Así es la influencer ‘freak’ con un expediente brillante que se ha tatuado el nombre de Pedro Sánchez
Sexy y lista, feminista y de izquierdas: así se define María Cristina Bernabé, y su expediente la respalda
Su fama no viene sólo de las notas, sino de tatuarse en la rodilla el nombre del presidente
Acumula más de 10.000 seguidores en sus redes sociales

La tinta sobre la piel siempre ha contado historias. De marineros que se grababan anclas para no olvidar el puerto, de soldados que regresaban de la guerra con nombres de amores que quizá ya no existían, de adolescentes que tatuaban corazones atravesados para sentir que la eternidad duraba, al menos, lo mismo que la tinta. Los tatuajes, esos jeroglíficos contemporáneos, nunca se han llevado bien con la idea de corrección. Pero en 2025, cuando la piel es a la vez manifiesto y escaparate, los tatuajes se han convertido en una autobiografía pública. Y ahí aparece María Cristina Bernabé, murciana nacida en Callosa del Segura en 1993, que ha demostrado que la brillantez académica y la irreverencia estética no son mundos incompatibles. Al contrario: se alimentan mutuamente.
Ella se define como “sexy y lista, feminista y de izquierdas” y lo respalda con cifras difíciles de rebatir: 40 matrículas de honor entre su grado en Educación Social y un máster recién terminado. Pero lo que la catapultó a la fama no fueron solo las notas, sino un gesto cargado de ironía y política: tatuarse en la rodilla un corazón con un nombre en su interior. No era el de un amante, ni el de una madre, ni el de un hijo. Era el de Pedro Sánchez.
Un primer plano de su tatuaje en la rodilla con el nombre “Pedro Sánchez”. (Cuatro)
La decisión no fue caprichosa, aunque lo parezca. “Me tatué al presidente antes de las elecciones del 23-J, cuando las encuestas no eran precisamente optimistas para la izquierda”, confiesa. El resultado es un acto que combina militancia, humor y rebeldía. Mientras muchos quemaban pancartas o llenaban Twitter de consignas, ella eligió el camino irreversible de la aguja. Un tatuaje que es, al mismo tiempo, declaración política y performance estética.
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Su cuerpo es un mural de contradicciones y coherencias. En el pecho, la palabra “Bendita”, escrita en letras góticas, sobre dos rosas que parecen custodiarla. En los brazos, rostros femeninos, flores y símbolos de una iconografía urbana que mezcla lo clásico y lo irreverente. En la cadera, una flor de loto con la inscripción “Amor mío”. Y bajo la rodilla, la firma indeleble del presidente del Gobierno.


María Cristina Bernabé viste el traje de graduación universitario. (Redes Sociales)
Lo fascinante de su historia no es solo el tatuaje, sino cómo lo ha vivido. Porque ella ha sido víctima de bullying, acoso y desprecio incluso en la universidad. No por llevar tatuajes, sino por destacar demasiado. Sus 40 matrículas de honor se convirtieron en un espejo incómodo para compañeros que, en lugar de inspirarse, eligieron atacarla. Ella responde con autoestima: “Graduada, masterizada y rompiendo estereotipos: se puede ser sexy y lista”, escribió en Instagram.
Las redes hicieron el resto. Sus publicaciones sobre feminismo y su defensa de Pedro Sánchez la convirtieron en tendencia. A cambio, recibió insultos, comentarios machistas y críticas que oscilaban entre lo político y lo personal. Ella lo explica con lucidez: “Está peor visto tatuarse a Pedro Sánchez que seguir a Franco”. Esa frase, a medio camino entre la provocación y el diagnóstico sociológico, podría figurar en una antología del humor ácido español.


María Cristina Bernabé en una foto de sus redes sociales.
Su compromiso político no se detiene en Sánchez. Ella misma confiesa que se tatuaría a Yolanda Díaz, Irene Montero, Gabriel Rufián u Óscar Matute, porque representa un ideario progresista sin ambages. Lo hace con la naturalidad de quien entiende la piel como un espacio de militancia y no solo de ornamento. “Cuando llevas treinta tatuajes ya te los haces sin trascendencia”, añade. Su futuro inmediato pasa por doctorarse y, quizá, impartir clases en la universidad.