INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

El preso por el que Interior hostiga a funcionarios se quita la pulsera telemática tras salir libre

Instituciones Penitenciarias activó una investigación tras la filtración de un vídeo en el que varios funcionarios reducían por la fuerza a un preso violento

La jefa de servicio que testificó contra los funcionarios denunció haber sido víctima de un misterioso asalto aún sin resolver

Lo que Interior no ha contado del vídeo filtrado de la cárcel de Villena: “¡Venid a por mí cabrones!”

El perfil del preso del vídeo de la cárcel de Villena: agresor sexual con 50 incidentes en prisión

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Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El 16 de agosto se produjo un acontecimiento en la cárcel de Villena que ha alterado la convivencia en esa prisión en particular y entre el personal penitenciario y sus superiores en general. Aquel día una cámara del centro penitenciario grabó una escena relativamente habitual en las cárceles de España: la reducción de un preso violento por parte de varios funcionarios de prisiones. La grabación, en poder de la dirección del centro, se filtró a los medios de comunicación y el asunto acabó en los tribunales, donde se investiga un presunto delito de brutalidad por parte de los funcionarios.

Ahora, este preso, multirreincidente y violento, ha vuelto a demostrar por qué los funcionarios tuvieron que reducirlo aquel día: hace una semana, justo antes de declarar por videoconferencia, arrojó sus propios excrementos a un agente judicial. Este domingo, salió en libertad portando una pulsera telemática. Se la arrancó tras recorrer los primeros 300 metros desde la salida de la cárcel.

Este es el personaje por el que Interior, a través de Instituciones Penitenciarias, ha organizado una de las mayores persecuciones a funcionarios que se recuerda. Lo que sucede es que en este extraño relato sólo se están contando convenientemente algunos episodios. Para empezar nadie ha dado razón todavía de cómo un vídeo custodiado por la dirección de la cárcel de Villena, una de las más conflictivas y señaladas por asociaciones profesionales y sindicatos por su peligrosidad, acabó en los medios de comunicación a finales de agosto.

En aquellas fechas el titular fue demoledor: un grupo de encapuchados da una paliza a una funcionaria de prisiones. Lo que sucedió fue que una de las jefas de servicio de la cárcel denunció haber sido acorralada y amenazada por varios encapuchados, según ella, para coaccionarla poco antes de declarar ante el juzgado a raíz de la presunta reducción irregular de varios de sus compañeros a un recluso de la cárcel de Villena. Aquella investigación, la de los encapuchados, sigue su curso, sin que por el momento se tenga noticia de que haya ningún identificado al respecto.

No hubo agresión, fue una reducción

El caso es que la noticia de la agresión a la funcionaria, un hecho gravísimo, por supuesto, vino acompañada de la filtración del vídeo en el que podía apreciarse cómo varios funcionarios reducían mediante el uso de la fuerza a un interno. Básicamente la historia que se vendía era la de unos encapuchados coaccionan a una testigo clave que iba a delatar ante un juez brutalidad en el ejercicio de su labor como vigilantes. Y por lo que sabemos hasta ahora, ¿fue así?

Para empezar el recluso en cuestión acumula hasta 50 incidentes dentro de las diferentes prisiones que viene frecuentando desde que tiene la mayoría de edad. Su expediente está repleto de sanciones por haber protagonizado actos violentos contra funcionarios y también contra otros internos. Ojo, también constan agresiones de otros presos siendo él víctima de las mismas. Y es que parece que tiene cierta facilidad para provocar incidentes. Sin ir más lejos, el día del vídeo, escupió a los funcionarios y les retó a entrar en su celda a por él al grito de “¡venid a por mí, cabrones!”. ¿Justifica eso que lo muelan a palos en el pasillo de la cárcel? Ni de lejos, pero es que esa no es la cuestión. La verdadera pregunta es: ¿lo molieron a palos?

El interno fue revisado por tres médicos distintos. A los pocos minutos de la agresión, días después y más tarde incluso cuando fue llevado a otro centro penitenciario. Nada, ni un solo rastro en su cuerpo de haber sido víctima de la tan cacareada violencia de los funcionarios. ¿Y el vídeo? Fuentes consultadas por OKDIARIO explicaron que las defensas, las porras, que aparecen en el vídeo, son ampliamente deformables y no provocan daño alguno, sino que más bien tienen un fin disuasorio contra los internos.

Pero por si estos argumentos no fueran suficientes, y deberían serlo porque pocas cosas hay más objetivas que un parte médico, en este caso fueron tres, hay que fijarse en que el comportamiento del recluso previo al vídeo fue terriblemente conflictivo y violento antes de ese día, pero es que, después, en otro centro penitenciario y con otros funcionarios vigilándole, no ha mejorado mucho.

El pasado 15 de octubre, el recluso tuvo que declarar por videoconferencia precisamente sobre la causa en la que ya declaró la jefa de servicio presuntamente amenazada. Para esos testimonios se conduce al preso a una sala para que hable ante el juzgado, pero aquel día este tipo no tenía ganas de declarar  y se negó a moverse de su celda. Ante este panorama se suspendió esa declaración. ¿Y qué hizo el preso cuando el agente judicial fue a informarle a su celda? Saludarlo lanzándole sus propios excrementos a la cara.

Pero es que dos días más tarde, el domingo, el recluso fue puesto en libertad porque precisamente expiraba la última de sus condenas. Como medida preventiva se le colocó una pulsera telemática para tenerlo controlado. Cuando recorrió los primeros 300 metros en libertad se la arrancó. Lo cazaron, sí, y le volvieron a poner una pulsera, advirtiéndole que no podía manipularla. Vuelve a estar en la calle. Veremos cuánto dura teniendo en cuenta su historial. Pero a quienes persigue Interior es a los funcionarios que sí resultaron heridos y lesionados durante la reducción de un peligroso preso.

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