Una guía de Sanidad enseña a drogarse durante el sexo: «Puede ser una experiencia placentera»
«El slamming puede ser una experiencia placentera, euforizante y sexualmente estimulante que desinhibe la conducta sexual. Permite mantener sesiones de sexo más largas incrementando la confianza en uno mismo y la energía». Es lo que se puede leer en una guía, financiada por el Ministerio de Sanidad, en la que se dan consejos para inyectarse drogas «de forma segura» durante la práctica sexual. El material -Slamming: guía para la reducción de daños asociados al uso de drogas inyectables en las sesiones de sexo- aborda un fenómeno cada vez más frecuente y preocupante, que consiste en el consumo inyectado de droga -metanfetamina, cocaína, speed, mededrona, ketamina -entre algunos hombres gais o bisexuales, antes o durante las sesiones de sexo.
La guía ha sido elaborada por el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH), una asociación sin ánimo de lucro financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, el Plan Nacional sobre el Sida del Ministerio de Sanidad y la Subdirección General de Drogodependencias de la Agencia de Salud Pública de Cataluña. Los autores incluyen un «descargo de responsabilidad», explicando que «va dirigida a personas mayores de 18 años» y que su objetivo es «abordar el consumo de drogas con fines sexuales desde una perspectiva de salud integral, bienestar y reducción de riesgos y daños». «La información contenida en esta guía no pretende sustituir la recibida por un profesional de la salud», se advierte. Asimismo, se invita a los profesionales sanitarios a distribuir el material «sólo a aquellas personas a las que el contenido pueda resultarles útil para el manejo de la salud». Es decir, se espera una difusión limitada.
Sin embargo, en el documento se ofrece una visión normalizada e incluso positiva del consumo de estas sustancias en las relaciones sexuales, destacando sus supuestos beneficios, a los que se dedica hasta una página -«Estimulación, euforia, sentimiento de empatía, deseo sexual, locuacidad, relajación, introspección psicodélica»- sin contraponer sus evidentes riesgos.
La guía advierte, eso sí, que la práctica del slamming «no está exenta de riesgos» sobre todo por «el tipo de drogas utilizadas, el patrón de uso o el modo en que se utiliza la inyección».
Cuidado con las arterias
Así, paso a paso se explican de forma pormenorizada todos los aspectos que rodean esta práctica. Desde los preparativos a la forma de inyección de las drogas y los utensilios necesarios.
Por ejemplo, antes de empezar la sesión, se recomienda elegir a un dealer -distribuidor de droga- «de confianza», establecer «reglas de seguridad» para saber a donde se debe llamar en caso de sobredosis y hacer «acopio de material» porque «las sesiones pueden ser largas». «Trata de no inyectarte solo», se avisa.
A continuación, se enseña dónde es mejor inyectarse: «Es importante prestar mucha atención para evitar inyectarse en las arterias y los capilares», «el único tipo de vaso sanguíneo donde es adecuado inyectarse es la vena», «las mejores venas estarán, probablemente, en el brazo y la mano que más se utiliza», «para hacer que las venas sean más visibles y fáciles de encontrar, puedes extender y abrir y cerrar la mano de forma alternativa durante unos segundos para que la sangre fluya hacia las venas o poner agua caliente, dar palmadas o dejar que el brazo cuelgue», «evita beber mucho café o fumar cigarrillos antes de inyectarte», «hidrata tu cuerpo, las venas serán más grandes y visibles»…
También se informa de los riesgos de pinchar por error una arteria -«Interrumpe el proceso, ya que podría provocar infecciones graves o abscesos. Si el sangrado no se detiene, llama al servicio de emergencias con rapidez (112)» -e incluso se detalla dónde están «los puntos más fáciles y seguros»: en la parte inferior de los brazos y de las piernas. Por el contrario, «el cuello, el pene y las ingles son zonas muy peligrosas» e «inyectarse en estos sitios podría acarrear daños graves». Incluso se recoge la cantidad de dosis necesaria en función de si se desea que el efecto sea «bajo, estándar, fuerte o muy fuerte» y la duración en función de la dosis consumida.
Paso a paso
En otro apartado, se explica de forma detallada el procedimiento de inyección, advirtiendo desde el principio que «seguir una técnica de inyección apropiada prolongará la vida de tus venas».
«Si no lo haces así, podría producirse el colapso de la vena, lo que puede implicar un daño permanente», añaden los autores.
«Tómate tu tiempo y sé cuidadoso; asegúrate de que el espacio o habitación donde te vas a inyectar está limpio y ordenado -esto te ayudará a mantener tus instrumentos de inyección limpios y reducirás las posibilidades de confundir tus instrumentos con los de tus colegas-; dale tiempo a tus venas para que se recuperen; inyéctate, al menos, a un centímetro de distancia del último punto de inyección; la inyección debe ir siempre en dirección de la corriente sanguínea hacia el corazón y el bisel de la aguja mirando hacia arriba; asegúrate de utilizar siempre material de inyección nuevo y estéril; cambia todo el material para cada consumo y no lo compartas»… son los consejos que se ofrecen con absoluta naturalidad. También se informa de que la vitamina C puede «ayudar a que las venas se recuperen de las lesiones y reducir las hemorragias y hematomas».
En diez pasos, la guía va explicando cómo preparar la disolución de droga, manejar la jeringuilla y elegir la vena, cuál es el ángulo correcto de la aguja -«Es importante que consigas acertar en la vena haciendo un solo pinchazo»-, cómo limpiar el punto de inyección y, finalmente, cómo deshacerse del material utilizado. «Una opción es desprenderse de él de forma segura, por ejemplo, introduciendo la jeringuilla con la aguja en una lata de bebida o en un tetrabrick».
También se dan consejos de «salud sexual» puesto que «las sesiones implican a menudo muchas horas e incluso días de actividad sexual bajo los efectos de las drogas» y «en ocasiones, estos efectos –sobre todo el de desinhibición sexual– pueden hacerte bajar la guardia y asumir determinadas conductas que implican un mayor riesgo, como, por ejemplo, realizar sexo sin preservativo con varios hombres al mismo tiempo y/o prácticas sexuales más extremas y traumáticas sin apenas sentir dolor».
Así, se recomienda cubrir los vibradores y otros juguetes sexuales con preservativos lubricados y cambiarlos por otros nuevos con cada pareja distinta o «secuenciar las prácticas sexuales». Por ejemplo, «evitar el sexo anal receptivo después del uso enérgico de juguetes sexuales pues ambas prácticas podrían provocar desgarros y sangrado en el recto».
Incluso se dan consejos de nutrición, como consumir frutas, batidos de proteínas, gachas de avena, yogures o sopas, para lograr una «energía renovada» durante las largas sesiones de sexo y drogas. También es recomendable, dice la guía, tomarse una ducha «como mínimo, cada 24 horas» o «retirarse de vez en cuando del espacio donde se está practicando sexo» para descansar.
Sólo al final se indica que el slamming puede provocar problemas de salud mental entre los que se incluye ansiedad, alucinaciones, paranoia, psicosis, depresión e incluso tentativas de suicidio.
Para evitar esas nefastas consecuencias -y en vez de limitarse a «abandonar el consumo»- se ofrecen varias posibilidades, como «cambiar la vía de administración», «llevar un diario de qué drogas consumes» o «descansar, beber y comer lo suficiente». «Pedir a los colegas de la sesión que te avisen cuando te vean exhausto», es otra de las recomendaciones.
Si se produce una sobredosis o «chungo» -lo que se sabrá si la persona «ha dejado de respirar» o «empieza a ponerse de color azul»- se aconseja llamar inmediatamente al 112 pero «no entrar en pánico» e intentar reanimarlo. Y para sobrellevar el «bajón» que se produce tras «inyectarse y practicar sexo durante varios días» se puede «ir al cine, salir con amigos o ir a nadar». «Quizá puedas utilizar la experiencia del ‘bajón’ para tomar conciencia de lo importante que es comer de forma adecuada, beber mucho líquido y descansar y dormir bien para hacer frente a las largas sesiones de sexo y drogas», se añade.
Sólo al final, en las últimas páginas, se dan consejos para reducir o dejar el consumo de drogas, como pedir ayuda al médico de atención primaria o acudir a un centro de atención a las adicciones.
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