Dos policías del ‘caso Tsunami’ declaran al juez que temieron por su vida durante los disturbios
"Mi integridad física resultó dañada gravemente y tengo secuelas psíquicas", ha relatado uno de ellos
Dos policías que sufrieron heridas de gravedad durante los disturbios en Barcelona en protesta por la sentencia del procés han declarado ante el juez del caso Tsunami en la Audiencia Nacional que temieron por su vida y que estaban convencidos de que los grupos violentos querían que hubiera «algún agente muerto». Ambos se consideran «víctimas de terrorismo» por la magnitud de las protestas convocadas por Tsunami Democrátic en octubre de 2019.
Los dos agentes han destacado la «perfecta organización» de los manifestantes para causar daño y la «violencia extrema» que vivieron. Así lo han defendido durante su declaraciones como testigos este martes en la Audiencia Nacional ante el juez Manuel García-Castellón, en la causa abierta por delitos de terrorismo y en la que están personados como acusación particular.
Ambos han reclamado al Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska ser reconocidos e indemnizados como víctimas del terrorismo por los daños físicos y secuelas sufridas en esos incidentes, tras los que tuvieron que pasar a la jubilación anticipada por incapacidad permanente. Ambos fueron heridos durante los disturbios en la plaza de Urquinaona de Barcelona el 18 de octubre de 2019.
Uno de los agentes ha declarado ante el juez que recibió un golpe en la cabeza por el que tuvo que ser ingresado en la UCI, mientras que el otro sufrió una «grave fractura» abierta en el radio de su brazo derecho mientras formaba parte del operativo que en ese momento contenía a los manifestantes. Este último es Ángel, que tras comparecer ante el juez por el caso Tsunami, ha atendido a los medios a la salida de la Audiencia Nacional visiblemente emocionado.
«Sí que sentí en algún momento peligro por mi vida. De hecho mi integridad física resultó dañada gravemente y tengo secuelas psíquicas», ha señalado este agente antidisturbios de la Policía Nacional a preguntas de los medios, que también le han preguntado por su opinión acerca de la amnistía a los implicados en el ‘procés’.
Ángel ha expresado su deseo de que «se haga justicia» y de que los hechos de Barcelona «no se vuelvan a producir porque fueron una auténtica salvajada». «Nos consideramos víctimas del terrorismo y que tenga las repercusiones que tenga que tener», ha apostillado. Este veterano agente, que durante su carrera ha estado en múltiples manifestaciones, ha sostenido que en ninguna de ellas sufrió «una violencia de tal magnitud» como la que hubo ese día en la plaza de Urquinaona. «Fue la más dura de todas», ha remarcado.
«Me cuesta pasar página»
También ha relatado cómo se produjo el ataque en el que ambos policías resultaron heridos. En su caso fue un adoquín de grandes dimensiones lanzado desde la azotea de un edificio el que impactó en su brazo derecho y que le provocó una fractura abierta por la que ya ha sido tres veces intervenido y que le ha dejado una cicatriz de 18 centímetros que le recuerda todos los días lo sucedido y le dificulta «pasar página».
A la gravedad de estas heridas se sumó la dificultad para que las ambulancias acudieran al lugar donde estaban interveniendo por estar las calles cortadas y el traslado desde la Jefatura de Policía al hospital podía demorarse más de 45 minutos. De hecho, el agente que resultó gravemente herido en la cabeza también por un adoquín sufrió convulsiones cuando llegó a la Jefatura y de ahí tuvo que ser trasladado al hospital, donde tuvieron que poner seguridad policial para evitar que llegaran hasta allí los manifestantes.
Los dos policías heridos están representados por el abogado José María Fuster-Fabra, quien también ha hecho declaraciones tras la comparecencia de sus patrocinados, a los que ha acompañado también el portavoz nacional del sindicato policial Jupol, Ibón Domínguez.
«Buscaban un muerto»
El letrado ha insistido en que los dos han declarado ante el juez que estaban convencidos de que los manifestantes querían que hubiese un muerto, «un agente fallecido», y ha esgrimido que la violencia extrema «todo el mundo la recuerda» por las imágenes que pudieron verse en televisión ese día. «Ellos veían que lo que buscaban era que hubiera no solamente lesionados, sino que hubiera fallecidos», ha señalado el abogado.
En palabras de este abogado, los dos agentes de la Policía han relatado ante el juez que los manifestantes separatistas sabían donde estaban ubicadas las diferentes unidades y cuando se les agotaba el material antidisturbios aprovechaban para atacar, ya que esa unidad tenía entonces que ser remplazada por otra.
«Se trataba por tanto de grupúsculos bien organizados que colaboraban entre ellos», ha señalado el abogado. En total, tuvieron que enfrentarse a entre unas 2.000 o 3.000 personas que les atacaron con mucha violencia y virulencia.
Durante la comparecencia, el abogado Benet Salellas, que representa a investigados en el caso Tsunami, ha preguntado a uno de los agentes si había estado imputado en relación con los disturbios de esos días, que se localizaron también en el aeropuerto de El Prat. En este punto, García-Castellón le ha advertido al policía que su declaración en esta causa era como testigo y que, si la respuesta le podía ocasionar perjuicio por tener un posible procedimiento abierto por otros hechos, no estaba obligado a contestar, por lo que el agente ha declinado responder.
«La imputación del resultado material de las lesiones y de los daños causados no resulta gratuita, y por el contrario se ve reforzada por la consciencia que desde la organización se tenía del peligro que podía suponer la tensión a la que transmitía la organización en la calle en esos momentos», argumentó García-Castellón al aceptar la personación de los dos policías heridos en el caso Tsunami.