El Real Madrid ha resucitado en 11 días. De tocar fondo en Kiev a pasar a octavos de final de la Champions como primeros de grupo y encadenar tres victorias seguidas en Liga gracias a la unión de un vestuario que se encerró, se miró a los ojos y decidió que había que levantar una situación tremendamente delicada por Zidane, el hombre siempre había dado todo por ellos. Con Sergio Ramos y Lucas Vázquez llevando la voz cantante, todos se dijeron lo que se tenían que decir y se conjuraron para reconducir el camino. Y eso que la situación no era nada sencilla.
El martes 1 de diciembre a eso de las 21:00 horas el Real Madrid se enfrentaba al abismo. Los blancos acababan de caer 2-0 ante el Shakhtar Donetsk en Kiev y estaban a una derrota de quedar fuera de los octavos de final de la Champions. Por primera vez desde que hay fase de grupos en la máxima competición europea los madridistas tenían serias opciones de caer eliminados. Además, a esta derrota había que unir la que sufrieron días antes en el estadio Alfredo di Stéfano frente al Alavés. Dos batacazos consecutivos que provocaron un auténtico terremoto. La vuelta de Ucrania fue complicada, pero pronto el vestuario se unió para reconducir un barco a la deriva que se podía llevar por delante a Zinedine Zidane.
El miércoles 2 de diciembre amaneció con nubes por Valdebebas. Los nombres de Pochettino y Raúl empezaban a sonar con fuerza. Incluso, se llegaba a dudar de que Zidane se sentase en el banquillo del Ramón Sánchez Pizjuán. Un partido que se tenía que disputar tres días después. La locura se instaló en el entorno, no tanto dentro, donde la confianza en Zidane seguía vigente. El entrenador de las tres Champions seguidas estaba más tocado que nunca, más que en octubre de 2019, cuando viajaron a Estambul con la sombra de Mourinho creciendo día a día, pero la cúpula tenía claro que iba a esperar a ver qué pasaba en la Champions. Por ello, el equipo decidió que tenía que encerrarse y dar la cara por el entrenador que siempre les ha defendido. Por el técnico que les ha permitido tocar el cielo.
Ramos y Lucas llevaron la voz cantante
La plantilla al completo se unió y con Sergio Ramos y Lucas Vázquez como líderes se conjuraron para dar la vuelta a la situación. El mensaje que ambos lanzaron a sus compañeros era claro: “Hay que darlo todo por Zidane”. El vestuario está a muerte con el entrenador francés y el capitán junto al gallego se lo intentaron hacer ver a una plantilla que estaba jugueteando seriamente con poner punto final a la temporada antes de final de año.
De aquella charla salió un equipo mucho más unido que recuperó la esencia que le hizo campeón de Liga la temporada pasada. Así viajaron a Sevilla con la idea clara de que no se podía fallar y no lo hicieron. Un partido serio, donde el cambio de actitud quedó claro y en el que se volvió a ganar con el mandamiento que dio el título: serios atrás y meter la que tuviesen. Los blancos ganaron 0-1 y si no llega a ser por lo que perdonaron en la primera mitad la ventaja habría sido mayor.
Con la primera prueba de fuego superada, llegaba la más delicada. La que sí podría acabar con Zidane fuera del Real Madrid en diciembre. Perder ante el Borussia Mönchengladbach era decir adiós a la Champions, por lo que el partido se tomó como una final. Sergio Ramos regresó para la gran cita, Florentino Pérez bajó al vestuario antes del encuentro a dar ánimos y el partido salió a la perfección. Dos goles de Benzema dieron la clasificación a los blancos como primeros de grupos a los octavos de final.
Y como este calendario no frena, el sábado pasado la ‘final’ era por la Liga en todo un derbi ante el Atlético de Madrid. Aunque aún queda mucho por jugar en el campeonato doméstico, todos por Valdebebas sabían que no ganar significaría dar demasiada ventaja a los rojiblancos. Así encararon otro encuentro que se saldó con otra gran actuación de los madridistas que se llevaron el duelo por 2-0 para meterse de lleno en la pelea por el título. Una lucha de la que no se quieren bajar, tal y como demostró en un partido incómodo ante el Athletic en el que cimentaron el triunfo gracias a las actuaciones de Benzema y Courtois.
Lucas se gana a todos
Uno de los principales culpables de esta resurrección es Lucas Vázquez. El gallego está brillando dentro del campo, donde no sólo se ha convertido en un jugador intocable para Zidane y ya encadena 12 titularidades seguidas, sino que también es un peso pesado dentro del vestuario. Cuenta con la confianza de Zidane y del capitán, con el que comparte una gran amistad, y se ha ganado el respeto de todos gracias a su trabajo. El de Curtis se ha convertido en el jugador que todos los entrenadores quieren tener.