Los guardias civiles que protegen la Central Nuclear de Trillo viven en barracones de chapa y tienen coches con goteras
La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) ha denunciado las lamentables condiciones en las que trabajan los agentes de la Benemérita que protegen la Central Nuclear de Trillo (Guadalajara). Los guardias civiles del GRS deben convivir durante 14 días en barracones prefabricados con chapa, conducen vehículos con más de 400.000 kilómetros con moho y goteras y la comida que les suministra el ministerio es de «pésima calidad».
La central de Trillo está considerada como una instalación estratégica en la que se aplican las máximas medidas de seguridad posibles. Sin embargo, los agentes del GRS de la Guardia Civil que protegen el perímetro y el interior de la misma viven en una condiciones penosas, según denuncian desde la AEGC.
La asociación de guardias civiles denuncia la dejadez por parte del Ministerio del Interior. El ‘cuartel’ donde deben pasar 14 días los dos grupos del GRS que protegen la central nuclear «está hecho con casetas de obra prefabricadas. Es decir, módulos eventuales que los han convertido en dormitorios permanentes», aseguran desde la AEGC.
«Además de tener que vivir en estas condiciones lamentables, a los guardias civiles ni la dirección de la Central ni la Guardia Civil les ha proporcionado, y se ha solicitado por escrito a la comisión de riesgos laborales, medidores unipersonales de radiactividad para el equipo que tiene que operar dentro de la Central Nuclear, con la excusa de que no son trabajadores de la central. Es decir, que para ellos estar protegiendo las instalaciones 14 días al mes no supone un riesgo para su salud», critica la asociación de agentes.
A estas condiciones, ya de por sí lamentables, hay que sumar el pésimo estado de los vehículos con los que realizan las patrullas perimetrales y los traslados. «Los agentes trabajan con vehículos desechados en Navarra por el estado en el que se encuentran con cerca de 400.000 kilómetros. Vehículos, en definitiva, que los han llevado a la central cuando tendrían que estar en un desguace y que, por tanto, no pueden ser utilizados para el cometido que se les ha encomendado que es vigilar instalaciones de alta seguridad», expone la AEGC. «En el colmo del despropósito, uno de los vehículos con menos kilómetros tiene goteras y moho en su interior, lo que puede causar problemas de salud a los agentes como infecciones micóticas, irritaciones de piel, ojos, garganta, pulmones y nariz, especialmente a los que son alérgicos», añaden.
El Ministerio del Interior tampoco cuida de la salud de los agentes, que reciben una comida de «tan mala calidad que empiezan a sufrir molestias estomacales» , por lo que, aseguran desde la AEGC, muchos de los agentes han decidido llevarse de casa la comida para las dos semanas de servicio que deben cumplir en la instalación nuclear.
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