El Real Madrid volvió a hacer deméritos para jugar la Europa League tras otra sonrojante derrota, la segunda de esta Champions, ante el modestísimo Shakhtar. Los de Zidane, después de un buen primer tiempo, se hundieron en una pésima segunda parte y cayeron 2-0 en el olímpico de Kiev. El mismo estadio que vio La Decimotercera vio también a un equipo que, duela a quien duela, está en un evidente fin de ciclo.
Hubo zidanada en Kiev pero las ha habido peores. Sentó a Casemiro, el funambulista del centro del campo, y le hizo la cobra a Vinicius en la silla de Hazard. En ella sentó a Rodrygo, que es un lobo con cara de corderito en la Champions. Ödegaard, uno de esos pocos jugadores que imprime vigor al Real Madrid a falta de Fede Valverde, recuperaba su sitio en el once. A la defensa regresaba Mendy para devolver a Marcelo a su sitio natural: el banquillo. Y a la delantera volvía un Benzema que cada día que falta juega mejor, lo mismo que pasa con las canciones de Gardel.
El Real Madrid se plantaba en el Olímpico de Kiev, allí donde levantó La Decimotercera y empezó a poner fin a uno de los ciclos más deslumbrantes de su historia, con el nudo de la corbata prieto, pero no tanto como para provocarle la asfixia. Las dos victorias ante el Inter, amén de balsámicas, habían sido fructíferas para colocar a los de Zidane en una posición pintiparada para meterse en los octavos de la Champions y, de paso, regatear la Europa League, esa competición que es más un castigo que un título para clubes como el Madrid.
Bastaba una victoria para evitar tener que sacar la calculadora. Vamos, que esto era Saber y Ganar pero sin Jordi Hurtado. Una derrota ante el Shakhtar como la de la primera jornada, obligaba al Madrid a echar unas cuentas a priori sencillas: superar lo que hiciera el Shakhtar ante el Inter en la última jornada. Así que mejor ganar y no complicarse la vida.
El gélido tiempo de Kiev provocó que el Real Madrid saliera a toda pastilla. Profundo Lucas Vázquez, vertical Rodrygo e indetectable Benzema. Entre él y Mariano, cuya actitud es impecable, media un latifundio. De sus pies (de los de Benzema, digo) salió la primera ocasión de gol del equipo de Zidane. No habíamos cumplido ni cinco minutos de partido. Karim cayo al costado izquierdo, sentó a su par con un quiebro de los que te mandan la cadera al traumatólogo y puso el pase de la muerte para Asensio. Iba a ser gol del mallorquín, pero su disparo a bocajarro se estrelló contra el poste derecho de la meta del Shakhtar.
En el frío el Madrid sale caliente
Benzema estaba on fire. De nuevo Karim tiró un desmarque de ruptura en el 10, Modric le asistió con el exterior y el tiro del 9 del Madrid le salió centrado. Rechazó con cierto agobio el meta Trubin, que ya se estrenó en Valdebebas. Definitivamente, el Real Madrid había entrado al partido con el pie derecho. La presencia de Ödegaard insuflaba al equipo un vigor que necesita más que un podemita una camisa de cuadros.
Un error grosero de Nacho en la entrega metió a Varane en un lío, que el francés resolvió con un entradón a Morais. Vio amarilla y dejó al delantero del Shakhtar con el muslo a punto de nieve. Le atendieron y volvió al campo más tocado que la barandilla del metro. Duró cinco minutos y le suplió Dentinho. La acción rompió el ritmo del Real Madrid, que también bajó dos puntos en su presión. Respiraba el Shakhtar y recomponía su 4-5-1 después del vertiginoso arranque del Madrid.
El sistema defensivo del Shakhtar atrapaba a los tres centrocampistas blancos y eso que Asensio se descolgaba de la banda para ayudar a gestar fútbol. De repente el Real Madrid vio delante el muro de Berlín. Se atascó, se ofuscó y le hizo la vida más fácil a los ucranianos.
Al filo de la media hora Ödegaard y Asensio cosieron una bellísima jugada en el pico del área del Shakhtar. El mallorquín la abrochó con un disparo seco al palo corto del portero. Una mano larga y firme de Trubin abortó el 0-1. Era la segunda ocasión clara de Marco en sus mejores minutos de la temporada.
Maldita (falta de) puntería
A lo tonto el Real Madrid había tenido tres ocasiones para adelantarse en el Olímpico de Kiev. Ay, si alguna de esas las hubiera pillado Cristiano Ronaldo. Otra media volea tuvo Benzema en el 43, pero su disparo se fue alto. Venga y venga a ocasiones, como si no costara. Con la última de Karim y un par de llegadas más de los blancos nos fuimos al descanso sin goles y con los blancos como ganadores del combate a los puntos, salvo Varane que había ganado sus duelos por K.O.
Volvimos del entretiempo y el Real Madrid mantuvo su dominio posicional del partido. Mendy se marcó una jugada atribulada que enderezó Benzema con un magnífico centro al área que remató arriba Nacho. Respondió Shakhtar con un contragolpe en el que el pie incorrupto y salvador de Courtois evitó el 0-1 de Tyson, que hubiera sido un golpe, ya me perdonarán el chiste fácil.
Fue un aviso de que podía empezar en breve el show defensivo del Real Madrid. Así fue. Tardaron un siglo en volver tras un córner a favor. Mendy que volvió de los primeros, iba a evitar el peligro, pero perpetró un pase estúpido al centro de la defensa, Varane no se enteró. Entre el uno y el otro –más Varane que Mendy– dejaron la casa sin barrer y la pelota acabó en los pies de Dentinho, que batió a Courtois en su salida.
Varapalo en Kiev
La reacción del Real Madrid la comandó Mendy, un lateral con cuerpo de estibador y alma de un tío que hace portes… y así le lució el pelo. El lateral dio muestras de su (nula) calidad al marcarse un disparo dentro del área que se fue… a saque de banda. Se lo juro. ¡A saque de banda! Tuvo el Shakhtar el 0-2 en un par de ocasiones con un Madrid en la lona.
Zidane, que parecía bloqueado, respondió con tres cambios: Mariano por Benzema, Vincius por Rodrygo e Isco por Ödegaard. Al Real Madrid le quedaban 20 minutos para salir del quilombo en que se había metido por sus deméritos propios. Los blancos necesitaban un gol para seguir dependiendo de sí mismos en la última jornada de la Champions y no tener que bailar con la Europa League.
Apretaron los de Zidane con un punto de vértigo y dos de precipitación. Les valió para encerrar al Shakhtar, que no es precisamente el Bayern de Múnich. Pero en pleno calentó del Real Madrid llegó el 2-0 para abrochar el desastre. Una contra en la que nadie retrocedió, al menos a tiempo. Solomon recorrió metros como si fuera la reina de Inglaterra a caballo. Nadie le salió al paso, se asomó al área y batió a Courtois con un disparo raso.
Al Real Madrid le quedaban siete minutos más el añadido para repetir el milagro de Moenchengladbach. No pudo. Lo intentó pero sus ataques fueron estériles, así que los blancos consumaron su segunda derrota de esta Champions ante el Shakhtar y, a la espera del resultado del Inter en Alemania, podrían hasta no depender de sí mismos para evitar el ridículo histórico que sería quedarse fuera de los octavos de la Champions y acabar en la Europa League.