El Gobierno sólo expulsa a uno de cada diez inmigrantes ilegales que colapsan Barajas
A día de hoy, hay 450 inmigrantes en situación ilegal que siguen confinados en las salas de asilo de Barajas
Nueve de cada diez inmigrantes ilegales que llegan al aeropuerto de Madrid-Barajas se quedan en España. El Gobierno sólo expulsa a uno de cada diez inmigrantes que colapsan el aeródromo y continúan con sus intentos de fuga.
Durante todo el mes de enero, el Ministerio del Interior sólo ha tramitado la expulsión de 108 inmigrantes ilegales de los mil que han llegado al aeropuerto de Madrid-Barajas en la misma fecha.
Esos inmigrantes bajo expulsión, supuestamente deberán regresar a los países de los que vinieron con la misma línea aérea que los trajo a España y que tendrá que hacerse cargo de su repatriación.
En cuanto al resto de esos 1.000 inmigrantes que sólo en enero han entrado ilegalmente en Barajas, 864 personas han visto aceptadas para estudio sus peticiones de asilo y se quedan en España mientras se decide si se les concede o no protección internacional. Un proceso que se puede prolongar durante meses.
Entre tanto, el Ministerio del Interior fracasó en otro de sus intentos de trasladar a medio centenar de inmigrantes al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid. El Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid anuló el traslado, a petición de la Fiscalía, al entender que el procedimiento elegido no respetaba la ley de asilo y la Policía sólo pudo trasladar a 4 inmigrantes en situación ilegal desde Barajas al CIE.
A día de hoy, hay 450 inmigrantes en situación ilegal que siguen confinados en las salas de asilo de Barajas. La crisis por los centenares de migrantes procedentes de países africanos que hacen un uso «fraudulento», según reconoce el Ministerio del Interior, de las escalas en Barajas para pedir asilo en España ha obligado ha habilitar desde este martes una cuarta sala en la T-1 con 500 metros cuadrados para acoger a 162 personas, todos hombres mayores de edad.
Ahora, con el aeropuerto ya colapsado desde hace meses, el Gobierno ha impuesto visados de tránsito para ciudadanos keniatas y tiene previsto hacer lo mismo a partir del 19 de febrero para los senegaleses, que junto a los marroquíes son mayoría entre los solicitantes de asilo en Barajas. Sin embargo, no se ha tomado ninguna medida con las decenas de inmigrantes ilegales que llegan a Barajas con Royal Air Maroc.
Antidisturbios en Barajas
La crisis migratoria que sufre el aeropuerto de Barajas, colapsado a pesar de las advertencias que desde hace meses vienen haciendo la ONG CEAR y el sindicato policial SUP, ha obligado a Interior a desplegar a los antidisturbios en el aeropuerto.
Ahora también se ha reforzado hasta llegar a un total de 54 agentes los efectivos de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional y la Oficina de Asilo y Refugio (OAR), distribuidos en turnos y dedicados todos los días de la semana a realizar entrevistas en el puesto fronterizo para intentar «desatascar» el aeropuerto.
Sin embargo, la situación de colapso migratorio no mejora, al revés, se agrava con la retirada de Cruz Roja, que se dedicaba a atender las necesidades básicas de los inmigrantes ilegales en Barajas.
Cruz Roja se marchó «debido a las condiciones de saturación e insalubridad que se viven en las zonas de espera habilitadas para los inmigrantes de Barajas mientras se tramitan sus peticiones de asilo u órdenes de expulsión».
El director del Área de Migraciones de la organización, José Javier Sánchez Espinosa, ha insistido en que la retirada de Cruz Roja del aeropuerto es temporal. La intención del organismo –dice– es «seguir atendiendo a estas personas una vez que puedan resolverse estas condiciones».
Desde la retirada de la ONG de las instalaciones de Barajas hace ya una semana, son los policías nacionales destinados en el aeropuerto, con el refuerzo de más unidades enviadas por la Jefatura Superior de Madrid, los que se ocupan de conseguir medicamentos para los inmigrantes y atender sus necesidades básicas.
Y no sólo se trata de garantizar la atención de los inmigrantes, los policías deben atender su principal tarea de mantener la seguridad del reciento aeroportuario. Algo a lo que no ayudan las condiciones de seguridad de las salas, que no están preparadas para albergar a cientos de inmigrantes recluidos en espacios cerrados de pequeño tamaño.
Dobles techos por los que ya se han producido intentos de fuga o ventanas sin precintar por las que han escapado decenas de inmigrantes son algunos de los problemas a los que se enfrenta la Policía.
La nueva sala habilitada por AENA e Interior tampoco ofrece garantías de seguridad para los policías, sin mampara que los separe de las decenas de inmigrantes hacinados en un ambiente siempre proclive a estallar.
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