Txapote a casa por Navidad: tiene revisión de grado, la mitad de la condena cumplida y dos hijos
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El que fuese uno de los jefes más sanguinarios de ETA y responsable de algunos de los asesinatos más crueles de la banda, Javier García Gaztelu, Txapote, está más cerca de la calle que nunca. El Gobierno de Pedro Sánchez ha firmado esta semana su acercamiento a una cárcel del País Vasco, dejando su futuro en manos del Ejecutivo de Iñigo Urkullu. Las características de su ficha penitenciaria le hacen serio candidato a pasar estas próximas navidades en su casa, fuera de la cárcel y disfrutando del régimen de semilibertad. En los próximos meses le toca revisión de grado, ha cumplido más de la mitad de su condena de 30 años (de un total de 500 años) y tiene dos hijos fuera, lo que le otorga suficientes puntos de «arraigo» a ojos de la Consejería de Interior vasca.
En 2011, el rostro de Txapote, el hombre que mató entre otros a Miguel Ángel Blanco, Fernando Buesa o Gregorio Ordóñez, abría todos los telediarios. Su enfrentamiento verbal en pleno juicio en la Audiencia Nacional con la juez Ángela Murillo terminó con Txapote esposado y confinado en la ‘jaula’ de cristal de la sala mientras reivindicaba a ETA y mandaba «al carajo» a todo el tribunal. Instantes antes, la viuda de José Javier Múgica había recordado ante la sala los detalles más crueles de aquel asesinato: escuchó una bomba, se asomó a la venta, vio la furgoneta de su marido ardiendo, al tiempo que este se bajaba del vehículo y caía desplomado en llamas, ya muerto. Txapote escuchó todo este relato con una sonrisa en la cara, provocando la ya célebre reacción de la juez Murillo, a la que un micro abierto le jugó una mala pasada: «¡Pobre mujer! ¡Y encima se ríen estos cabrones!».
Una década más tarde, aquel Javier García Gatzelu, el rostro más desafiante de ETA y uno de los terroristas que no se ‘tragaron’ el fin de la banda, está hoy más cerca de la calle que nunca. Su traslado al País Vasco le permite acogerse a las características particulares del modelo penitenciario vasco, que parece diseñado para vaciar cárceles. Su ascenso carcelario en apenas un año y medio es de récord: comenzó 2021 en régimen de aislamiento en la prisión de Huelva, incluido en la FIES (Fichero de Internos Especiales) por su alta peligrosidad, y ahora cumplirá condena en una cárcel próxima a su casa y con todos los beneficios a su alcance.
Y todo ello pese a que de Txapote no constan ni carta de arrepentimiento ni tampoco colaboración a la Justicia, esenciales para acceder a beneficios penitenciarios. De hecho, la hemeroteca refleja numerosos ejemplos de Gaztelu negándose a declarar en juicios sobre terrorismo. Sin embargo, al Gobierno de Urkullu no se fija en el arrepentimiento expreso, sino en otros criterios como el «arraigo». Y en eso, Txapote tiene ganada la partida.
Revisión de grado
Fuentes del ámbito penitenciario que conocen bien el expediente de Gaztelu explican a OKDIARIO que no le resultará complicado «pasar las Navidades» en su pueblo de Galdácano (Vizcaya). En primer lugar, explican, porque ya ha cumplido la mitad de su condena de treinta años, requisito esencial para acceder al tercer grado.
Esta circunstancia, explican, le abre la puerta a que en la próxima revisión de grado pueda solicitar ese tercer grado y, por tanto, los primeros permisos del régimen semilibertad. El artículo 105.1 del Reglamento penitenciario establece que, «cómo máximo», esas revisiones deben hacerse cada seis meses. No hay impedimento para que se haga antes de ese plazo, aunque lo habitual es que se produzcan a principios de año y justo al comienzo del verano. La última de Txapote, informan estas fuentes, fue en junio. La próxima, indican, puede llegar antes de fin de año.
A diferencia de lo que le ocurría hasta ahora a Gaztelu en sus anteriores prisiones, como Huelva o Estremera (Madrid), en esas revisiones de grado se tenía muy en cuenta el grado de colaboración con la Justicia (en su caso, dicen en Instituciones Penitenciarias, «nulo») y el arrepentimiento. Ahora primará el «arraigo», un concepto etéreo bajo el que el Gobierno vasco engloba multitud de cuestiones subjetivas.
La baza de los hijos
Una de las que más puntos otorga de cara a las juntas de evaluación son los hijos que tiene: un chico de 20 años y una chica de 15. Ambos nacidos en Madrid y fruto de su relación con su pareja, la también etarra Irantzu Gallastegui Amaya, con quien compartía celda hasta ahora en Estremera.
Que Txapote tenga dos hijos fuera, especialmente la menor de edad, y que su madre esté en prisión incluso con una condena más larga que la suya (la cumple en 2032 y él en 2031), será un factor determinante a la hora de evaluar ese «arraigo» que le sacaría de prisión para sus primeros permisos. El primero, contemplan fuentes penitenciarias, podría llegar estas mismas navidades.
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