El mercado se cerró con los apuros de siempre. La sede de la Liga echaba humo mientras el reloj se acercaba a las 00:00, momento en el que sería imposible hacer cualquier transferencia. Mientras, por Valdebebas la calma era absoluta. No había carreras y tampoco agobios. El trabajo ya estaba hecho. Gracias a su gran planificación, el Real Madrid había retocado su plantilla con el tiempo suficiente para poder evitar cualquier agonía.
El Real Madrid, gracias a la gestión encabezada por Florentino Pérez, ha vivido tres meses de absoluta paz y tranquilidad. La única transferencia que tuvieron que llevar a cabo en el último día fue la salida de Toni Fuidias, portero del Castilla que el curso pasado hizo las labores de tercer portero, al Girona. El resto ya estaba hecho desde hacía tiempo. Y eso que las cosas no empezaron como esperaban.
Dos fichajes de calidad
El mercado no había comenzado y Mbappé ya había consumado su traición al Real Madrid. El 21 de mayo se confirmaba que el francés se decantaba por el dinero para decir no a su supuesto sueño de la infancia. Unos días antes, convencidos de que el galo cumpliría su palabra, se apartó de la batalla por Haaland, que ponía rumbo al Manchester City. Dos golpes con la temporada todavía en marcha y con el equipo tratando de ganar el doblete de Liga y Champions. El luto duró poco, ya que los blancos se centraron en la final de la máxima competición continental que ganaron al Liverpool el 28 de mayo en París. Al mismo tiempo, la dirección deportiva comenzó a trabajar en dos incorporaciones que, según Ancelotti, han mejorado la plantilla.
El 2 de junio el Real Madrid anunciaba el fichaje de Antonio Rüdiger. El central llegaba a coste cero al club blanco para subir de nivel la defensa. Un jugador multiusos que mejora notablemente la plantilla. El 11 del mismo mes, los madridistas cerraban la contratación de Aurélien Tchouaméni a cambio de 80 millones de euros. De esta forma, el equipo de Ancelotti se hacía con el relevo de la CMK, ya que juntaba a tres jóvenes como el francés, Camavinga y Valverde. Estos han sido los dos únicos fichajes del Real Madrid durante todo el verano. La otra novedad es Álvaro Odriozola, que regresó tras cesión y finalmente se quedó en la plantilla.
El otro objetivo era dar salidas. Si bien es cierto que, una vez más, ha visto como era imposible deshacerse de Mariano, que ya ha entrado en su último año de contrato, sí han podido hacer caja con varias ventas. En total, el Real Madrid ha recaudado este verano 107,9 millones de euros. Borja Mayoral dejó 10 kilos en caja, Kubo 6,5, por la mitad de Mario Gila, ya que los blancos se han quedado con el 50% de los derechos, la Lazio ha pagado 6,4 millones, mientras que el Girona pagó 4 kilos por el 40% de Miguel Gutiérrez. Además, el Cádiz ofreció un millón por Víctor Chust. No obstante, la gran venta del verano fue la de Casemiro. La leyenda madridista decía adiós a cambio de 80 millones de euros.
Imposible decir «no»
Tras su último gran servicio este mismo verano en la Supercopa de Europa, Casemiro capto toda la atención del Manchester United, que se lanzó a por su fichaje. Los ingleses pusieron encima de la mesa del Real Madrid 80 kilos, mientras que mejoraron notablemente el sueldo del jugador. Todas las partes entendieron que lo mejor era llegar a un acuerdo que terminó con Case en Old Trafford.
De esta forma, la directiva presidida por Florentino Pérez ha cerrado el mercado veraniego gastándose 80 millones de euros en un jugador llamado a ser uno de los grandes dominadores del fútbol en los próximos años como es Tchouaméni, mientras se hizo a coste cero con un central de nivel mundial como Rüdiger. A su vez, ha ingresado 107,9 kilos con las ventas, lo que ha supuesto que los blancos cierren el verano con un superávit de 27,9 millones. Una gestión casi inmaculada de un club que tiene un plan y una gran planificación