La UE se prepara para paralizar el suministro de gas ruso en enero y eleva un 14% la producción propia
Los acuerdos de suministro de gas ruso a Europa expiran al término del año 2024
Los acuerdos que Europa mantiene con Ucrania para el suministro de gas ruso expiran al término de este 2024, es decir, en un par de semanas, por lo que el continente se prepara con el desarrollo de alternativas. La fuente energética más socorrida está siendo el Gas Natural Licuado (GNL), es decir, un gas convertido en líquido y transportado a través de grandes barcos. Según los datos del Institute for Energy Economics and Financial Analysis consultados por OKDIARIO, la Unión Europea ha aumentado su capacidad de este recurso en un 14% sólo este año, hasta los 242.700 millones de metros cúbicos.
El instituto afirma que la UE planea alcanzar los 300 metros cúbicos de capacidad a partir de 2026. Así, si se compara con los niveles de 2022, cuando comenzó la invasión de Rusia a Ucrania, la capacidad se dispararía un 61% en los Veintisiete. Sin embargo, el GNL sufre de una desventaja comparativa, sobre todo si se pone al lado del gas que llega a través de gaseoductos. Y es que el proceso de licuar el recurso, transportarlo y volverlo a gasificar es mucho más costoso, por lo que requiere de grandes desembolsos de dinero.
Aparte de lo anterior, esta fuente de energía puede tener otro problema: dejar de ser útil. «La demanda europea de gas continúa disminuyendo, impulsada por la implementación de energías renovables y medidas de eficiencia energética», revelan los analistas.
Los europeos se encuentran en un proceso de transición energética mientras los países realizan grandes inversiones para nutrirse de GNL, pero es posible que ese dinero no acabe dando los rendimientos deseados: «A medida que la demanda de gas disminuye y más terminales de GNL quedan subutilizadas, algunos países tal vez estén empezando a darse cuenta de que una nueva infraestructura de importación de GNL puede resultar innecesaria», afirma el instituto.
«En Grecia, la FSRU de Alexandroupolis se ha retrasado y se espera que comience a operar comercialmente en octubre de 2024. En medio de la caída de la demanda de GNL, no está claro si otras tres terminales de importación griegas planificadas seguirán adelante», asegura el organismo.
«La terminal Vasiliko de Chipre está paralizada y los planes para ampliar la terminal Klaipėda de Lituania han sido suspendidos. El año pasado, la terminal Skalte de Letonia perdió el apoyo del gobierno del país porque consideró que ya no era necesaria. Los planes para una segunda FSRU en la terminal Gdansk de Polonia se archivaron debido a la falta de interés. Otras terminales que se archivaron el año pasado fueron Dioriga Gas (Grecia), Shannon (Irlanda) y Vlora (Albania)», explica.
«En Alemania, la terminal de Stade se ha retrasado y se espera que comience a operar en 2027, y una FSRU se trasladó de Lubmin al puerto de Mukran a principios de este año», afirma el instituto.
La alternativa al gas ruso
En ese sentido, y aunque existan dificultades, el GNL se está presentando como alternativa al gas ruso: «Alemania continúa con los planes para construir terminales terrestres en Wilhelmshaven y Brunsbüttel». Y, por otro lado, Estonia planea la apertura de dos instalaciones en 2025 e Italia repara otra para 2026.
Además, aunque caduquen los acuerdos firmados antes de la invasión para transportar gas de Rusia a través de Ucrania, Europa seguirá comprando GNL ruso. Sin embargo, esto no durará mucho tiempo: «En junio, la UE acordó prohibir los transbordos de GNL ruso».
«Se trata del proceso por el cual los cargamentos de GNL procedentes de la península rusa de Yamal llegan a una terminal en Europa y se transfieren desde rompehielos a buques metaneros convencionales. Esto puede implicar la transferencia intermedia de GNL a otros buques o a tanques de almacenamiento. Luego, el GNL se envía a terceros mercados, y los países europeos facilitan la venta de GNL ruso. La prohibición entrará en vigor a partir de marzo de 2025», explica la entidad.
Por otro lado, Europa ha dejado de depender tanto del gas ruso. Según explica el Real Instituto Elcano, «desde la invasión, Rusia ha reducido en más de un 80% sus envíos por gasoducto a la UE». No obstante, tampoco está claro si Europa planea una renovación de los contratos in extremis, aunque, por el momento, no hay visos de que eso suceda. Es más, Ucrania ya ha advertido que detendrán a partir de enero el tránsito de gas y petróleo de Rusia en el oleoducto Druzhba, que da suministro a Eslovaquia, Hungría y la República Checa.
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