PSOE y PP quieren cerrar el pacto del Poder Judicial antes del próximo 25 de febrero

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Pedro Sánchez y Pablo Casado, a las puertas de Moncloa.
Carlos Cuesta

El PSOE ha trasladado al PP la posibilidad de apartar a Podemos del pacto del Poder Judicial para lograr cerrarlo. Pablo Casado exigió esta condición y Pedro Sánchez está por la labor de dejar a Pablo Iglesias al margen y de hacerlo de una forma acelerada: antes del muy próximo jueves 25 de febrero. En esa fecha, ambas formaciones pretenden tener cerrado un acuerdo que incluye la renovación de cargos en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en RTVE, en el organismo del Defensor del Pueblo y en el Tribunal Constitucional. La pelota está ya por completo en el tejado de la capacidad de presión de Podemos sobre el PSOE.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está harto de los desplantes de su socio de Gobierno, Pablo Iglesias, y ha decidido ofrecer a Casado, líder del PP, dejar fuera a Podemos de la negociación de la renovación del Consejo General del Poder Judicial, tal y como solicitaba el Partido Popular para pactar la citada renovación del órgano de gobierno de los jueces. De este modo, el PSOE cumpliría dos de las tres exigencias que tenía el PP para llegar a un acuerdo de renovación: apartar a Podemos y aparcar la reforma unilateral y por una mera mayoría absoluta del Poder Judicial. El ofrecimiento del PSOE y de Sánchez se materializó durante la llamada del presidente del Gobierno a Pablo Casado.

El líder del PP recordó en esa misma conversación sus tres condiciones ya clásicas para cerrar el pacto de renovación de los cargos del Poder Judicial: que Podemos no intervenga de ninguna manera en la negociación del nuevo CGPJ; que se retire la reforma legal con la que los socialistas pretenden rebajar la mayoría necesaria, ahora de tres quintos, para renovar los cargos del CGPJ; y que se modifique la ley para volver a la regulación del Poder Judicial de 1980, donde los jueces elegían a los jueces. Tal y como ha publicado ya este diario, ambos líderes estarían más cerca de llegar a un acuerdo.

Enfado con Iglesias

A nadie se le escapa igualmente que el paso dado por el PSOE responde en parte al enfado del presidente con Pablo Iglesias debido a que su formación ha alentado los ataques callejeros vividos en las últimas jornadas y el propio vicepresidente ha descalificado a España afirmando que no es una democracia “plena” por encarcelar a los golpistas del 1-O.

Hay que recordar que justo antes de Navidades, y tal y como publicó OKDIARIO, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, dio ya el ‘OK’ a cerrar el pacto de la Justicia con el PP para renovar el CGPJ. Pero, en contra de lo que defendía públicamente su propio Gobierno por aquellas fechas, era ya Podemos quien bloqueaba el acuerdo. Y es que, mientras Campo aceptaba hace ya dos meses un pacto entre PSOE y PP para impulsar, cada uno de estos partidos, 10 nombres de vocales para el órgano de gobierno de los jueces, era el propio Pedro Sánchez quien se encontraba indeciso ante el freno de Pablo Iglesias al cierre del acuerdo por la insistencia del vicepresidente y líder morado en meter en el pacto a Bildu y ERC y, por supuesto, a ellos mismos.

Iglesias no lo ha puesto fácil desde el primer momento. Ha querido desde el inicio ampliar su poder y ha exigido modificaciones troncales en las negociaciones del Poder Judicial abiertas entre el PP y el PSOE. Podemos ha exigido la presencia de ellos mismos y de sus aliados, ERC y Bildu, en la negociación de los cambios en el Consejo. Es más, ha dejado abierta la puerta a que puedan reclamar la designación directa del nombre de algunos de los nuevos vocales.

El PP rechaza frontalmente negociar la nueva composición del Poder Judicial con las exigencias de Podemos, Bildu y ERC. Y eso significa que la pelota está en el tejado del PSOE: es Sánchez el que debe apartar a Iglesias para poder desbloquear la renovación. Y, ahora, los mensajes del propio Sánchez a Casado apuntan en esa dirección.

Como un solo bloque

El vicepresidente segundo del Gobierno y secretario general de Podemos tiene claro que opera como un sólo bloque de la mano de los proetarras de Arnaldo Otegi y los separatistas de Oriol Junqueras. Y Pablo Iglesias ha exigido desde hace meses la participación de EH Bildu y ERC en la renovación del Poder Judicial.

El mensaje fue captado con claridad por los populares que respondieron sin fisuras: “Nuestras condiciones para renovar el CGPJ son las de siempre y no se cambiarán”. Y esas condiciones excluyen a Podemos. Y, por supuesto, a ERC y Bildu.

El PSOE lleva tiempo empeñado en lograr el apoyo del PP para la renovación del Poder Judicial, un organismo del que dependen los ascensos y designaciones de las plazas judiciales y que, en estos momentos, cuenta con mayoría conservadora. Y conoce desde el inicio de las conversaciones con los hombres de Pablo Casado las exigencias del PP para cerrar este pacto: que Podemos no intervenga de ninguna de las maneras en la negociación; que se cierre esta renovación con compromiso previo de abordar, posteriormente, una reforma completa de la ley para retornar al modelo de elección de la mayoría de los vocales del Poder Judicial por los propios jueces, tal y como exige la Constitución Española; y que la actual elección de vocales se haga con respecto a una preselección de 35 candidatos designados por el colectivo de jueces y no por los partidos políticos.

Pero el empecinamiento en renovar el Poder Judicial no es exclusivo de los socialistas: Pablo Iglesias exigió desde el inicio oficialmente a Pedro Sánchez un cambio urgente de los miembros del CGPJ con el fin de introducir afines a la formación morada y poder interferir, de este modo, en la causa abierta por la ‘caja B’ de Podemos. Y eso implicaba que Podemos interviniera de forma decisiva en la designación del nuevo CGPJ.

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