El Barça ha vuelto a pintar de azulgrana el Clásico con una trabajada victoria en el WiZink Center (75-85) en la jornada 16 de la Liga Endesa. Sanli y Kuric, cada uno con 17 puntos, dirigieron el triunfo visitante ante un rival que no logró conectar a sus máximos referentes y se marchó muy enfadado con la labor arbitral. En cualquier caso, el Real Madrid (16-2) se mantiene como líder destacado de la competición tras encajar su segunda derrota esta temporada ante un Barcelona segundo clasificado (12-3).
Los dos mejores equipos del continente, tal y como atestigua la clasificación de la Euroliga, chocaban por segunda vez esta temporada con el recuerdo de la victoria azulgrana en el último precedente y los 31 puntos de Nikola Mirotic. Fuertemente pitado una vez más en su antigua casa, el líder azulgrana llegaba a tiempo al partido igual que Walter Tavares y Rudy Fernández, los tres con el Covid recién superado.
A menos de un mes de la Copa del Rey, el primer gran título de la temporada, Pablo Laso y Sarunas Jasikevicius sabían que era una gran oportunidad para afianzar a sus equipos. Los locales para seguir rodando a Gaby Deck o Anthony Randolph, los visitantes para mejorar sensaciones tras una mala racha muy marcada por el coronavirus.
El partido le llegó demasiado pronto al alero argentino, que apenas jugó nueve minutos. La primera parte siempre transcurrió muy igualada y ninguno de los dos equipos llegó a dominar por más de seis puntos. Tavares y un infalible Kyle Kuric, con tres triples anotados sin fallo, comandaban a sus respectivas escuadras. Al descanso, tímida ventaja culé (40-42).
La gota malaya azulgrana
El Barça salió más espabilado de vestuarios y se procuró un 0-7 que le estiró en el marcador por primera vez (40-49). Sanli sacó de la pintura a Tavares y se regodeó en un tercer cuarto celestial. El caboverdiano respondió con dos mates furiosos y Llull se sumó a su llamada con dos triples, pero los culés, iluminados en el triple (10/18), anotaban con facilidad hasta alcanzar la decena de ventaja (51-61, min.29).
Un triple de Rolands Smits estiró la máxima visitante hasta los 12 puntos al inicio del último cuarto (56-68). Planeaba el peligro de sentencia, pero emergieron Williams-Goss y Poirier para ponerle mucho corazón y tejer un parcial de 10-0 que devolvió la ilusión a la hinchada madridista en el ecuador del último cuarto (66-68).
Pero cuando más carburaba el Real Madrid, llegó un fatídico apagón de tres minutos sin anotar una canasta en juego. A base de tiros libres y en medio del tremendo enfado madridista por la labor arbitral de Benjamín Jiménez, Óscar Perea y Alfonso Olivares, el Barça fue adueñándose del partido ante un adversario que jugó sin pívot puro en los instantes decisivos por decisión de Pablo Laso. Un triple del vilipendiado Mirotic a falta de 20 segundos fue la puntilla que cerró otro Clásico pintado de azulgrana.