La historia de los almogávares en la Reconquista
En la historia de la Reconquista de la península ibérica, un grupo de guerreros destacó por su valentía, ferocidad y destreza en el combate: los almogávares.
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En la historia militar de la península ibérica ningún ejército desempeñó un papel tan importante como el de los almogávares. Estos temibles soldados de infantería ligera comenzaron a trabajar para la Corona de Aragón en plena Reconquista contra los musulmanes, alcanzando una gran fama y gloria.
Debido a su capacidad combativa y su excepcional movilidad, los almogávares participaron tanto en la batalla de las Navas de Tolosa, en la península itálica y en Sicilia, como en las campañas aragonesas contra el avance de los turcos. De hecho, combatieron para todos los reinos cristianos de la Península Ibérica como mercenarios carentes de miramientos con respecto al arte de la guerra.
¿Quiénes eran los almogávares?
Los almogávares eran pastores pirenaicos que, tras perder sus tierras frente a los musulmanes, se vieron obligados a permanecer en la frontera y a convertirse en soldados tanto para protegerse, como para ayudar a sus familias a subsistir. En un principio, se dedicaban a saquear a los musulmanes, pero con el tiempo se fueron integrando en los ejércitos cristianos de la Corona de Aragón.
Estas tropas se diferenciaban de otros ejércitos por su vestimenta, su resistencia física y por actuar con extrema rapidez. Su entrada en combate era a pie, con pocas armas y bagajes ligeros. Por lo general, golpeaban sus espadas con la piedra haciendo saltar chispas, al tiempo que gritaban: “Aur, aur… Desperta ferro” “Aragón, Aragón” o “San Jorge”. Fue así como se convirtieron en fuerzas de choque, de guerrilla y espionaje en plena Reconquista.
Las primeras actuaciones de los almogávares como guerreros
Los almogávares hacen su aparición en la toma de Tauste, en 1105, pero la referencia histórica más antigua de sus tropas se sitúa en 1118, cuando participaron junto a Alfonso I el Batallador en el asedio de Zaragoza. Durante estos primeros años, los almogávares operaron en el ejército aragonés como mercenarios encargados de acciones de exploración, por lo que actuaban como complemento de la caballería.
A partir de la mitad del siglo XIII, los almogávares fueron incrementando su ejército hasta convertirse en los cuerpos de élite de la Corona de Aragón. Una gran parte de ellos eran catalanes, pero también estaban integrados por aragoneses, valencianos y mallorquines.
El papel de los almogávares en la guerra de las Vísperas Sicilianas (1282-1302)
En 1266, el papado y Francia le ofrecen la corona de Nápoles a Carlos de Anjou, señor de Provenza y tío del rey de Francia, con el fin de deshacerse del entonces rey Manfredo Hohenstaufen. Una vez en el poder, la actitud de Carlos de Anjou y del resto de los nobles franceses no fue del agrado de los sicilianos, quienes fueron fuertemente reprimidos.
Finalmente, el 30 de marzo de 1282 estalló en Palermo (Sicilia) una revuelta antifrancesa en la que toda la isla terminó levantándose en contra de Carlos de Anjou. Los sicilianos le ofrecieron la corona a Constanza, la hija del antiguo rey y a su esposo Pedro III, quien recurrió a las tropas de Roger de Lauria para derrotar a las naves francesas y controlar el Mediterráneo.
Fue entonces cuando los almogávares socorrieron a los sicilianos bajo las órdenes de Guillem Galceran de Cartellà, logrando imponerse ante los franceses, con victorias como la de Catona, Solano y Seminara, además de la toma de Catanzaro en territorio peninsular. En 1302 se firma la Paz de Caltabellota y Sicilia pasa a formar parte de la Casa Real de Aragón.
Los almogávares llegan a oriente
Después de desempeñar un papel decisivo en Sicilia y el sur de Italia, el ejército de los almogávares se convirtió un problema para la Corona de Aragón, por lo que fueron solicitados por el emperador de Constantinopla. En aquel entonces, el Imperio Bizantino había perdido gran parte de su poder y esto fue aprovechado por sus numerosos enemigos, en especial por las tribus turcas.
El emperador Andrónico II recurre al líder de la compañía de los almogávares, Roger de Flor, para defender su imperio. De Flor acepta con la condición de que se le conceda el título de megaduque del Imperio y la mano de una princesa imperial. Una vez que se selló el acuerdo, los almogávares desembarcaron en Constantinopla, para luego cruzar el estrecho del Bósforo y desembarcar en las costas dominadas por el Imperio.
A poco tiempo llegar, Roger de Flor y sus tropas atacaron por sorpresa un campamento turco, sin avisar a las tropas bizantinas. Tras esta primera victoria de las tropas cristianas en Anatolia, los turcos se retiraron de la región, por lo que las tropas de los almogávares se desviaron hacia la gran ciudad de Filadelfia para combatir en la Batalla de Aulax. Los almogávares salieron victoriosos y salvaron a Filadelfia del asedio turco.
Las tropas permanecieron en cerca de las costas del Egeo y tomaron el control de la región. En 1304, los almogávares se enfrentaron nuevamente a un ejército turco en un enclave hacia el oriente, consiguiendo, una vez más, una gran victoria.
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