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La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, ha informado del último traslado de presos de ETA del año: siete terroristas pasarán a cumplir sus penas en cárceles vascas, como reclama la izquierda abertzale. Entre los beneficiados se encuentra Arkaitz Goikoetxea, dirigente del Comando Vizcaya y jefe de ETA que intentó matar, entre otros, al actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
La Navidad llega de lleno a Interior en forma de nuevos traslados de presos al País Vasco. La última de las hornadas, anunciada este jueves por Instituciones Penitenciarias, es la más numerosa del año.
A Goikoetxea, uno de los nombres más reseñables de estos siete traslados, se le envía «al centro penitenciario que corresponda en el País Vasco» procedente de la cárcel de Logroño. Lleva en prisión desde el 27 de julio de 2008, cumpliendo una pena de 40 años por asesinato, atentado, estragos, tenencia de explosivos, detención ilegal, robo, falsificación y organización terrorista. Prácticamente, el pleno de delitos por los que se puede procesar a un miembro de ETA.
Sin embargo, la nota de Interior omite uno de los delitos por los que ha sido condenado: conspiración para cometer asesinato. Su objetivo fue el actual ministro del Interior, Grande-Marlaska.
Matar a Marlaska
Fue precisamente en 2007, un año antes de que Goikoetxea fuese detenido, cuando la dirección ejecutiva de ETA ordenó al Comando Vizcaya que él mismo dirigía que pusiese la diana sobre el entonces magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional.
El golpe contra Marlaska recibió de la cúpula de la banda del sello de «prioritario», como confesaría Goikoetxea tras su detención. Sin embargo, la difícil situación operativa de la banda en esos años y la persecución a la que estaban sometidos por parte de Guardia Civil y Policía Nacional impidió al comando realizar los seguimientos necesarios para preparar el atentado contra Marlaska.
ETA se encontró con Marlaska casi por casualidad. La etarra Olga Comes alquiló en Ezcaray un piso franco en el que también se refugió el ex jefe de ETA Jurdan Martitegi y el propio Goikoetxea. En la misma urbanización donde el ahora ministro poseía una vivienda de verano. Nada más conocer el dato, la dirección de ETA no dejó pasar la oportunidad y ordenó al comando asesinarle en cuanto pudiesen.
Un coche-bomba
El modus operandi elegido fue el coche-bomba. Ni el comando ni la propia dirección de ETA se atrevieron a organizar un asesinato a tiros, como la que solían emplear en otros objetivos, debido a la protección policial que acompañaba a Grande-Marlaska. Finalmente, se quedaron sin margen para el atentado con la caída del comando.
A Goikoetxea aún le queda por cumplir gran parte de su condena: no alcanzará los tres cuartos de ella hasta 2036, momento en el que podrá recibir otros privilegios penitenciarios.
Además, este jueves también han sido acercados Pedro María Cano, Íñigo Gutiérrez, María Lizarraga, Gorka Martínez, Joseba Segurola y Gregorio Vicario Setién.
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