Batalla campal entre antidisturbios y policías de paisano que se manifiestan en Río contra los recortes
Los antidisturbios tuvieron que cargar contra sus compañeros. Todos ellos están a falta de cobrar parte de sus nóminas, pero unos llevaban uniforme y estaban obligados a cumplir órdenes mientras los otros iban de paisano, junto a otros funcionarios, en una multitudinaria protesta en contra de los recortes decretados por el Gobierno estatal de Luiz Fernando Pezao, cuyas cuentas fueron congeladas en noviembre por el Ejecutivo central de Michel Temer, sucesor de la destituida por corrupción Dilma Rousseff.
La policía antidisturbios de Rio de Janeiro ha lanzado gases lacrimógenos y bombas de ruido contra sus compañeros para frenar la marcha de funcionarios públicos y agentes policiales contra las medidas de austeridad con las que el Ejecutivo estatal busca evitar la bancarrota.
El centro de la ciudad que hace unos meses albergó los Juegos Olímpicos se ha convertido en teatro de una batalla campal desde que la protesta ha arrancado a la hora del almuerzo (media tarde en España). Los agentes, con máscaras antigás, lanzaban gases contra los cientos de manifestantes, concentrados en las afueras de la Asamblea Legislativa.
La mayoría protestaba de forma pacífica, pero imágenes de televisión mostraron a un grupo tratando de saltar las barreras que protegían la entrada del recinto, donde los diputados regionales discutían medidas de austeridad.
Pero la violencia estalló cuando grupos de jóvenes encapuchados quemaron basuras, prendieron fuego a un autobús que estaba ya sin pasajeros y atacaron a la policía, que replicó con bombas de ruido y gases lacrimógenos. Los enfrentamientos duraron hasta el final de la tarde.
La multitud corría asustada por las constantes detonaciones, muchas tiendas bajaron sus persianas y el tráfico disminuyó en las calles céntricas, normalmente muy transitadas a esas horas.
Entre los manifestantes, había agentes de la policía que no reciben sus salarios completos desde hace meses, funcionarios de la sanidad pública, jubilados y personal del sistema judicial. «No hemos recibido nuestro pago de horas extras desde julio, incluido el trabajo que hicimos durante los Juegos Olímpicos», reclamaba Leticia, una policía que pidió no revelar su apellido por miedo a represalias. «Aún esperamos nuestro último salario del año pasado y el de enero», denunció.
Entre las medidas que estudia el Legislativo del estado de Rio figura un aumento de un 11% a un 14% de las retenciones de jubilación para funcionarios, así como recortes de personal y la privatización de la compañía de saneamiento de aguas, Cedae.
Brasil, la primera economía de América Latina, atraviesa una recesión histórica que, sumada a la fuerte caída de los precios del petróleo, afectó especialmente al estado petrolero de Rio. La segunda demarcación más rica del país se vio obligada a declararse en situación de «calamidad financiera» en 2016, junto a otros dos estados.
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