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Los Williams devoran a un Atlético sin dientes

Nico e Iñaki marcan y se dan asistencias y . le pintan la cara a un equipo que es un coladero

El Athletic sentenció el partido en la primera parte: tres llegadas y dos goles

Muy señalados una vez más Savic, Nahuel Molina y Mario Hermoso

Los Williams devoran a un Atlético sin dientes que vuelve a fracasar en defensa y que se queda sin final, penalizado por los continuos errores de futbolistas como Savic, Nahuel o Hermoso que no están al nivel de un equipo que quiera pelear por títulos. Nico e Iñaki marcaron y se dieron asistencias mutuamente y dejaron en nada el dominio inicial de los de Simeone, que vieron como la semifinal quedaba sentenciada en una primera parte en la que llevaron el peso, pero sin rematar ni una sola vez con peligro mientras que el Athletic, en tres llegadas, les marcó dos goles. Sólo queda pelear por los cuartos de final de Champions, pero visto lo visto parece una utopía.

La eliminatoria ha sido el fiel reflejo de una temporada en la que no se ha podido detener la sangría de goles encajada por un Oblak que parece haber dejado atrás sus mejores momentos. Que un ex centrocampista de 35 años como el belga Witsel haya sido el defensor más regular del equipo es la demostración del absoluto fracaso que ha evitado pelear por algo más que por el objetivo mínimo de clasificarse entre los cuatro primeros. De hecho, incluso esa meta está muy en el aire.

Y eso que en el comienzo de la noche nada parecía pronosticar semejante desastre. El Atlético se saltó el protocolo y apareció en San Mamés dispuesto a dejarse notar desde el primer minuto. La versión que mostraron los jugadores fue la que cabía esperar de un equipo obligado a remontar un resultado adverso y durante un rato el estadio asistió en silencio a una sucesión continua de llegadas ante la meta bilbaína con dos disparos entre los tres palos, el primero de Lino y el segundo de Hermoso. El partido pintaba bien y a Simeone se le veía satisfecho.

Sin embargo todo lo bueno que se había hecho en el arranque de partido se hizo añicos en la primera llegada del Athletic. A los 12 minutos, tras una falta de Galarreta a Lino no señalada, el balón llegó por la izquierda a Nico Williams, al que Nahuel permitió centrar al segundo palo donde su hermano Iñaki se aprovechó de la distancia que le había dejado Mario Hermoso para soltar una volea que venció a un Oblak al que le faltó velocidad. Una vez más su defensa de cristal le costó muy cara al Atlético.

El gol lo cambió absolutamente todo. Si ya la ventaja que llevaba el Athletic del partido de ida era importante, ahora el resultado se convirtió en una losa tremenda para un equipo con la moral ya muy frágil. Pese a todo consiguió levantarse a base de exprimir el talento de Lino, al único que estuvo a la altura de lo que cabía esperar del partido. El brasileño fue el atacante más activo, pero no resultó suficiente porque el equipo no consiguió más que crear fuegos de artificio que ni siquiera le hicieron cosquillas a los de Valverde que, atentos, esperaron a que volviera a llegar su oportunidad.

Así fue. A los 42 minutos se repitió la jugada del primer gol, sólo que a la inversa. Ahora fue Iñaki el que fabricó y Nico el que ejecutó. A Hermoso hay que imputarle la marca del primero y a Savic la facilidad con la que remató el segundo. Sea como sea el 2-0 se elevó al marcador de San Mamés para convertir la eliminatoria en una misión imposible. El Atlético necesitaba tres goles para forzar la prórroga con apenas 45 minutos por delante. Un verdadero salto de fe.

El equipo salió aún más hundido tras el descanso y el Athletic tuvo un par de contragolpes para marcar el tercero. Simeone captó el mensaje y tardó siete minutos en dar un golpe de timón con Barrios, Reinildo y Memphis, que reemplazaron a Nahuel, Hermoso y Correa con la certeza de que era imposible que lo hicieran peor que ellos.

Los cambios no modificaron nada porque el Atlético había bajado definitivamente los brazos. Y por si hubiera alguna duda, a los 60 minutos recibieron la puntilla: el Athletic tocó a placer ante la displicencia de la defensa rojiblanca, Oblak despejó horroroso el remate de Sancet y Guruzeta, a placer, empujó a la red para convertir el resultado en un verdadero castigo. Con media hora todavía por delante, del primer al último jugador atlético intentaron sin conseguirlo meter la cabeza en un agujero.

El resto del partido fue una fiesta para el Athletic y un calvario para el Atlético, aunque por lo menos consiguió acabar sin ningún lesionado y eso ya es noticia para este equipo. Ahora toca resetear y, de entrada, levantarse cuanto antes porque el domingo hay que ganar sí o sí al Betis.