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Paliza del manacorense (6-1, 6-1)

Nadal vuela ante Dimitrov y ya está en cuartos de Montecarlo

Rafael Nadal se impuso a Grigor Dimitrov en dos sets (6-1, 6-1) y se clasifica para los cuartos de final del Masters 1000 de Montecarlo. El manacorense sumó su segunda victoria en el torneo ante un rival al que tiene tomada la medida y al que no dio opción

Nadal avanza con paso firme hacia su primer gran objetivo en la temporada de tierra. El tenista balear completó con una nueva paliza su segundo partido en el Masters 1000 de Montecarlo y pasó por encima de Grigor Dimitrov por tercer año consecutivo en el torneo del Principado. Con un juego notable y una adaptación inmejorable a las condiciones de la pista, Rafa se cuela en cuartos de final, donde ya sabe que no estará Novak Djokovic, y se cita con el ganador del Bautista-Rublev, con el que luchará por un puesto en semifinales.

Después de una primera toma de contacto con Delbonis en la que las sensaciones fueron de notable alto, Nadal subía un peldaño más de dificultad con un jugador contrastado como Dimitrov en el horizonte. Irregular y dotado de cualidades mayores para pistas rápidas, lo realmente indiscutible en el búlgaro es su calidad, y capacidad para hacer daño a cualquiera si tiene el día. Nadal iba a comprobarlo en su segundo día jugando al mediodía en el Montercarlo Country-Club.

Las aspiraciones de Dimitrov pasaban por hacer lo que prácticamente nunca ante Rafa, al que le une una gran relación. El head to head entre ambos contendientes decantaba la balanza del lado de Nadal, con un apabullante 13-1 que se confirmaba con un pleno del balear tanto en tierra batida como en el propio Masters 1000 de Montecarlo, en el que se han enfrentado en tres ocasiones, incluyendo en las dos últimas ediciones del torneo (2018, 2019) en las que el número 3 del ranking ATP se impuso con resultado idéntico (6-4, 6-1).

Las piernas de Rafa se encontraban en perfecto estado pese a la inactividad de casi dos meses por sus problemas de espalda, y el comienzo del partido era la constatación de ello. Activando poco a poco sus golpes de fondo, el ídolo español gestionaba su tenis a partir de una movilidad diferencial, que le permitía devolver una y otra bola por mucha fuerza o efecto que imprimiera Dimitrov, y a partir de ahí construir sus puntos capitales para el partido.

Si contra Delbonis había sumado los cinco primeros juegos del partido con una superioridad intimidatoria, frente a Dimitrov, Rafa igualó la apuesta sin dar opción alguna al búlgaro de meterse en el marcador. Continuando con las similitudes del encuentro del miércoles, Nadal también cedió el sexto juego, antes de cerrar con su saque un primer set que da muestras de su perfecto estado de forma.

Dimitrov debía apretar al saque después de iniciar una progresión iniciada con dos primeros juegos de alevines. Cinco dobles faltas en los dos primeros turnos de servicio resultaban inadmisibles para un partido del más alto nivel, y aunque Grigor inició el segundo parcial metiendo en pista el servicio, el break volvía a caer del lado de Rafa, casi más cómodo cuando era el rival el que servía.

Nadal estaba desplegando un tenis espectacular bajo unas condiciones de alta complicación, en un día nublado y ventoso en Montecarlo, que en lugar de complicar al favorito le estaba lanzando directo hacia la victoria. Dimitrov, absolutamente desesperado, lo pagaba con su raqueta mientras los puntos, en su inmensa mayoría en el cómputo general y en su totalidad si hablamos de los importantes, caían del lado de su rival.

La victoria era una mera cuestión de minutos. Dimitrov lo alargó sumando su primer juego del partido, un juego en el que Nadal se relajó antes de poner el sello, antes de cumplirse la hora de partido, y mostrando candidatura para proclamarse vencedor por duodécima vez en Montecarlo. Queda mucho, muchísimo para ello, pero las sensaciones del príncipe de la tierra llevan a ello.