.
Los Reyes Jorge VI y Elizabeth Bowes Lyon. / Gtres
Aunque los escenarios han variado -no mucho-, lo habitual es que se grabe en Sandringham, donde el monarca pasa sus vacaciones de Navidad, o en el Castillo de Windsor. En esta ocasión, parece que Norfolk será el lugar elegido por el Rey Carlos III, para un mensaje que marcará el comienzo de una nueva era.