La red del imán de Ripoll ayudó a huir de España a tres terroristas implicados en el 11-M
La red yihadista que operaba desde el piso de la calle Lepando de Vilanova i la Geltrú en el que vivía el actual imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, ayudó a huir de España a al menos tres terroristas implicados en la masacre del 11-M.
En una rueda de prensa ofrecida este domingo a periodistas de medios internacionales, el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha asegurado que la policía autonómica desconocía por completo que el imán de Ripoll (considerado el cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils) tuviera vínculos anteriores con redes yihbadistas.
Pero como ha informado OKDIARIO, al menos entre 2003 y 2005 el imán Abdelbaki Es Satty vivió en un piso situado en el número 52 de la calle Lepanto de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), desde el que operaba una célula yihadista que fue desarticulada en enero de 2006 por la Audiencia Nacional.
Durante ese período, el imán de Ripoll compartió piso con el jefe de la célula yihadista, Mohamed Mrabet Fahsi, y con el terrorista argelino Belgacem Bellil, quien asesinó a 28 personas en un atentado suicida contra la base italiana de Nasiriya en Irak.
Recaudaba fondos en la mezquita
Estos antecedentes deberían haber sido suficientes para que Abdelbaki Es Satty permaneciera bajo una estricta vigilancia durante los dos años que ha desempeñado el puesto de imán de Ripoll, donde adoctrinó y radicalizó a los jóvenes marroquíes implicados en los atentados de Las Ramblas y Cambrils.
Los jueces de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska y Fernando Andreu ordenaron en enero de 2006 detener a una veintena de personas en Vilanova i la Geltrú y Santa Coloma de Gramanet, integrantes de dos células yihadistas conectadas entre sí.
La primera, que operaba desde el piso en el que vivía el actual imán de Ripoll, recaudaba fondos entre los fieles de la mezquita de Al Furkan para financiar a la red yihadista y reclutaba a terroristas para enviarlos a Siria, Afganistán e Irak para cometer atentados suicidas.
Lo hacía en estrecha colaboración con la célula de Santa Coloma de Gramanet, que según la sentencia dictada por la Audiencia Nacional en 2009 ayudó a escapar de España a tres terroristas implicados en los atentados del 11-M: Mohamed Afalah, Mohamed Belhadj y Daoud Ouhnane.
Alquiló el piso de Leganés
Mohamed Belhadj había sido el encargado de alquilar el piso de Leganés en el que murieron varios terroristas tras el atentado del 11-M. Después de estos hechos, Mohamed Belhadj huyó de Madrid junto a Mohamed Afalah y ambos se ocultaron en Santa Coloma de Gramanet, un piso de la calle Sant Francesc que la célula yihadista denominaba Alkalaa, la Fortaleza. Desde allí, ambos huyeron de España y se dirigieron a Irak, gracias al apoyo prestado por la célula que dirigía Kamal Ahbar.
Antes de llegar a Irak, Mohamed Afalah (que había sido señalado inicialmente como uno de los terroristas que colocaron las mochilas de los trenes de Atocha) fue detenido en Turquía. Desde España, la célula de Santa Coloma le envió dinero para ayudarle económicamente. Según el sumario del 11M, el 12 de mayo de 2005 Afalah hizo una última llamada a su padre antes de morir en un atentado: «Soy Mohamed, estoy en Irak, perdóname».
En cuanto a Mohamed Belhadj, su hermano Youssef Belhadj fue condenado a 12 años de cárcel en la sentencia del 11M. También se habría ocultado en el piso de la célula de Santa Coloma antes de huir de España Daoud Ouhnane, cuyas huellas habían aparecido en una bolsa en el interior de la furgoneta que apareció en Alcalá de Henares el 11M. Fue fotografiado por la Policía en junio de 2004 saliendo de este inmueble. Como los dos implicados anteriores, habría utilizado este piso para huir de España con destino a Irak.
Esta célula de Santa Coloma trabajaba en estrecha colaboración con la de Vilanova i la Geltrú que operaba desde el piso en el que residía, en aquel momento, el actual imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty. Aunque el imán de Ripoll no fue procesado en la operación Chacal, resulta inevitable pensar que participaba en las actividades de la célula yihadista: el líder del grupo, Mohamed Mrabet Fahsi, reclutaba en la mezquira Al Furkan a jóvenes desarraigados, que eran adoctrinados y radicalizados en el piso de la calle Lepanto.
Se anularon los pinchazos telefónicos
Cuando la Audiencia Nacional ordenó detener a los miembros de la célula, la Guardia Civil halló en la vivienda material documentos de adoctrinamiento religioso radical y un “Manual de instrucciones para la seguridad” que incluía técnicas militares y medidas para burlar la vigilancia de la policía.
El líder del grupo, Mohamed Mrabet Fahsi, tenía en su poder también una copia de los documentos de identidad de Abdelbaki Es Satty, como consta en la sentencia. Finalmente, Mrabet y otros miembros de la célula fueron condenados a siete años de cárcel como integrantes de organización terrorista.
Sin embargo, posteriormente, el Tribunal Supremo anuló la sentencia por una cuestión de forma: las escuchas telefónicas realizadas por la policía a los principales implicados quedaron anuladas porque se habían realizado sin la debida autorización judicial. Como consecuencia de ello, se vino abajo buena parte de la investigación policial y de las pruebas de cargo obtenidas contra los condenados.
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