Un Madrid gigante en una tarde de pesadilla para Baskonia. El conjunto blanco se lamió las heridas de su derrota de la pasada semana ante Gran Canaria y de su irregular papel en la semana en Euroliga y sacó su mejor versión para imponerse de forma clara (65-83) en uno de los clásicos de la Liga Endesa, que se tiñó de color blanco gracias a la labor grupal del equipo de Pablo Laso, un día más con sus pívots infranqueables en la zona y con todo el grupo aportando en diversas facetas.
Tavares, Poirier y Yabusele volvieron a combinar a la perfección, esta vez con la ayuda del miro Vukcevic, que abrió la pista y colaboró a la perfección en una rotación equilibrada. Laso optó por dos perfiles en el exterior, con un inicio con tres aleros como Abalde, Hanga y Taylor que hicieron la vida imposible a las estrellas de Baskonia, para dejar que la magia de Heurtel, Causeur o Llull aparecieran junto a Rudy desde la segunda unidad.
Baskonia, por su parte, confirmó las sensaciones negativas acumuladas en los últimos tiempos y pagó las bajas hasta colocarse a merced de un rival que no dio opción, ya fuera desde el triple, la defensa o el mencionado rebote, donde no hubo color y sí una diferencia que se explica desde la siguiente estadística. El Madrid recogió más balones, 20, que Baskonia en el aro de los locales.
Esta, la clave, estuvo ejemplificada en la figura de Vincent Poirier, que volvía a la que fue su casa y ejerció de coloso en la zona junto a Tavares y Yabusele, aunque estos más dedicados a otras lides como la anotación y la intimidación. En el rebote ofensivo, el Robin de Batman Poirier fue ni más ni menos que Rudy, una navaja suiza de muchos quilates y que con tres triples, cinco rebotes ofensivos y mucha defensa fue otro de los mencionables en el entramado de Laso, que se marchó satisfecho y con todo reconducido en una actuación de terror para Baskonia ante un Madrid en el papel de villano de Halloween.