Los economistas alertan: esto que está por llegar podría ser peor que en 2008 y pocos están preparados
El sobreendeudamiento, entre otros factores, puede provocar una crisis como la del 2008
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Cada vez que se habla o que se piensa en una crisis de la economía, reaparece el fantasma de aquella crisis financiera de 2008 que afectó a tantas personas en todo el mundo. Por ello, para muchos economistas resulta bastante preocupante lo que podría estar gestándose en 2025 ya que amenaza con superar aquel colapso. Aunque en los últimos años la economía mundial ha pasado por altibajos, con recuperaciones parciales y periodos de incertidumbre, los expertos advierten que las señales actuales son más alarmantes de lo que muchos creen. Mientras los mercados financieros intentan mantener la calma, en el trasfondo se está gestando una tormenta perfecta que podría sacudir los cimientos de la economía global.
Los consumidores, a pesar de los indicadores oficiales, se encuentran en una situación mucho más frágil de lo que parece. El sobreendeudamiento, la crisis del sector inmobiliario, el desplome de la producción agrícola y una ola de despidos masivos han comenzado a poner en jaque la estabilidad económica. A esto se suma la inflación persistente y la caída del consumo, que podrían desembocar en una recesión histórica. Con todo este panorama, los economistas no dudan en advertir que el próximo colapso podría ser incluso más devastador que el de hace más de 15 años.
Las raíces del problema van mucho más allá de los cambios políticos recientes o de las fluctuaciones del mercado. La estructura de la economía sigue dependiendo del consumo masivo y del acceso fácil al crédito, pero las familias están llegando a su límite. A medida que la deuda se acumula y los ingresos no crecen al mismo ritmo que los precios, el sistema podría estar acercándose a un punto de ruptura. Si no se toman medidas urgentes, 2025 podría convertirse en el año en que se repita la historia, pero con consecuencias aún más graves.
Los economistas alertan sobre lo que podría llegar
Una de las primeras cosas sobre las que alertan los economistas implica al sector agrícola, del que señalan que estaría al borde del colapso, y las cifras no dejan lugar a dudas. El portal Euribor.com, señala como en 2024, los agricultores estadounidenses reportaron los peores beneficios desde 2007, lo que ha generado una crisis de inversión que impactará de lleno en 2025. Con costos de producción en aumento y problemas climáticos que afectan las cosechas, la oferta de productos agrícolas podría reducirse de manera drástica, provocando un encarecimiento sin precedentes de los alimentos.
A nivel global, las dificultades también se acumulan. La Costa de Marfil, el principal productor de cacao, sufrió una cosecha desastrosa, lo que anticipa una subida del 25% en los precios del chocolate. En Europa, la situación no es mejor, con cosechas que han sido las peores en décadas. En EE. UU., un incendio en una fábrica de baterías en California ha generado una crisis en la producción de frutas y hortalizas, contaminando miles de toneladas de alimentos. El resultado es claro: los precios de los productos básicos podrán dispararse y afectar directamente a los consumidores.
El desplome del mercado inmobiliario comercial
Por otro lado, y fijándonos en las cifras de Estados Unidos, para entender cómo parece estar gestándose una nueva crisis financiera, el sector inmobiliario comercial sigue sin recuperarse de la pandemia. Las oficinas vacías, la caída del teletrabajo y la falta de inversores han provocado una caída de hasta un 57% en el valor de los edificios en ciudades como Houston, Baltimore y Washington D.C. En Minneapolis, un rascacielos de oficinas se vendió a un 91% menos de su valor en 2019, un dato que refleja el hundimiento del sector.
El problema no sólo afecta a los grandes propietarios. La reducción en la recaudación de impuestos provenientes de estos inmuebles podría derivar en un incremento de impuestos para las viviendas residenciales. En estados como Nueva York y Florida, las ejecuciones hipotecarias han aumentado casi un 50% en el último año, una clara señal de que el mercado inmobiliario está tambaleándose de nuevo.
Endeudamiento y crisis financiera
El mencionado portal señala también que otra de las causas sobre la que alertan los economistas este año, tiene que ver con el sobreendeudamiento, el cuál está alcanzando niveles alarmantes. En 2024, se registraron impagos por 46.000 millones de dólares en créditos, la cifra más alta desde 2010. Grandes bancos como Capital One han reportado un aumento del 6% en créditos incobrables, algo que no se veía desde la última crisis.
El problema no se limita a los sectores más vulnerables. Las familias de clase media también están al borde del colapso financiero, con un récord de personas que sólo pueden pagar el mínimo en sus tarjetas de crédito. La caída del consumo y la desconfianza en la economía podrían generar una reacción en cadena que afecte a toda la estructura económica del país.
Desplome del mercado del automóvil y la vivienda
El sector automotriz también enfrenta una crisis silenciosa. En 2024, el 22% de los intercambios de coches se realizaron con una pérdida superior a los 10.000 dólares, afectando especialmente a marcas como Kia, Jeep y Tesla. La caída de la demanda y el encarecimiento de los vehículos han frenado la industria.
Por otro lado, el mercado inmobiliario residencial también está dando señales preocupantes. A finales de 2024, el 55% de las viviendas en venta llevaban más de 60 días sin comprador, un 50% más que el año anterior. Esto, sumado a un aumento del 3,6% en los precios, hace temer que una nueva burbuja inmobiliaria esté en formación.
Despidos masivos y recesión inminente
Por último, las grandes corporaciones han comenzado a despedir empleados en grandes cantidades. Empresas como Meta, Amazon, Boeing y Citi han anunciado recortes de miles de trabajadores, sumando en total más de 95.000 despidos en el último año. Este fenómeno, combinado con el alto endeudamiento de los hogares y la crisis de varios sectores clave, podría empujar a la economía hacia una recesión profunda.
A pesar de que algunos analistas insisten en que la economía podría resistir, las cifras cuentan otra historia. Con el consumo en declive, el endeudamiento disparado y sectores clave en crisis, todo apunta a que 2025 podría ser un año tan crítico como 2008, si no peor. Sin medidas contundentes para estabilizar la economía, el escenario que se avecina podría dejar consecuencias de largo alcance y cambiar el rumbo financiero de los próximos años.
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