Luna, la hija de Carlos Lozano y Mónica Hoyos que triunfa en TikTok y aspira a dar el salto a la política
Tiene 21 años y estudia Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en Inglaterra
La joven habla de cambio climático, de actualidad política y de todo aquello que, en teoría, no interesa a nadie de su generación
Tanto arrasa que ha decidido incluir en sus perfiles un correo de contacto para contrataciones

En la intrincada constelación de los hijos de celebridades, se distinguen siempre dos trayectorias posibles. Por un lado, aquellos que aceptan sin pudor el guion previsible: reality de supervivencia, entrevistas y un par de exclusivas familiares que aseguran presencia en la parrilla televisiva. Por otro, los que proclaman con gesto solemne que su destino nada tiene que ver con la fama heredada… hasta que descubren que un plató ofrece más rédito (y bastante menos esfuerzo) que cualquier oposición del Estado. En medio de esta paradoja se alza Luna Lozano Hoyos, hija de Mónica Hoyos y Carlos Lozano, quien parece haber encontrado su propio espacio: no en la pasarela del prime time rosa, sino en los algoritmos de TikTok. Con apenas 21 años, estudia Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en Inglaterra, y lo cuenta con el orgullo de quien sabe que ese detalle luce en el currículum tanto como un apellido conocido en las portadas de revista.
La joven, lejos de los bailes virales y los filtros de moda, se ha hecho un hueco hablando de cambio climático, de actualidad política y de todo aquello que, en principio, haría bostezar a cualquier adolescente. Y, sin embargo, ahí están los números: 53.000 seguidores en redes sociales, y una comunidad que crece porque su naturalidad conecta con un público que agradece escuchar a alguien joven hablar con convicción. Tan conectada está que incluso supera a su propia madre en seguidores, una ironía digital que no pasa desapercibida en la familia. Claro que esta vocación política no está reñida con cierta previsión empresarial. En sus perfiles figura un correo electrónico para contrataciones, porque hablar de política puede ser muy vocacional, sí, pero también conviene dejar la puerta abierta a proyectos que paguen algo más que aplausos virtuales.
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Su madre, por supuesto, no ha tardado en salir en defensa de la causa. Desde el plató de TardeAR, su madre aseguró: “Ella lo hace porque le gusta, no desde la ambición. Eso es maravilloso. A mí me ha enseñado mucho”. Y, como quien no quiere la cosa, deslizó el verdadero deseo: “Ojalá la llamen mañana mismo, pero para una mesa de actualidad política, no para un reality”. Porque en el fondo, la televisión sigue siendo el Olimpo al que todos acaban aspirando, aunque sea disfrazada de tertulia seria.
Lo cierto es que Luna no improvisa. Su LinkedIn da fe de un recorrido que impresiona para su edad. En 2023 realizó prácticas en la Embajada de Nepal en Madrid, donde se adentró en los entresijos diplomáticos. En 2024 ejerció de secretaria social del primer equipo femenino de baloncesto en Bath, demostrando que también sabe desenvolverse en ambientes deportivos. Y ahora mismo, nada menos, trabaja como becaria en la American Chamber of Commerce to the European Union (AmCham EU) en Bruselas, colaborando con comités de servicios financieros, transporte, energía, clima y sostenibilidad. Experiencia que muchos con dos másteres y un Erasmus firmarían sin dudar.
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Y si el frente académico y profesional no fuera suficiente, hay que añadir el artístico: toca el piano, la guitarra y canta —“muy bien”, según asegura su madre—, lo que confirma que en la familia Lozano-Hoyos lo del escenario, sea cual sea, se lleva en la sangre. Quizá por eso, además de sus vídeos en TikTok, Luna ya planea abrirse un canal de YouTube y otro en Twitch, porque la política, en pleno siglo XXI, se consume con ring light y micrófono de streamer.
El caso de Luna resulta fascinante por su contradicción: quiere marcar distancias con el mundo del espectáculo y, sin embargo, su vocación política se vehicula exactamente por los mismos cauces que han convertido en celebridad a tantos hijos de famosos. La diferencia está en el envoltorio: en lugar de bailar bajo el sol de Honduras, ella habla de la última cumbre climática en Bruselas. Pero el destino