Zidane está en el punto de mira. El francés es el principal señalado tras la derrota y mala imagen ofrecida por el conjunto blanco ante el Betis (2-1) en el Benito Villamarín, que les costó perder el liderato en favor del Barcelona. Las decisiones del francés vuelven a generar debate y su futuro en el banquillo del Santiago Bernabéu podría pender de lo que ocurra en el partido de vuelta ante el Manchester City y en una reacción en las once jornadas que restan en Liga.
Cuando las cosas vienen mal dadas, la primera mirada de reprobación se dirige al banquillo. No tardó Zinedine Zidane en entonar el mea culpa tras el mal partido del Real Madrid ante el Betis en el Benito Villamarín, una derrota con la que cedieron el liderato meritoriamente logrado en el Clásico. «Soy el responsable», insistió en varias ocasiones el francés ante los medios después de un encuentro en el que los blancos rondaron el centenar de balones perdidos. Dos de ellos acabaron en gol del conjunto verdiblanco.
Es consciente Zidane de que su futuro en el Real Madrid no está asegurado. Él es el principal señalado en el peor encuentro disputado hasta el momento por los blancos. Tras el buen partido jugado una semana antes en el Santiago Bernabéu ante el eterno rival, el conjunto blanco no tenía más que hacer lo que sabe ante un equipo que llevaba seis jornadas sin conocer la victoria y que coqueteaba peligrosamente con el descenso. Pero los blancos no comparecieron en el Villamarín y el plan de Zidane fracasó.
El francés volvió a tirar de rotaciones, tantas veces controvertidas, y una vez más no funcionaron. No se entendieron las suplencias de Valverde y Mendy, dos jugadores que han mostrado un gran nivel en los últimos partidos, ni tampoco los cambios durante el encuentro, como cuando llamó al banquillo a Toni Kroos. Unas actuaciones que no obtuvieron el resultado esperado por Zizou y que vuelven a colocarlo en el alambre. Zidane se ha ganado crédito de sobra y hay tiempo para reaccionar, pero si vuelve a estrellarse contra el City y se escapa la Liga, ello podría provocar la necesidad de buscar un nuevo inquilino para el banquillo en Chamartín.
