Europa ningunea a España: Italia y Francia negocian presidencia, economía y defensa en la futura Comisión
Los próximos meses se reparten los puestos europeos y España está siendo ninguneada. Francia ha tomado la delantera, con el visto bueno de Italia, y se posicionan frente a los alemanes buscando socios que convengan a sus intereses. Pero nadie cuenta con Sánchez. España ha quedado al margen del reparto y, si terminan otorgándole algún puesto, será para equilibrar el juego de poder: ni le dan a elegir ni le han preguntado.
Emmanuel Macron no solo ha comenzado la ronda de contactos, sino que ha llamado personalmente al italiano Mario Draghi, ex presidente del BCE, para proponerle uno de los dos grandes puestos que deben rotar a finales de octubre: presidente de la Comisión Europea o Presidente del Consejo Europeo. El juego de equilibrios de Francia pasa por darle uno de esos puestos a Italia, lograr alguna vicepresidencia y quedarse con el apartado económico. A cambio de la salida de la actual presidenta de de la Comisión, Ursula Von der Leyen, protegida de Alemania, los germanos ganarían peso en el Consejo. Draghi como presidente, Francia en la cartera que ahora ocupa Paolo Gentiloni en economía, y el resto serán repartidos después.
La perla en bruto es la creación de una cartera específica de Defensa. Los populares europeos han insistido en eliminar el puesto de Alto Comisionado, que ahora ocupa Josep Borrell, y crear esa cartera, y aunque habían obtenido la negativa socialista, todas las encuestas apuntan a un cambio en los contrapesos parlamentarios. Desde el propio Parlamento Europeo dan por hecho la creación de esa cartera, y tanto Macron como Olaf Scholz quieren que la ocupen sus respectivos países. Una vez más: nada de España.
Defensa deberá gestionar más de 100.000 millones de euros en los próximos años en forma de incremento del gasto conjunto para la protección de las fronteras europeas, con las tensiones con Rusia y China en el horizonte. Y Giorgia Meloni tiene todas las llaves de ese castillo: por eso Macron llama a Draghi, y por eso se baraja también el nombre de Matteo Renzi, que logró ser primer ministro en Italia en 2014. Entonces no tenía 40 años. Ahora no llega a los 50 y ocupará seguro un puesto de relevancia. Meloni así lo quiere, y le toca elegir a ella. Pese a un cierto (puede que impostado) carácter de independencia, los populares europeos ven en ella el carácter con que avanzar hacia un mayor proteccionismo europeo tanto en lo económico como en lo social, y por las alternancias que se dan Alemania, Francia e Italia, le toca a esta última dirigir los grandes puestos. Prácticamente el único gran cargo que no cambiará a partir de noviembre de 2024 es el de Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Pero no hay rastro de España.
Hace unos meses, varios colegas europeos recomendaron a Teresa Ribera desvincularse del Ejecutivo de Sánchez y aterrizar en Europa. El trabajo de la todavía ministra, tan denostado en España por su gestión, tiene todavía algo de peso en Europa. Esa es la única baza a la que se agarra Sánchez, y por eso es quien sale del Gobierno para ir a Bruselas. Es una sonda enviada sin destino, que puede que España tenga la suerte de que, en el reparto final, alguien recoja y otorgue un puesto. De no ser así, España podría irse de vacío del próximo reparto de cargos.
La cuarta economía de la zona euro. Una de las principales fronteras de entrada en Europa. Y podría irse de vacío.
La última gira de Pedro Sánchez pidiendo el reconocimiento del Estado Palestino no solo no ha logrado el objetivo que el presidente perseguía, sino que ha tenido el efecto contrario: un gran enfado en el seno del Parlamento Europeo y la sensación de «que quiere alzar la voz por encima de la propia voz única que quiere tener la Unión Europea», como ya mencionaron fuentes del Parlamento Europeo y de la Comisión a OKDIARIO. La búsqueda de una solución consensuada con dos Estados no es lo mismo que proclamar de forma unilateral el reconocimiento del Estado Palestino.
Sánchez «dilapida el crédito internacional en pedir aplazamientos en la aplicación de los peajes para las carreteras», comentan las mismas fuentes, que entrarán en vigor en España finalmente en 2025, «en lugar de conseguir puestos de relevancia que permitan la distribución de fondos» y tener en cuenta los propios intereses españoles a la hora de tomar las decisiones conjuntas.
Meloni va situando a sus candidatos, Draghi y Renzi, sabiendo que la edad del primero puede ser un inconveniente, y a cambio Francia mueve los hilos para pilotar los próximos movimientos en Economía. Alemania debe ceder en la presidencia de la Comisión Europea, aunque propondrá asumir el liderazgo en Defensa, y desde Países Bajos sitúan a su ex primer ministro, Mark Rutte, al frente del Consejo Europeo (si es lo que deja libre Italia). Luego se repartirán el resto de carteras. España solo aspira a lograr la de Energía, pero Portugal tiene ahí puestas sus expectativas, puesto que consideran que pueden liderar, y lograr beneficio en ello, una transición mayor hacia las renovables. António Costa prefiere lograr un puesto económico, pero ya ha anunciado la intención de liderar, sino, los cambios energéticos que necesita la Unión Europea.
Sin rastro de España.
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