El día que Isabel II se subió a un árbol como princesa y se bajó como reina de Reino Unido
Un 6 de febrero de 1942 moría Jorge VI, padre de Isabel II
Isabel se encontraba de viaje oficial por varios países de la Mancomunidad de Naciones
De todas las fechas en el calendario vital de la reina Isabel II seguramente hay una que nunca olvidó y esa fue el 6 de febrero de 1942. En una reserva de Kenia, en medio de un largo viaje oficial con su marido, la entonces princesa Isabel se encontraba disfrutando de unas horas de asueto dentro del agotador periplo que la había llevado por varios países de la Mancomunidad de Naciones. En aquel idílico lugar donde estaban «a solas» Isabel y Felipe, había una cabaña situada encima de un árbol al que la princesa acababa de subir. La magnífica serie The Crown plasmó lo que sucedió de manera totalmente verídica: Isabel subió a la cabaña como princesa y bajó como soberana de Reino Unido. Aunque ella no lo sabía, su padre fallecía a miles de kilómetros en ese instante convirtiéndola a ella automáticamente en la soberana. ¡El rey ha muerto, viva la reina!
En la casa de campo de Sandringham moría Jorge VI. Un lacayo que había llevado el desayuno se lo encontró sin vida. Su corazón había dejado de latir mientras dormía. Una muerte plácida para un rey que tuvo muchos sinsabores como monarca pero una vida personal feliz, en parte gracias al amor, apoyo y confianza que siempre le había brindado su esposa, Isabel Bowes-Lyon, una escocesa de armas tomar en cuanto a personalidad y a la que el futuro rey tuvo que convencer para que le dijera sí, quiero, a casarse con él. Y eso que por entonces él no era el heredero al trono, tan solo el duque de York, es decir, el segundo en la línea de sucesión al trono británico. Para la joven Isabel aceptar casarse con el hijo de un rey suponía una «carga» enorme que no estaba segura de querer asumir. Lo que no sabía era que no sólo tendría que asumir labores dentro de la familia real, es que se convertiría en la reina consorte, con toda la responsabilidad que ello conllevaba.
Educado como ‘segundón’, no como heredero
Alberto Federico Arturo Jorge nació el 14 de diciembre de 1895 en York Cottage, en el condado de Norfolk, siendo el segundo hijo de los seis que tuvieron sus padres, Jorge de Cornualles, futuro Jorge V y su esposa, María, futura reina consorte y duquesa de Teck por derecho propio. Recibió el nombre de su bisabuelo paterno, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo Gotha, esposo de la reina Victoria.
El rey Eduardo VII (derecha) con sus hijos (de izquierda a derecha) su hijo y sucesor Jorge, príncipe de Gales, y sus nietos David y Alberto.
Al no ser el primero de los hijos no estaba destinado a reinar. Fue un cambio del destino propiciado por un capricho de su hermano mayor que terminó siendo el monarca de Reino Unido cuando menos se lo esperaba ya que su hermano, Eduardo VIII, abdicó del trono meses después de haber sido proclamado rey y sin haber dado ni tiempo a que fuera coronado.
Recibió el título de duque de York primero y más tarde de Su Alteza el príncipe Alberto. Como no estaba previsto que el futuro le deparase reinar, no fue educado para tal fin aunque, lógicamente, sí recibió una educación acorde a su rango aunque, en honor a la verdad, sus padres no prestaron tampoco demasiada importancia a un hijo que era tartamudo, tímido y con una enorme sensibilidad. Estos mimbres unidos a que en esa época no era costumbre que los reyes y nobles educaran a sus hijos, no mejoró las condiciones de Bertie, que así era conocido familiarmente.
Matrimonio con Isabel Bowes-Lyon
Boda de Jorge VI con Isabel Bowes-Lyon
El hecho de ser príncipe y no precisamente heredero, no le facilitó las cosas a Alberto que se las vio y deseó para lograr el sí de Isabel, una escocesa de fuerte personalidad y proveniente de una familia noble escocesa. Tras varias negativas dijo sí y se casaron el 26 de abril en la Abadía de Westminster. Con el matrimonio de un príncipe con una noble y no una princesa, se daba un paso importante. Eran los felices veinte, Europa estaba cambiando a pasos agigantados tras las I Guerra Mundial y, aunque era un matrimonio «desigual», se vio con buenos ojos.
Fueron un matrimonio por amor y enseguida vieron colmada su unión con el nacimiento de dos hijas, la princesa Isabel y la princesa Margarita. El hecho de que fueran mujeres no preocupó en exceso ya que no era el heredero al trono. Además de que la corona británica admite perfectamente a una mujer reinando aunque sí existe la prevalencia del hombre sobre la mujer.
Abdicación de Eduardo VIII, subida al trono de Jorge VI
Nada hacía presagiar en la idílica vida del duque de York lo que le sucedería. Su hermano Eduardo VIII, enamorado de una divorciada dos veces, Wallis Simpson, y ante la negativa del gobierno de dejarle casarse con ella, decidió abdicar menos de un año después de haber sido nombrado rey tras la muerte de su padre y anterior monarca, Jorge V. Bertie recibía una herencia envenenada. Se convertía en rey sin haber sido preparado para ello y de una manera abrupta con una gran controversia en el pueblo británico que ya disfrutaba de una fuerte opinión pública gracias a los medios de comunicación.
La peligrosa amistad de los duques de Windsor con los nazis
La noticia en la casa Windsor cayó como un jarro de agua fría y trajo unas grandes complicaciones dentro de la familia. La madre de Isabel II jamás perdonaría esto a su cuñado y de hecho siempre existió una gran tirantez entre ellos por tal motivo. La reina consorte siempre culpó al anterior rey y a su abdicación de la débil salud y muerte temprana de su marido. Pero la causa con mayor peso de la familia real contra los duques de Windsor fue el apoyo de estos en el pasado a Hitler. De hecho, una vez se fueron de Gran Bretaña, hubo una conspiración para recuperar el trono aliándose con los nazis. De haber triunfado aquello, la historia de Europa hubiera sido muy distinta. La falta de lealtad mostrada por el ex rey hacia su país y con su mayor enemigo durante las dos grandes guerras, Alemania, no fue fácil de digerir jamás para la nueva reina y su familia. Que, además, fuera un firme defensor del nazismo y amigo de Hitler fue un trago muy complejo para ser superado.
Portada de The Sun en la que el entonces Eduardo VIII le enseña a su sobrina el saludo nazi
La familia real no tuvo más remedio que lidiar con la enorme crisis que supuso la abdicación de su rey y las consecuencias fueron duras. Los nuevos duques de Windsor fueron «invitados» a marcharse del país instalándose en Francia. Ella no recibió jamás el título de Alteza Real a pesar de las repetidas peticiones de su marido. Fueron siempre un dolor de cabeza para la que pronto se convertiría en Isabel II.
Retrato de la coronación de Jorge VI
Así, el 11 de diciembre de 1936, el tímido y sensible Bertie se convertía en Jorge VI, rey del Reino Unido y de los dominios de Ultramar y en Emperador de la India. Por cierto, fue el último en ostentar tal dignidad en la que se convertiría en ex colonia del vasto imperio británico. Empezaba una nueva época marcada, por supuesto también, por los acontecimientos que rodearon Europa en aquella época. Muy especialmente para este monarca la II Guerra Mundial que vivió de pleno. Eligió de manera muy consciente el nombre para reinar de Jorge para enfatizar la idea de continuidad de su padre, Jorge V.
La tartamudez de un rey
Bertie era un hombre de naturaleza sensible, tímida y tranquila. Y, además, era tartamudo. Un problema poco grave si estabas destinado a ser sólo el duque de York pero un problema enorme si te convertías en rey. Como nadie esperó en su etapa educativa que su ascensión al trono fuese una realidad, no hubo una preocupación excesiva en mejorar su forma de expresarse.
Fotograma de la película ‘El discurso del Rey’. (Foto: Amazon Prime Video)
Pero Bertie se convirtió en rey y lo hizo, además, en una época en la que la radio empezaba a ser un «medio de comunicación». El rey había tenido una mala experiencia en este sentido años atrás cuando en 1925, siendo todavía duque de York, había pronunciado un discurso de clausura en la Exposición del Imperio Británico en Wembley que resultó ser tan incómodo para él como para los millones de personas que lo estaban escuchando. Tal experiencia no podía volver a repetirse en la figura del jefe del Estado. Así que, con la inestimable fuerza de su esposa la reina consorte Isabel, se puso en manos del logopeda Lionel Logue que logró enormes avances en el rey. Un tratamiento que contó de forma magistral la película El discurso del rey.
Muerte de Jorge, ascensión de Isabel II
Coronación de Isabel II. (Foto: Gtres)
Los hombres eligen su vida y el destino elige lo que los hombres vivirán. El 12 de mayo de 1937 Jorge VI e Isabel fueron coronados en la abadía de Westminster. Empezaba un reinado que sería corto. Tan solo unos pocos años duró porque la salud del monarca, dañada por su afición al tabaco, acabó con su vida un seis de febrero de 1942.
Fue en ese momento cuando Isabel, con tan solo 24 años, asumió desde Kenya que comenzaba su nueva época como monarca. Una etapa que culminó con su muerte el 8 de septiembre de 2022.