El Real Madrid ya está en cuartos de final de la Champions League tras imponerse en el partido de vuelta al Atalanta. El conjunto blanco completó un gran partido que contó con el protagonismo de Vinicius Junior. El brasileño repetía como titular contra el conjunto italiano y cumplió con nota, siendo fundamental para la clasificación del equipo de Zidane. Hizo de todo, pudiendo completar su gran actuación con un gol maradoniano, pero una vez más no estuvo fino de cara a portería.
Su fallo ante Sportiello, el portero de los bergamascos, fue clamoroso, pero pasó por alto en un encuentro en el que llevó el peso del ataque madridista en todo momento. Vinicius volvía a contar con la confianza de Zidane, en un encuentro en el que la adelantada defensa de La Dea le daba la oportunidad de sobresalir con sus ataques a los espacios y lo supo aprovechar al máximo.
Desde el arranque del partido, el conjunto blanco le buscó con constantes balones a la espalda de los defensas. Les costó a los madridistas entrar en el partido y no estaban acertados a la hora de buscar la velocidad del brasileño, pero una vez se hicieron con el dominio, empezaron a encontrar en Vinicius al principal recurso ofensivo del equipo.
Vinicius respondía encarando, arrancando y desbordando. Y las ocasiones no tardaron en aparecer. Tuvo la primera oportunidad de los blancos mediado el cuarto de hora de partido, cuando se asoció con Benzema y tenía un pasillo para marcar a placer, pero el último control se le escapó y la defensa terminó echándosele encima.
Siguió intentándolo, volviendo loca a la defensa del Atalanta y sobre todo a Toloi, que no pudo pararlo en todo el partido. Cada balón que le llegaba suponía un peligro constante sobre la meta del equipo italiano, aunque el gol de los madridistas se resistía.
Ya en la segunda parte, y con el 1-0 en el marcador, Vinicius se fabricó una jugada que lo sorprendente fue que no acabase en gol. Cogió el balón en las proximidades del área, se marchó de todo el que se le ponía por delante y se quedó sólo en el área pequeña ante el portero. Punteó la pelota, pero la mandó directamente fuera, cuando contaba con espacio más que de sobra para meterla.
Fue la acción que pudo sentenciar la eliminatoria, pero de nuevo volvía a fallarla. Lejos de achicarse, siguió intentándolo y en la siguiente encontró el premio. De nuevo volvió a arrancar en velocidad entrando al área y, esta vez sí, Toloi logró pararle, pero haciéndole falta. El colegiado pitó un penalti que el VAR revisó por si se había cometido fuera, pero el contacto fue sobre la línea. Ramos no perdonó.
Fue su última aportación a un partido que no terminó. En el 70′, Zidane le cambió por Rodrygo con el pase a cuartos ya sentenciado. El brasileño había cumplido con lo que pretendía el técnico al meterle como único acompañante de Benzema y se acercó a felicitarle cuando abandonó el campo.
Aprovecha la oportunidad
Su actuación contra el Atalanta le llega en el mejor momento posible. Vinicius tenía la oportunidad de volver a reivindicarse en un partido importante y lo hizo. Si en la ida quedó señalado por su inoperancia, cuando las bajas del Madrid le obligaban a ser uno de los principales actores del equipo, en el partido decisivo fue clave para el triunfo del Real Madrid, liderándolo rumbo a los cuartos de final.
Contra el Elche, Rodrygo parecía haberle ganado la partida y el regreso de Hazard le condenaba de nuevo al banquillo, después de un partido en el que se echó falta todo lo que sí que ha hecho en Champions. Sin embargo, el golpe sobre la mesa dado contra el Atalanta le devuelve de nuevo al primer plano del equipo. Con Hazard de nuevo lesionado y con Asensio cuestionado, Vinicius vuelve a darle un nuevo giro a su rol en los planes de Zidane.
El brasileño empezaba a dejar patente que su huella en los partidos era más notoria saliendo desde el banquillo que de inicio. Las actuaciones desapercibidas durante sus últimos encuentros en los que ha sido titular contrastaban con el buen rendimiento que muestra cada vez que cuenta con unos minutos en el tramo final. Sin embargo, en esta ocasión, fue determinante siendo de la partida.
Acostumbrado a las grandes noches
Las grandes noches le gustan y así se encarga de demostrarlo cada vez que tiene la oportunidad. La confianza que tiene en sí mismo, su atrevimiento e insistencia le lleva a no tener ningún tipo de problema a la hora de ponerse bajo el foco en las citas relevantes. Una vez más lo demostró en Champions. Contra el Atalanta se convirtió en el principal protagonista del partido gracias a su velocidad, desborde, atrevimiento e insistencia.
Como ya hiciera en situaciones anteriores desde su primera temporada en el club, no duda en asumir la responsabilidad de ser el principal agitador del equipo. Lo demostró contra el Ajax en aquella eliminación fatídica de los blancos, donde su lesión frustró cualquier intento de remontada y también en la pasada temporada frente al Barcelona, con un gol que valió prácticamente una Liga. Este curso también fue fundamental contra el Inter en Valdebebas, ante el Sevilla o frente a la Real. Ahora, vuelve a serlo para llevar al Madrid tres temporadas después entre los ocho mejores de Europa.