Un Real Madrid desconocido, atrevido, agresivo y valiente, ensayó la remontada ante una Real Sociedad que se puso por delante en el Bernabéu y luego se metió atrás. Los de Ancelotti presionaron como nunca y dieron la vuelta al gol de Oyarzabal con dos zapatazos de Camavinga y Modric al filo del descanso en cinco minutos de furia. En la segunda parte no levantaron el pie, hicieron dos goles más y llegan pletóricos de físico y de confianza al decisivo duelo ante el PSG.
No se guardó nada en su alineación Ancelotti, viejo zorro con las orejas tiesas porque ya empieza a escuchar el runrún sobre su trabajo extendiéndose por el Bernabéu. Con el PSG a la vuelta de la esquina el técnico del Real Madrid prefirió intentar abrochar primero la Liga ante la Real Sociedad. Natural. Más vale Liga en mano que Champions volando. Así que puso a jugar a todos los titulares disponibles –salvo Asensio, el menos titular de los titulares– para intentar finiquitar el campeonato tras el enésimo pinchazo del Sevilla, lobo feroz de local y corderito de visitante.
Ahí estaban Mendy y Casemiro, que se perderán por tarjetas la finalísima ante el PSG, igual que el resto de fijos de Carletto. Sólo Camavinga y Rodrygo retocaban el once de gala del que se caía Kroos, que salvo milagro tampoco llegará al miércoles. El joven francés, diluido su efecto inicial ante la falta de minutos, se colaba en la alineación por la ausencia de última hora de Fede Valverde, víctima de un proceso gripal. Y descansaba el siempre guadianesco Asensio.
Los once que enfrentaba el Real Madrid a la Real Sociedad eran: Courtois; Carvajal, Militao, Alaba, Mendy; Casemiro, Camavinga, Modric; Rodrygo, Vinicius y Benzema. Los realistas, caídos de la Europa League, se plantaban en el Bernabéu con la oportunidad ideal para no caerse en esa pugna por los dos puestos de Champions en la que andan liados con Betis, Barça, Atlético y Villarreal. Si había un día bueno para jugar ante el Madrid, puede que fuera hoy con el equipo blanco con un ojo puesto en el PSG.
El partido arrancó con un Real Madrid dispuesto a echarse al monte como si no hubiera un mañana. Bloque alto lo llaman los cursis. Presión, los que fuimos a EGB. El puntito de vigor y vértigo con el que había salido el equipo de Ancelotti lo ponía Rodrygo, que había salido con ganas de reivindicarse. La Real Sociedad respondía con armas parecidas, con protagonismo especial para Oyarzabal.
La Real pega primero
En el minuto 8 Carvajal se pegó un tiro en el pie… o se lo pegó a Oyarzabal. Como estaban en el área, pues penalti. Lo ejecutó el propio Oyarzabal, Courtois casi lo para, pero le faltaron dos centímetros, así que la Real Sociedad golpeaba primero en el Bernabéu.
El tanto realista hizo cambiar los planes de Imanol, que echó al equipo atrás. Al Real Madrid no le quedaba más remedio que atacar, atacar y volver a atacar. Lo hizo pero sin plan. Vinicius y Benzema, emboscados entre defensores realistas, eran invisibles. El efecto Rodrygo se había diluido como una aspirina efervescente. Modric atraviesa por uno de esos meses canallas tan habituales en los jugadores que están de vuelta. Y Camavinga recuerda a aquel anuncio de Pirelli de la potencia sin control.
Sin espacios ni fútbol, el balón parado podría ser la solución para el Real Madrid. Lo intentó Alaba en un golpe franco en el 29, pero su zurdazo tocó en la cabeza de un rival. Ancelotti ejercitaba la musculatura de su mandíbula con otra docena de chicles. En el 35 de nuevo el Madrid se asomó al gol en un centro diagonal que no alcanzó por poco Casemiro, improvisado delantero centro.
El VAR se hace el ciego y el sordo
Antes le habían hecho un penalti como una casa a Casemiro pero el árbitro no lo vio y el VAR no lo quiso ver. Lo del Real Madrid con el VAR esta temporada es para hacérselo mirar. Menos mal para los intereses de Ancelotti que Camavinga se encontró con un gol, tan plástico como inesperado, con un disparo lejanísimo que se envenenó tras rozar en Illarramendi y despistar a Remiro.
El gol enfureció al Real Madrid que tardó un minuto en hacer el segundo por obra y gracia de Benzema. Lo anuló el VAR por medio hombro, pero los blancos lo siguieron intentando. Entonces, con el Madrid desatado y el descanso apretando en todos los relojes, apareció Luka Modric para sacarse un derechazo magistral y batir, otra vez desde lejos, a Remiro, que también pudo hacer algo más. Los blancos habían consumado la remontada en un pispás con sendos disparos lejanos. Y así, con el 2-1, nos fuimos al descanso.
Del que regresaríamos con una Real Sociedad espabilada y ofensiva como Ayuso en el PP. A la fuerza ahorcan (en el Bernabéu… bueno, y en Génova). Pero el Madrid no pretendía regalar su preciado botín de remontada, así que respondió golpe por golpe.
Remontada exprés
Imanol pasó a defensa de cuatro para intentar enjugar el gol de desventaja. Pero el Real Madrid seguía desatado en la presión como si no costara. Hasta Casemiro parecía desatado. En los blancos, con una actitud desconocida, defendía hasta Chendo. Los de Ancelotti gobernaban el partido a sus anchas. Sufría la Real.
Sólo parecía cuestión de tiempo que cayera el tercero. Y cayó tras una jugada cocinada entre Rodrygo y Vinicius. Lo marcó con una gran volea Benzema, pero el VAR, esta vez sí diligente, anuló el tanto por fuera de juego de Rodrygo en la gestación de la jugada.
No desesperó el Real Madrid, que siguió percutiendo el área donostiarra con un ímpetu desconocido. En el 74 Gil Manzano pitó falta fuera del área a Vinicius, pero el VAR le corrigió: era penalti. La pena máxima la ejecutó Benzema, que marcó su particular hat-trick en el Bernabéu aunque fuera el primero que subía al marcador.
Ya con 3-1 y el partido resuelto haría Ancelotti su primer cambio: Asensio por Rodrygo. Igual era el momento de proteger a tipos como Benzema, Modric o Alaba, pero ya saben que la alarma del Nokia de Carletto va como va.
El que siguió yendo como un tiro fue el Real Madrid, que encontró el cuarto en el 78 con un maravilloso pase de Casemiro a la subida de Carvajal, que remontó la banda, ganó la línea de fondo y asistió al recién entrado Asensio para marcar el cuarto.
Fue entonces cuando, esta vez sí, el valiente Ancelotti quitó a Modric y a Vinicius. Era el minuto 81 y metió de golpe a Marcelo y Ceballos. Y luego a Benzema y Carvajal para meter a Mariano y Lucas Vázquez. El partido se consumió, el Bernabéu (por fin) disfrutó y el Real Madrid cerró el mejor partido de la era Carletto para llegar a tope de moral al partido ante el PSG. Aunque esa ya será otra historia.